PERFIL DEL SOCIO. Por Pedro A. Campoy.
José Antonio cae bien antes de tratarlo y da la impresión de ser bondadoso y accesible. El caldero murciano y la fabada asturiana son sus platos favoritos y lo mejor de él es su vocación por la medicina y su afición al deporte. “Sé agradecer como nadie un pequeño elogio de la calidad de mi trabajo, porque me preocupa la condición humana”, afirma el entrevistado. Asimismo, nos aporta su visión sobre la situación actual: “La gente no se creía lo de la pandemia, pero vieron la gravedad cuando la gente se moría a centenares, se comentaba con tristeza…”.
“Me hice Socio del Real Casino de Murcia en octubre del 52. Un gran ambiente con unos empleados exquisitos”
Háblame de tu vida, de tu niñez y de tu historia.
Nací en Murcia y me matricularon en el colegio de los Maristas situado en el Malecón. En él estudié y, por suerte, estuve acompañado por José María Aroca en el mismo pupitre. Y, como es natural, nos hicimos buenos compañeros. Nos enseñaron valores cristianos y conseguimos tener una gran devoción a la Virgen María.
Estudié en Madrid y me decanté por la Medicina. Me gustaba hacer el bien a los demás y me incliné por la Pediatría en la Escuela Nacional de Puericultura.
Y tenías tiempo para el deporte, ¿verdad?
Sí, he jugado al tenis, al frontenis, al ajedrez, a baloncesto, a balonmano y he practicado buceo con escafandra.
También fuiste muy futbolero, ¿no?
Así es, recuerdo que mi padre me llevó a Madrid al ver el partido España-Argentina. En el que, por cierto, perdimos por 1/0.
¿Tenías un deporte favorito?
El buceo fue mi favorito. Buceando descubrimos una cueva subterránea entre Cabo Tiñoso y el Portús, donde metimos una Virgen de la Fuensanta.
¿Qué recuerdos importantes tienes?
Un gran recuerdo es mi matrimonio, estudiamos juntos la carrera, nos licenciamos en Medicina y nos casamos.
Igualmente, mi viaje por Bruselas a la expo, en el 58. Y cuando me hice Socio del Real Casino de Murcia en octubre del 52. Un gran ambiente con unos empleados exquisitos. Magnífico.
También la milicia aérea universitaria siendo alférez del Ejército del Aire. Estoy muy orgulloso de esa época en la que nos enseñaron a respetar y querer la gloriosa bandera española, a la que he jurado cuatro veces: Villafría –Burgos-; Alcantarilla; Cartagena, con la Infantería de Marina y en Getafe, Madrid.