Mágicas palabras, por Consuelo Mengual
En los relatos del escritor Trifón Abad recogidos en Quitamiedos (Talentura, 2021), encontramos todos los elementos de tensión y sorpresa que ocasionan al lector sensaciones de miedo y angustia desde la realidad imaginada, como así inauguró Edgar Allan Poe el cuento de terror con Berenice (1835), mediante una atmósfera inquietante y factores casi sobrenaturales.
¿Por qué nos cuesta tanto hacer las cosas por el gusto de hacerlas, sin necesidad de hacerlo para que nos vean?
Tanto en los ámbitos donde trabajamos como en lo personal es necesaria cierta comunicación, como ocurre en la escritura, donde necesitamos al receptor porque, realmente, no se escribe sólo para la intimidad de uno mismo. Hacen falta otros actos donde el compartir experiencias y generar conversaciones de vida nos llevan a buscar el reconocimiento. En los chicos se nos inculca desde muy temprano el carácter competitivo. Eso genera un sentimiento de ir mejorando, pero la esencia del disfrute, en sí mismo, se evapora. En la publicación de libros, a pesar de ser tan comercial, necesitamos estar, no somos tan independientes.
Aparece la idea de los accidentes mortales, sin culpa, que se producen por casualidad. Pudiera estar en relación con el alivio al dolor que siente el protagonista del cuento de Poe al visitar a la tumba de la amada que ha asesinado.
Para indagar sobre la casualidad me gusta explotar el límite entre la cordura y la obsesión. Cualquier cosa que no puedes explicar racionalmente te puede llevar a la obsesión. Nuestro trabajo, como individuos, es intentar controlar esas obsesiones, pero es muy difícil. Por ejemplo, hablo de lo extraño que me resulta el coleccionar cosas, como un vicio emocional, como una manera de buscar la unicidad, lo que es exclusivo.
¿Cómo es la supremacía de los hermanos mayores sobre los menores?
Me fijaba en mis amigos, que todos tenían hermanos mayores, pues yo tengo una hermana mayor, y observaba que, de pequeño se admiran, son el espejo en el que mirarse. En realidad, escribo que “somos seres invisibles para ellos, seres inferiores aún pendientes de evolucionar”. Luego la vida te va abriendo los ojos.
Una vida que parece sin sentido para los jóvenes de hoy. Curiosamente, Egaeus vive en su biblioteca, es un intelectual; Berenice es menos espiritual, va “vagando despreocupada por la vida”.
La adolescencia, por definición, es el proceso de encontrar el sentido de la vida. Te falta la madurez para comprender y aceptar. Poe era muy introvertido, vivía en su mundo. Hoy los chicos pueden estar en los recreativos o haciendo siempre las mismas cosas. Y el que se da cuenta de que no hay que entrar en ese ciclo queda marginado.
¿Se enamoran los chicos de las madres de sus amigos? En uno de tus cuentos hay un cierto guiño al final de Poe, como un símil con la extracción de los dientes de Berenice, que pueden tener también una clara connotación sexual.
Se idealiza a las madres de los amigos. Y puede ser una interesante ese símil como el cierre de una etapa. El uso del elemento objeto es un recurso literario como una vía de escape.
Planteas una cierta ironía sobre la beneficencia.
Esto viene porque estuve trabajando un tiempo para un medio especializado en relojería de lujo, donde se realizan muchos eventos de beneficencia, muchos de verdad pero otros sólo para salir en la foto. Inventé la apraxia oral de un niño como un recurso fácil en un cuento muy difícil técnicamente y donde hay muchos personajes, silencios y repeticiones incómodas. Todo depende de la mirada de la protagonista, no podemos saber lo que va pasando hasta que ella no llega al lugar.
La utilización del tiempo en presente da intensa cercanía a los relatos.
Suelo utilizar el presente porque me da más posibilidades de tensión; como un diario, en el que no puedes desenlazar porque siempre estás escribiendo. El pasado hace perder esa presión.
El papel del personal de servicio une también ambos relatos. La sirviente Rebeca deja que se produzca el fatal desenlace sin intervenir, como una manera de poder sobre su ama. En Poe, un criado irrumpe informando que la tumba de la amada ha sido profanada.
El servicio lo sabe todo, te da juego a la hora de conocer secretos y es una manera de comportamiento poderoso.
La locura está presente. ¿Son los demonios de la cabeza los más poderosos? Al igual que el terror a través de imágenes realistas de Poe; la agudeza en el terreno resbaladizo entre la cordura y la demencia.
