ETIMOLOGÍAS. Por Santiago Delgado.
En el fondo sur del Mar Menor, separado de las aguas por algunos cientos de metros, se halla la población de Los Belones. Estructuralmente, es hermana de Los Nietos y de Los Urrutias; es decir, un artículo plural seguido del apellido de los colonos que se establecieron. Otro caso distinto es el uso en singular, que ya trataremos. En estos dos casos, queda claro el origen, porque los apellidos de los instalados en el terreno son hispanos y reconocibles. No sucede así en el caso de Los Belones.

Bien, vayamos al grano. En tiempos de Floridablanca, dos marselleses, hombres de empresa, se instalan en la zona, al abrigo de las dos fuentes, la grande y la chica. Por eso, el cerro que abriga del mar mayor al enclave se llama Cabezo de la Fuente, aunque son dos. Bien, estos marselleses se apellidan Belón, escrito ya a la española. Como son dos, enseguida, los nativos circundantes, lo pluralizan y le quitan la posible palatal lateral, la castellana “ll”, que acaso nunca se llegó a pronunciar, ni en francés siquiera, pues no existe en ese idioma la “ll” castellana. Mucho menos en el muy suponible italiano de procedencia premarsellesa.
Llegan y plantan arbolado en el entorno. Pero mueren en la peste amarilla del 1802. En ese tiempo, ya vienen desde Cartagena y otras partes gentes que levantan muro y vivienda. Para ese tiempo, ya se llama al sitio Los Belones. O sea, “lugar donde se han instalado los hermanos Bellon, y léase la doble elle como una sola. Y, eso, sí, sin nasalización de la ene terminal.
Los Belones, en pureza etimológica significa los bellezones, tanto en el sentido aumentativo como en el afectivo

Hoy Los Belones no suena a toponimia de apellido, como sus vecinas de litoral antedichas. Y tiene un aire algo chusco, inmerecido. No es un aumentativo despectivo, como pudiera ser entendido por mentes indoctas. Bellon, en francés, es préstamo de Bellone, italiano. Pero en francés ya ha perdido el sentido de su raíz, que viene de belleza. Y en español, todavía más. Así que Los Belones, en pureza etimológica significa los bellezones, tanto en el sentido aumentativo como en el afectivo. Pero esa pureza etimológica, repetimos, ya no tiene vigencia. Para quien lo sabe, es el recuerdo de los primeros colonos del terreno, una vez que se perdió el miedo a los piratas berberiscos, a los que se ahuyentó con las torres vigías. Tres siglos de saqueos y captura de esclavos para Berberia.
Así que en Los Belones tenemos reminiscencias toponímicas francesas e italianas, ahí es nada. Sucede que están escondidas en un vocablo que incita a la consideración de algo tosco y plural, poco fino y eso. Pero no.
¡Viva Los Belones!
