BESOS

PINCELADAS. Por Zacarías Cerezo.

Estamos en tiempos en los que, por lógica prudencia, dosificamos los besos y los reservamos para el ámbito de lo íntimo. Es más, nos relacionamos con miedo y distanciamiento; el otro puede ser portador de virus. ¿A dónde van esos besos que no nos damos?, se preguntaba de manera retórica un cantautor. Algún día nos contarán los daños psicológicos que ha dejado la pandemia por los afectos no expresados, porque, sin duda, un beso es para algunas personas mejor remedio que una pastilla. Están descritos los beneficios del besuqueo: reducción del estrés, producción de oxitocina -la hormona de la felicidad-, protección contra la depresión e, incluso, reducción del colesterol. Además, consume calorías.

Sí, es verdad que hay besos de diversa especie y que no se ha besado igual en todas las épocas; ni en todos los pueblos se besa, ni se besa igual que aquí.

Dícese que el beso como estímulo erótico fue traído a Europa por Alejandro Magno, que lo conoció en la India, donde ya se usaba como práctica sexual. Porque el beso sensual del siglo XXI, tan popularizado por el cine y tan generalizado en todo Occidente, tiene una larga evolución que procede de la regurgitación del alimento de boca a boca, también llamada alimentación por besos, que se practicaba en los albores de la Humanidad de padres a hijos. Así de prosaico y así de pragmático para la supervivencia.

En la ilustración vemos El Beso, de Auguste Rodin (1840-1917), que representa a Paolo Malatesta y Francesca da Rimini, personajes de La Divina Comedia de Dante Alighieri. Francesca era hija de Guido da Polenta, príncipe de Ravena, obligada a casarse con Gianciotto Malatesta por intereses políticos. Pero la joven se enamoró de su cuñado y ambos fueron sorprendidos besándose mientras leían la historia de Ginebra y Lanzarote. El marido los mató a los dos a palos.

El grupo escultórico fue creado para La Puerta del Infierno por encargo del Estado francés, pero el autor la descartó después porque daba una sensación que era demasiado feliz para representar la tragedia. Es novedoso para la época el papel activo de la mujer, que abraza dominando y propiciando el momento íntimo y sensual.

Zacarías Cerezo. zacariascerezo@gmail.com



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