DE MURCIA AL CIELO. Por Carmen Celdrán
En el corazón de la Cordillera Sur de Algezares se alza el Santuario de la Fuensanta con un entorno más que privilegiado, un parque protegido y un mirador único.
Pues bien, el entorno sigue siendo privilegiado, pero el parque no es protegido. La suciedad, los grafitis y restos de botellones hacen del lugar un sitio lamentable.
Para colmo de males, hace poco me entere por la prensa de que el muro del mirador oeste había colapsado debido a su pésimo estado y a las últimas lluvias. Los restos de cascotes cayeron sobre la cueva de la primera camarera de la Virgen de la Fuensanta, Francisca de Gracia “La cómica”, y entre la V y la VI estación del Viacrucis. Curiosamente, la VI estación tradicionalmente representa el momento en que la Verónica limpia el rostro de Jesús con un paño.
Esto tiene un significado: la compasión cristiana. Quizás esto arroje un mensaje a la ciudadanía murciana para que seamos compasivos y cuidemos el patrimonio. Nosotros, como ciudadanos, deberíamos sacudir las conciencias para ayudar al Cabildo a reparar y asegurar la zona y para evitar que ocurra un accidente que tengamos que lamentar. Debemos garantizar toda su puesta en valor, pues el Santuario es un BIC que no merece un entorno cada vez más degradado, sucio y decadente donde se encuentra casi todo el año la patrona de Murcia. Y con un mirador cerrado por derrumbe.
Quisiera hacer un llamamiento a las entidades públicas y a todos los murcianos a los que les preocupe el patrimonio para contribuir con una aportación y recuperar un entorno único, dado su avanzada degradación. Ayudemos al Cabildo catedralicio a través de donaciones públicas o privadas. Invirtamos en su conservación y convirtamos el entorno de la Fuensanta en un sitio digno para la patrona de Murcia. Recordemos que la Morenica deja su Santuario dos veces al año, destacando siempre la romería de septiembre, su tradicional y más multitudinaria “subida”. Recemos para que se obre el milagro, con unos versos de Jara Carrillo:
Eres, Fuensanta el consuelo
de este murciano jardín:
oración que sube al cielo
pasa por tu camarín.