«TARDE DE OTOÑO»

ARS CASINO. Por Loreto López.

Emilio Grau Sala

Saltamos de siglo, para continuar con nuestro recorrido por la pinacoteca del Real Casino. Hoy vamos a contemplar la obra “Tarde de Otoño” de un autor foráneo, Emilio Grau Sala (Barcelona 1911–1975), que trasciende su propio tiempo, acoplándose a la perfección en la decoración decimonónica del Congresillo.

Hijo del ilustrador Juan Grau Miró, su formación se conjuga entre las enseñanzas paternas y las académicas en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. En 1930 ya exponía individualmente en Barcelona, a la vez que formaba, junto a otros pintores, el efímero grupo denominado Independientes. Aunque su contacto con París es muy temprano, con el comienzo de la Guerra Civil española se instala en la ciudad francesa, con su recién estrenada esposa, la también pintora Ángeles Santos,  donde residirá por más de veinticinco años, desarrollando su prolífica actividad profesional. Pintor, muralista, escenógrafo e ilustrador, su trabajo es reconocido con exposiciones internacionales en las ciudades más importantes; Nueva York, Londres, Roma, Buenos Aires o Madrid, entre otras, obteniendo en el año 1958 el Premio de la Societé des Amateurs d´Art en París; y en 1964, el Premio Francis Smith en Argentina.


«NO QUIERO EL PAISAJE POR EL PAISAJE, QUIERO LA HUELLA HUMANA, EL HOMBRE EN EL PAISAJE»


Grau Sala no es un desconocido de los coleccionistas murcianos, entre 1970 y 75, fecha de su fallecimiento, expone en colectivas, junto a otros pintores de renombre nacional, en las salas Chys, Thais y Zero de nuestra ciudad. Su presencia continúa incluso tras su muerte, incluyéndose su obra en subastas, como la celebrada a favor de la Cruz Roja en abril de 1977 y a finales de 1976 la galería Zero le rinde un homenaje con una gran antológica.

Por estilo, del que es un buen ejemplo esta “Tarde de Otoño”, Grau es un pintor extemporáneo. Continuador del impresionismo, cuando este estilo ya había sido superado por las vanguardias, su pintura aúna los tonos cálidos, con ligeros toques intensos,  la luz suave, la temática amable, haciendo de la contemplación un momento de plácido relax; el mismo que el pintor parece disfrutar desde su ventana, mientras capta ese escenario donde la vida transcurre apaciblemente.

Comedido y metódico, trabajador y sumamente sencillo, alejado de la vida bohemia, así describe al pintor su entrevistador durante su primera exposición en Madrid, tras años de ausencia en España.

“No quiero el paisaje por el paisaje. Quiero la huella humana. El hombre en el paisaje… (Lo que más me divierte) Contemplar, observar a los otros. Pero siempre quedándome yo en mi balcón” (Entrevista a Emilio Grau Sala. Diario Línea. 29 de septiembre de 1963).


Restauradora

Loreto López

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