Los castillos del valle del Loira

Preciosos jardines, pueblos con encanto y grandiosos castillos en el «jardín de Francia»

Viajes, por Eliseo Gómez Bleda

Atardecer en Chambord

Hace años quise descubrir el valle del Loira y sus castillos, pero la verdad es que no me decidía porque pensaba que sería un viaje un poco monótono. Sin embargo, unos buenos amigos me convencieron y viajamos hasta allí, aunque fui un poco a regañadientes.

¡Qué gran error cometí al no haber ido antes! Os aseguro que este destino ha pasado a ser uno de mis favoritos y pienso volver nuevamente muy pronto. Con razón fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad. En el valle del Loira hay más de 300 castillos, aunque importantes son unos cuarenta. Casi todos son fortalezas defensivas, pero son joyas del refinamiento rodeadas de preciosos jardines y estanques. 

Castillo de Cheverny

Para hacer la misma ruta que yo se puede comenzar o bien por París, que está al este, a unos 160 km de Orleans, ya cerca del castillo de Chambord; o por el lado opuesto, al oeste, desde Nantes, para comenzar la visita por el castillo de Saumur. Nosotros, para evitar empezar por París y su tráfico, lo hicimos desde Nantes. En mi opinión, la mejor época para hacer este viaje es en primavera, de abril a junio. Para estar cerca de los castillos, es recomendable pernoctar en Tours, Amboise o Blois, preciosas ciudades que hay que visitar.  

Cuando llegamos al primer destino, el castillo de Saumur, a unos 150 km de Nantes, contemplamos las mejores vistas de todos los castillos de la ruta. Enclavado en una gran colina de la ciudad, es una fortaleza medieval con el Loira a sus pies. Desde sus miradores podremos disfrutar de la belleza del pueblo. En la planta baja del castillo hay un magnífico pozo de madera de 33 m de profundidad, con el que se abastecieron sus habitantes hasta finales del siglo XIX. En el primer piso hay un sorprendente museo de Artes Decorativas; y, en la segunda, el museo sobre el caballo, ya que Saumur alberga la Escuela Nacional de Equitación. Cerca del parking hay dos bares al pie del castillo: “L ́Orangeraie” y “Le Terrier du Chateau”, donde se pueden tomar unas cervezas con preciosas vistas.

Castillo de Chenonceau

La visita continúa hasta Chinon, una de las ciudades más pintorescas y románticas del valle del Loira. Su castillo real domina también toda la ciudad. Aquí hubo importantes acontecimientos en la historia de Francia, como el encuentro de Carlos VII con Juana de Arco. También fue la prisión de varios miembros de la Orden de los Templarios, antes de ser quemados en la hoguera de París. En el centro de la ciudad hay muchas casas de entramado de madera de la Edad Media y callejuelas serpenteantes llenas de bares, que hacen que tenga un gran encanto. Los jueves hay un mercado en la plaza de Juana de Arco con unas bellas vistas al río.

Después visitamos el Castillo de Villandry, con sus sorprendentes jardines (los que más nos gustaron de todo el valle). En total son 6 jardines de estilo italiano, considerados los más bonitos de Francia. Uno de ellos se llama el “jardín del amor”. Es recomendable subir al mirador para contemplarlos desde allí. Aquí residió durante varios años el ministro de Finanzas del Rey Francisco I. Ahora viven sus propietarios.

Aquí hubo importantes acontecimientos en la historia de Francia, como el encuentro de Carlos VII con Juana de Arco.

La ciudad universitaria de Tours, con un gran ambiente estudiantil, es el lugar idóneo para recorrer la cuenca del Loira. Aquí es donde elegimos establecer nuestro cuartel general: dormimos en el hotel Colvert, con mucho encanto, dirigido por un matrimonio muy amable, muy céntrico. Tours, es al parecer donde mejor se habla la lengua francesa. Pero, sin duda, lo que más nos gustó fueron los vinos blancos y los buenísimos quesos de cabra. Fue la capital de Francia con el rey Luis XI y hay que visitar el castillo, la catedral  de San Gaciano y la Basílica de San Martín.

Castillo de Saumur

A tan solo 25 km está la ciudad medieval de Amboise, que conserva el encanto de una ciudad real, cuyo castillo del mismo nombre domina el río Loira a su paso por allí. Aquí vivió el rey Francisco I y es también muy famosa por el castillo de Clos-Lucé, donde vivió Leonardo da Vinci, invitado por el rey Francisco I de Francia. No es una mansión espectacular, pero merece la pena la visita, donde hay un montón de inventos del polifacético italiano. Por cierto, la tumba de Leonardo se encuentra en el Castillo de Amboise. En Amboise también visitamos la Pagoda de Chanteloup, un monumento de inspiración china y en el que, cuando se suben sus 149 escalones, se divisa todo el valle.

