ARS CASINO. Por Loreto López.
La colección de arte del Real Casino de Murcia vuelve a verse incrementada con esta nueva adquisición que enriquece la interesante pinacoteca histórica de la entidad, al tratarse de la obra de un autor murciano, coetáneo de los orígenes de la misma, que aún no se encontraba presente en ella. Estamos hablando del gran pintor Inocencio Medina Vera (Archena, Murcia, 1876 – 1918) y de su cuadro El impresor, que ya luce en la sala de El Congresillo para disfrute de todos los visitantes.
Hijo de los maestros de Archena Miguel Medina y Pilar Vera, su formación inicial fue completamente autodidacta, pasando más tarde a estudiar Dibujo y Pintura en la Real Sociedad Económica de Murcia, donde fue premiado a los 16 años con la Medalla de Plata. El joven e inquieto Inocencio marcha a Madrid en 1893, asistiendo como alumno libre a las clases de la Academia de San Fernando, dos años más tarde conseguiría una beca de la Diputación de Murcia para continuar oficialmente sus estudios en ella.
El periodo de su servicio militar en Cartagena sirve para estrechar el vínculo que le unía a su primo, el poeta Vicente Medina, iniciándose entonces esa colaboración entre escritor e ilustrador que se mantendrá toda la vida.
A su vuelta a Madrid comienza a colaborar con sus ilustraciones en varias revistas, actividad que también se mantendrá ya a lo largo de su trayectoria. La Revista Moderna, el Madrid Cómico, el ABC o el Blanco y Negro cuentan con sus viñetas de humor, caricaturas y dibujos o aguadas; ilustrando también novelas cortas de las colecciones literarias El Cuento Semanal y Los Contemporáneos.
En el terreno de la pintura ornamental se inicia de la mano del entonces consagrado pintor decorador Antonio de la Torre, quien lo reconoce como ayudante aventajado y colaborador en algunas de sus obras, como las efectuadas en 1901 en la decoración del Teatro Romea de nuestra ciudad tras el incendio sufrido. Más tarde, adoptando el estilo modernista de moda en ese momento, realizará las decoraciones del Café Moderno de La Unión, otro café en la calle de la Marina Española de Cartagena y en esta misma ciudad un mural para la antesala de la nueva Alcaldía.
Como pintor de caballete es continuador de la tradición costumbrista, evolucionando desde una pintura contenida y minuciosa, de dibujo preciso, a la soltura de técnicas más acordes con las nuevas corrientes artísticas, donde la atmosfera y la luz juegan un papel fundamental, dejando deliciosas muestras bien conocidas por todos los aficionados al arte, como el magnífico cuadro, cedido por el Museo del Prado a nuestro MUBAM, Un día más; siendo recompensado con premios y distinciones en las exposiciones nacionales de Bellas Artes en diferentes años.
Su vida y obra se desarrollará entre su Archena natal y Madrid hasta finales de 1911, fecha en la que animado por Vicente Medina y el poeta sevillano Juan Antonio Cavestany se traslada a Buenos Aires, para asumir la dirección artística de la revista La Semana Universal, editada por el Círculo Español de aquella ciudad, donde también fundó un salón de artes y antigüedades. Es un periodo de idas y venidas entre Argentina y España, realizando exposiciones en ambos continentes.
Alarde de técnica claramente impresionista que capta el instante fugaz en el que la mirada del personaje se dirige al espectador
Será en este periodo cuando pinte la obra que hoy presentamos, correspondiendo a una serie de pinturas sobre oficios que obtuvieron un gran éxito entre la crítica del momento, siendo reproducido de esta misma serie en la revista gráfica La Esfera en enero de 1914 el titulado El restaurador de santos.
En El impresor podemos apreciar la maestría conseguida en la plenitud de su carrera, truncada prematuramente cuatro años después, cuando tan solo contaba con cuarenta y dos años. Sobre la base de un dibujo y una composición esmerada, el óleo se nos manifiesta con vibrantes pinceladas cortas de luminosos tonos, con un alarde de técnica claramente impresionista que capta el instante fugaz en el que la mirada del personaje se dirige al espectador.
Por todos es reconocida la importancia de este pintor e ilustrador que trascendió los límites regionales y que desde ahora pasa a formar parte del Real Casino de Murcia con esta nueva joya.