Hay que intrincar con el relato gótico clásico, con Poe, como precursor del relato de terror. Ahí me interesa mucho la literatura comparada. Estudié también mucho a Quiroga, que no tiene antecedente de literatura de horror en español. Hay que leer su cuento “El almohadón de plumas”, amor, locura y muerte. Mi triunvirato de autores sería Quiroga-Cortaza-Borges. Pero ya Poe estaba en mí cuando comencé a escribir sin darme cuenta. Me interesa la locura porque cuando sobrepasas el límite de lo permitido, las normas que sitúan la razón, se incurre en el mal. Si le metes más obsesión o ambición de la que el límite permite, la persona explota.
“¿Acaso no nos quedaremos sin tiempo?”
El humano necesita dominar el tiempo porque es otra frontera más a la locura. Cuando empezaron a medir el tiempo lo fue con relojes de sol para contar el tiempo de trabajo y calcular el salario. Si el día estaba nublado, lo hacían con la clepsidra, o reloj de agua. Los monjes hacían rayas a los cirios y el consumo de la vela les indicaba el tiempo. A pesar de ello, es posible que el hombre se haya quedado sin tiempo porque estamos desaprendiendo a disfrutarlo. Cuando decimos que estamos perdiendo el tiempo es porque no nos sentimos productivos. Aun así, mejor ser positivos y decir que no nos quedaremos sin tiempo porque, por suerte, conforme gastamos el tiempo más partido le sacamos, conscientes de que nos queda menos.
El narrador suele ser desconocido casi hasta el final del cuento. Al igual que los silencios narrativos de Poe, al no contar todo pero hace que el lector lo imagine.
El uso de los silencios, las elipsis, ayudan a que el relato sea más divertido. El relato, pese a su carácter de ser más corto, permite expresar historias más complejas. El narrador es el autor que muestra esa herramienta.
El miedo está presente. En Berenice se pregunta: “¿Cómo es que de la belleza he derivado un tipo de fealdad; de la alianza y la paz, un símbolo del dolor?”
Esa es la base de partida del tipo de cuento que me gusta. De la normalidad buscar el extrañamiento, que genere inquietud, distorsión de las normas de la realidad. Romper la lógica hace que surjan argumentos interesantes.
“El atardecer y la contaminación se aliaban para envolver en penumbra la ciudad”
Me interesa la ciudad en el relato, mi anterior libro se titulaba Que la ciudad se acabe de pronto. Vivir un tiempo en Madrid me hizo sentir la ciudad como concepto de colmena, ejemplificar cómo las tensiones pueden surgir de la cosa más bella, así como transmitir armonía se impide por el conflicto social.
¿Siempre hay algo sobre lo que avergonzarse del pasado?
“El pasado es un concepto temporal demasiado amplio y difuso como para atreverse a contemplar su inmensidad sin hallar nada de lo que avergonzarse”. El pasado es un elemento interesante como punto de partida de un relato con un personaje que esconde un secreto y se va revelando poco a poco.
¿Y por qué ese afán de almacenar del ser humano? Dice que los trasteros son “lugares donde se oculta lo que le sobra a la vida”.
Nos pasa que lo guardamos todo pero, en realidad, almacenamos muchas cosas que no echamos de menos.
¿No sirve de nada llegar el segundo?
Hay un poco de hipocresía porque, como enseñanza está bien que nos digan que lo importante es participar, pero no nos enseñan a gestionar el no ganar. Por eso, la realidad es que queremos ser los primeros en todo lo que hacemos.
¿Cómo es una persona de luz, con energía carismática?
La persona que cuando te encuentra no te pregunta: ¿cómo estás?, sino ¿qué te preocupa? Es una manera de tender la mano. Me pasa que me gusta sentir que la gente está bien conmigo, estar con personas que no buscan conflictos.
¡Qué original imaginar que los lunares del cuerpo son notas musicales!
En un mosaico de lunares hay una partitura. Es una forma de ejercicio de creación en torno a la idea de lunar; supone ir desde lo más intenso narrativamente a una intervención musical.
¿El pánico bloquea?
Es lo que más bloquea. Hay que huir del pánico, no estar en él, es lo más contrario a la tranquilidad. En Poe está siempre el pánico, algo muy antiguo, más fuerte que el terror.
¿Qué es la conciencia? En relación a la idea de una doble vida, que enlazaría con Egaeus, que deshumaniza a su amante cuando enferma.
La conciencia es la frontera, el yo con el que conversamos, lo que nos marca el límite para no ir al mal.
¿Hay ideas germinales en sus relatos?
En los títulos, intento trabajarlos bastante, con una intención circular o contextual o poética. Un título me puede desencadenar el cuento entero. Quitamiedos suena a algo extraño y el pulpo con sus tentáculos de la portada es muy sugerente.
Sencillamente formidables preguntas