El pequeño castillo de Gaillard es un paraíso con 60 variedades de cítricos. Fue un monje napolitano, Don Pacello de Mercogliano,  maestro jardinero de los reyes de Francia, quien inició la aclimatación de los primeros naranjos de Francia para recompensar al Rey por regalarle la finca de Chateau-Gaillard con un ramo de azahares cada año.

El río Cosson y Chambord

Pasados 15km se llega al Castillo de Chenonceau, también llamado el Castillo de las Damas, por la influencia de importantes damas en su historia. Construido sobre el río Cher y con una maravillosa arquitectura, es uno de los más pequeños castillos del Loira, pero quizá sea el más bello. Alberga una colección de pinturas y tapices de grandes maestros de Flandes y un precioso museo de cera en la Galería de las Damas. Pero, lo más curioso es la botica de la reina, que es donde Catalina de Médicis, conocida como la Reina Negra, se reunía con Nostradamus para preparar ungüentos y venenos con los que logró matar a varios de sus conocidos. Hay un paseo nocturno en barca por los alrededores del río Cher, en julio y agosto, que es algo inolvidable.

El próximo destino es el Castillo de Cheverny, situado a unos 40 km del último. Es el castillo más lujoso del valle del Loira, por sus suntuosos interiores y la preciosa finca, siendo uno de los imprescindibles de este viaje. Se enmarca dentro del estilo clásico francés y está conservado por la misma familia desde hace más de seis siglos. Es también famoso porque sirvió de inspiración al dibujante belga Herge para los famosos cómics de Tintín. En el castillo hay una exposición permanente e interactiva sobre él. Cheverny está rodeado por un inmenso parque lleno de canales y secuoyas, que hay que visitar con unos cochecitos eléctricos. Es tan frondoso que no se puede ver el castillo desde fuera.

El Castillo de Blois fue la residencia favorita de los reyes de Francia: en él vivieron diez reinas y siete reyes.

Para seguir la ruta, en menos de 20 minutos se llega a la preciosa ciudad de Blois, situada entre las ciudades de Orleans y Tours, a orillas del río Loira. Las casas de la ciudad vieja, sus iglesias y el castillo real forman un conjunto idílico. El Castillo de Blois fue la residencia favorita de los reyes de Francia: en él vivieron diez reinas y siete reyes. En el año 1429, Juana de Arco fue bendecida en su capilla antes de irse al sitio de Orleans. En su fascinante patio interior se celebra, de abril a septiembre, un espectáculo nocturno de luz y sonido que cuenta la historia del castillo.

Jardines de Clos-Lucé

Otra cosa sorprendente es la Casa de la Magia de Robert-Houdin, dedicada a la magia y al ilusionismo. Más tarde, nos fuimos a pasear por las callejuelas del casco antiguo, llenas de encanto. Hay múltiples terrazas donde degustar su buen vino. También visitamos la iglesia de San Luis, la de San Nicolás y los jardines del obispado.

Y, por fin, llegamos al castillo más imponente y grandioso: el de Chambord, a tan solo 17 km de Blois. Lo mandó edificar el rey Francisco I, aunque solo vivió en él unas pocas semanas. Es una obra maestra del Renacimiento y está lleno de misterios. Tiene 440 habitaciones y 365 chimeneas. Está inspirado en parte por los planos e ideas que dejó a su muerte Leonardo da Vinci, por ejemplo, la “escalera mágica de doble hélice”, que permitía que dos personas subieran y bajaran las escaleras al mismo tiempo sin cruzarse. El parque del castillo está rodeado por un muro de 32 km de longitud y es el espacio forestal cerrado más grande de Europa. El precio de la entrada es de 14,5 €, parecido al de los otros castillos.

Casa de la magia de Blois

Además del hotel Colvert en Tours, los hoteles más señalados de la zona son el Bellever de Amboise y el Mercure Centre de Blois. En cuanto a restaurantes, los más interesantes son el Souris Gourmande en Tours, Les Arpents en Amboise y la Brasserie Du Château en Blois.

Las comidas más típicas del Loira son, en primer lugar, las rillettes, un paté hecho a base de carne de cerdo cocida a fuego lento en su grasa, y las andouillettes, unas salchichas que se hacen con el estómago y el intestino del cerdo. En cuanto a dulces, la tarta tatin de manzana caramelizada se puede encontrar en todas las reposterías, así como los macarons, una especie de galleta de harina de almendra rellena de cremas de sabores.

Recomendaciones de Eliseo:

  • Subir a la escalera mágica de Chambord.
  • Ver el espectáculo nocturno de Blois.
  • Paseo en barca nocturno en Chenonceau.
  • Degustar una fondue en Souris Gourmande de Tours.
  • Cata de vinos en la bodega de Cuevas de Ambacia, en Amboise.
Eliseo Gómez Bleda.
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