ZAMORA Y LOS ARRIBES DEL DUERO

LA CUNA DEL ROMÁNICO Y EL DUERO CON SUS PROFUNDOS CAÑONES

VIAJES. Por Eliseo Gómez Bleda.

Supongo que muchos de vosotros, igual que me ocurría a mí, aún no habéis visitado Zamora. Situada entre Madrid y Galicia, está un poco a desmano de la ruta. Siempre se para a comer en Benavente y sin desviarse hasta Zamora.

La verdad es que, después de haberla visitado, no puedo comprender cómo habiendo recorrido medio mundo, no he estado antes en Zamora. Quizá lo único positivo que nos dejó la pandemia es que, al no poder viajar a otros países, hemos tenido que recurrir a conocer mejor España.

Os puedo asegurar que esta ruta merece mucho la pena, me encantaron los pueblos de su provincia: Fermoselle, Toro, Benavente y Puebla de Sanabria.

La verdad es que, después de haberla visitado, no puedo comprender cómo habiendo recorrido medio mundo, no he estado antes en Zamora

Zamora es una pequeña ciudad -60.000 habitantes- llena de encanto, misterios, leyendas y, sobre todo, bellísimas iglesias románicas. Sólo en la ciudad hay 26. Además, nos encontraremos con una sorpresa maravillosa en nuestro viaje, los Arribes del Duero que, salvando las distancias, me recordaron a los fiordos noruegos en pequeño. Más adelante os comentaré.

La mejor época para viajar a Zamora es desde abril hasta septiembre y la peor en invierno, porque hace muchísimo frío. Aunque hay dos fechas en las que me han recomendado visitarla: en su preciosa Semana Santa, totalmente distinta a la nuestra; y en las fiestas de San Pedro, a finales del mes de junio, con sus famosas ferias del ajo y de la cerámica.

La distancia de Murcia a Zamora es de unos 650 km, con lo que saliendo temprano podemos llegar a comer. La pena es que no podamos ir en AVE, desde Madrid a Zamora -que sí lo tiene- se tarda 64 minutos.

Nuestro recorrido por la ciudad comienza en la calle Santa Clara, peatonal y llena de tiendas, que atraviesa toda la ciudad. Es un placer pasear por ella y ver alguna de sus bellas iglesias románicas.

Iniciamos nuestra visita por el punto más alto de la ciudad, donde esta situada su catedral, de estilo Románico del Duero, una de las más pequeñas y antiguas de Castilla-León. Declarada Monumento Nacional en 1889, fue construida por un sólo maestro, del cual se desconocen todos sus datos y, al parecer, se terminó su edificación en 1175, en el reinado de Alfonso VII.

Catedral de Zamora de noche.

Su cúpula es, con su decoración exterior en escamas de influencia bizantina, sin duda, su elemento más destacado y el símbolo de la ciudad. El coro, que también merece nuestra atención, fue construido por Juan de Bruselas. La Torre del Salvador, de 45 m de altura, es otra parte importante de la catedral en la que destaca su campanario de amplia planta. Pero quizá la Puerta del Obispo, situada en su fachada sur, es su pieza más importante.

No podemos dejar de ver el Museo Catedralicio, con acceso directo desde el claustro, donde se guarda una magnífica colección de tapices flamencos.

El castillo de Zamora es otra visita obligada. No es un palacio, es una fortaleza para proteger la ciudad. Situado en lo alto de un cerro, desde él se divisan muchos kilómetros de campos bañados por el Duero. Es el típico castillo de película con su foso, torre de homenaje y su patio interior.

La iglesia de Santa María Magdalena es una de las más significativas del románico de Zamora: su elegancia y su pureza hacen que sea de una construcción perfecta y una de las más bellas de la ciudad. Fue construida por el mismo arquitecto que la Catedral de Ávila.

Esta iglesia tiene varias leyendas, entre las más famosas están la que dice que si al entrar no ves al obispo labrado en su puerta meridional, no te casaras; y la que hace referencia a la existencia de un sepulcro románico donde, al parecer, está el cuerpo de la reina Dª. Urraca de Portugal. Toda la iglesia desprende una gran aura mística.

En el acceso norte del recinto amurallado de la ciudad está, muy bien conservada, la Puerta de Dª. Urraca, llamada así por encontrarse cerca del  palacio donde esta residió.

La casa del Cid, también conocida como el Palacio de Arias Gonzalo, es donde se criaron los hijos de Fernando I, junto con el Cid. Se trata de un edificio civil románico, de los pocos que quedan en España.

El Puente de Piedra es uno de los cinco puentes que atraviesan el Duero a su paso por Zamora. Posee dieciséis arcos y cruza una de las zonas más anchas del río Duero en la ciudad. Aunque hoy en día es peatonal, formaba parte de la Vía de la Plata y por él pasaban rebaños, mercancías y personas.

Puente de Piedra.

Os voy a comentar otras dos iglesias que me encantaron, pero la verdad es que todas –las 26- tienen su punto de belleza y misterio.

La iglesia de San Juan de Puerta Nueva, después de la catedral, es la iglesia más importante de Zamora. Situada en pleno centro histórico, en la plaza Mayor, sus portadas son una preciosidad y también su rosetón de rueda de carro.

Otra de mis preferidas es la iglesia de San Pedro y San Ildefonso, construida en piedra, románica pero con algunos toques de neoclasicismo. Tiene una espectacular bóveda y, a los pies del templo, se levanta una altísima torre campanario decorada con elementos barrocos, sobre la que se posa la estatua de San Pedro.

En nuestro paseo nos encontramos, en la famosa calle de San Torcuato, el precioso palacio de los Momos, una joya renacentista. Equipado por grandes ventanales, actualmente es la Audiencia Provincial de Zamora. Su fachada está llena de curiosas decoraciones de cadenas, animales y  plantas.

Hacemos un alto en el camino para comer y visitar algunas de las estupendas tiendas de productos típicos de la calle Santa Clara. Aconsejados por varios conocedores de la región, compramos unos buenos chorizos y unos mejores quesos. Entre estos últimos, recuerdo uno que me gustó especialmente: el Laurus.

Zamora se presta al tapeo en sus estrechas calles llenas de bares

Ya que hablamos de comida, os recomiendo algunos restaurantes: Asador Casa Mariano, La Sal y El Portón. En ellos degustamos platos típicos, como el arroz a la zamorana, que es una especie de paella, pero con panceta, salchichas, chorizo, manitas de cerdo y oreja. Vamos, una comida “ligera”.

Otro plato típico es la sanantonada, una especie de fabada, con habones de Sanabria y carne de cerdo. También son exquisitos sus dulces, entre los que tenéis que probar las cañas zamoranas, las aceitadas o el rebojo zamorano.

Estuvimos en Zamora un par de noches, los hoteles que vi más interesantes fueron el Zenit Dos Infantas, el NH Zamora Palacio Duero y el Parador, que está en pleno centro, en la Plaza de Viriato.

Zamora también se presta al tapeo en sus estrechas calles llenas de bares. La zona de Lobos y las calles Herreros y Cervantes son buenos lugares para degustar sus vinos, quesos y tapas. Una de las más famosas son los pinchos morunos. Unos pican y otros no, cuidado. También debéis probar los tiberios, que son mejillones con salsa de tomate picante.

La Semana Santa de Zamora es espectacular, se vive de día y de noche

Igualmente, uno de los mejores sitios para tapear es el bar Bayadoliz. También os recomiendo un bar muy agradable, junto a la plaza Mayor y la famosa estatua del Merlú, donde fuimos a tomar algo un par de noches: Los Caprichos de Meneses.

Calle Balborraz.

La Semana Santa de Zamora es espectacular, se vive de día y de noche. Según me han dicho, el Jueves Santo, sobre las tres de la madrugada, en la procesión llamada de Los Borrachos, se puede ver el baile de las Cinco Jotas. Y a las seis de la madrugada, siguiendo la tradición, todo el mundo se toma unas sopas de ajo para desayunar en los bares de la zona.

También tenéis que daros un paseo por la calle Balborraz. No os asustéis por lo empinada que es, merece la pena ver sus fachadas coloristas y sus casas modernistas. Según el ranking del Portal Oficial de Turismo de España, es una de las doce calles más bonitas de España.

Río Duero en Zamora.

Pero quizá, lo que no nos podemos perder son los cercanos Arribes del Duero, una maravilla de la naturaleza, un Parque Natural situado al oeste de Salamanca y Zamora y donde el río Duero hace frontera entre España y Portugal, formando unos profundos y extensos cañones, con una longitud de más de un centenar de kilómetros.

Imprescindible navegar por los cañones en un barco, para disfrutar del espectacular silencio y de la vista de águilas reales, buitres y cigüeñas

Las paredes de granito por donde fluye el río alcanzan más de 400 m y, en algunos sitios, llega a tener una profundidad de 85 m.

El Parque Natural de los Arribes en España y el Parque Natural Do Douro Internacional en el lado portugués forman un espacio fronterizo que convierte al Duero en un espacio de aguas internacionales, de soberanía compartida.

En los Arribes podéis visitar quince de los preciosos miradores y dos imponentes cascadas: El Pozo de los Humos y la Faia da Agua Alta, esta última en Portugal.

Imprescindible navegar por los cañones en un barco, para disfrutar del espectacular silencio y de la vista de águilas reales, buitres y cigüeñas que habitan por la zona.

Los sitios donde se puede embarcar son Aldeadávila de la Ribera y en Miranda do Douro (Portugal). Nosotros lo hicimos en este último para visitar este pueblo portugués y comernos un buen bacalao a la portuguesa.

En Aldeadávila de la Ribera podéis ver una presa impresionante de 139,5 m de altura, una de las mayores centrales eléctricas de  Europa. Propiedad de Iberdrola, genera energía para abastecer a más de 250.000 hogares.

Como curiosidad os diré que en esta presa se rodaron varias escenas, en 1965, de la película Doctor Zhivago, que obtuvo 5 Oscars.

Zamora es una ciudad poco conocida, pero creo que si la visitáis, disfrutareis como yo lo he hecho.

Puerta del Obispo – catedral de Zamora.

Recomendaciones de Eliseo

– Pasearnos por la calle Santa Clara.

– Admirar la calle Balborraz, aunque esté un poco empinada.

– Tomar un pincho moruno en el Lobo.

– Ir al anochecer al Mirador del Troncoso.

-Comer en La Rúa un buen arroz a la zamorana.

Eliseo Gómez Bleda.

3 comentarios en «ZAMORA Y LOS ARRIBES DEL DUERO»
  1. Francamente, tú artículo nos invita a viajar por las tierras de Castilla , disfrutar del románico tan interesante y navegar por las aguas del Duero.
    Genial!

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