SIENA

VIAJES. EL TROTAMUNDOS DEL CASINO. Por Eliseo Gómez Bleda.

Rodeada por las colinas de la Toscana, la ciudad permanece dormida desde el siglo XIII

Piazza del Campo.

Cuando visité por primera vez Siena y di un pequeño paseo por la ciudad, la sensación que tuve fue de que me encontraba a principios de siglo XIII, que había utilizado una máquina del tiempo y me había trasladado al momento de su mayor esplendor.

Está situada en el corazón de la Toscana, con unos paisajes maravillosos y es la gran rival de Florencia, con el mejor arte del renacimiento y la popular Pisa, con su torre inclinada. Pero cuando descubrimos Siena, vemos que está a la altura de las otras dos.

Los orígenes de la ciudad se remontan al siglo IX a.C., fundada por los etruscos. Siglos después fue ocupada por los romanos y, más tarde, en los siglos XII y XIII, alcanzó su máximo esplendor como Republica de Siena.

En el siglo XIV cayó en desgracia a causa de una mortal epidemia de peste, en la que murieron las tres quintas partes de la población. Dejó de ser república y fue una ciudad olvidada. Precisamente una de las virtudes que tiene ahora mismo Siena es que está igual que en el siglo XIII, sin nuevos edificios y conservando sus costumbres. Casi todas sus maravillosas construcciones, como la catedral, el Palacio Público o la Torre de Mangia, se realizaron en esa época y es, como dije antes, una ciudad dormida en el pasado.

Siena tiene muchas facetas en una sola ciudad, es un gran centro universitario y todo es arte, cultura y muy buena cocina

Según la leyenda, fue fundada por Asquio y Senio, hijos de Remo, hermano de Rómulo, fundador de Roma. El emblema de la ciudad es la loba que amamantó a Rómulo y Remo, igual que el de Roma.

El centro histórico de Siena está declarado Patrimonio de la Humanidad, desde el año 1995. Tiene muchas facetas en una sola ciudad, es un gran centro universitario y todo es arte, cultura y muy buena cocina.

Su arquitectura es de estilo gótico italiano y, por daros un anticipo, solamente por la visita a su catedral ya merece la pena el viaje. Es, quizá, la iglesia más espectacular y preciosa que conozco.

Por el momento, no tenemos vuelos directos para visitarla, tendríamos que volar hasta Florencia, que está a unos 70 km., o hacerlo hasta Pisa, a unos 120 km. Lo ideal sería visitar las dos ciudades rivales, Siena y Florencia y algún pueblo cercano de la Toscana, como San Gimignano o Monteriggioni, de los que os hablaré más adelante. Os puedo asegurar que es un viaje de ensueño.

La mejor época para este viaje es primavera, desde mayo a junio o en septiembre y octubre. Con una buena temperatura, disfrutaremos también del campo de la Toscana.

Nuestro punto de partida para admirar la ciudad es su plaza más emblemática, la Plaza del Campo, donde se celebra la famosa carrera del Palio. Aquí están algunas de sus construcciones más famosas: la Torre Mangia, el Palacio Sansedoni o el Palacio Público. La plaza es de forma trapezoidal o de concha y está ligeramente inclinada hacia el centro, donde está la fuente Gaia.

El ambiente es extraordinario, por su grandiosidad y apariencia medieval, toda llena de palacios, bares y restaurantes. En las pequeñas callejuelas que rodean la plaza hay tiendas y talleres, donde podemos comprar productos de artesanía local.

El Palacio Público ha sido la residencia de las autoridades de Siena desde el siglo XIII. Actualmente, se pueden visitar las mejores salas del Palacio, como la Sala della Pace, con unos preciosos frescos panorámicos medievales.

La Torre Mangia, anexada al Palacio Comunale, tiene una altura de 102 metros, exactamente igual que el campanario de la catedral, como símbolo del equilibrio alcanzado entre el poder divino y el terrenal. Ambas son visitables y, la verdad, las vistas son preciosas.

El Duomo o la catedral de Santa María Assunta es, sin duda, una obra maestra románico-gótica

En la plaza nos llamará también la atención el Palacio Sansedoni, construido a mediados del siglo XIII, uniendo cinco casas particulares. Hoy en día es la sede de la Fundación Monte di Paschi di Siena, del banco del mismo nombre. El banco, uno de los más antiguos del mundo, fundado en 1472, es donde trabajan la mayoría de los sieneses. Tiene 33.000 empleados y el 40% de la población de Siena tiene alguna relación con él.

Catedral de Siena.

El Duomo o la catedral de Santa María Assunta es, sin duda, una obra maestra románico-gótica. Fue consagrada en el año 1179, aunque las obras duraron dos siglos más, hasta el XIII. Siena estaba en todo su apogeo y quería tener el Duomo más grande de la cristiandad, pero todo se paralizó por la peste de 1348 y podemos ver la fachada de la ampliación incompleta y restos de las columnas.

Todo su interior es de mármol blanco y negro, colores del escudo de Siena. Además, está repleto de obras de arte: el púlpito de Nicola Pisano o el altar con cuatro esculturas de Michelangelo. Al lado del altar está la Biblioteca de Piccolomini, con pinturas de Donatello.

Pero, quizás, la obra más increíble que hay en el Duomo es su pavimento con mármoles. Cincuenta y seis paneles que representan la Revelación, algunos de ellos están cubiertos y solo se exponen en días especiales.

Después de tanta belleza y arte, al salir de la catedral fuimos a comer. La cocina sienesa está cuidada y abundan las especias y las plantas aromáticas, aunque utilizan muchas recetas antiguas de origen campesino con hortalizas, legumbres y pan. Destacan la calidad de su carne y uno de los mejores vinos del mundo.

En una mesa típica de Siena, lo primero que encontramos es una fuente de quesos y embutidos. El Pecorino di Pienza, muy sabroso, es de los mejores quesos que podemos probar. Los embutidos más habituales son la panceta, el jamón y el salami. Otros fiambres característicos son la finocchiona (salami con hinojo) y el capocollo (una especie de salchichón con ajo y pimienta).

La cocina sienesa está cuidada y abundan las especias y las plantas aromáticas

Los primeros platos típicos son el pici all´aglione, pasta típica de la Toscana, con un tipo de ajo que solo crece en Siena, aceite de oliva, tomatitos y vino blanco. Y los pappardelle al ragú de liebre. Como segundo plato, el más famoso es la bistecca de carne chianina, vacas criadas en las afueras de Siena, muy parecido a la bistecca a la florentina.

Entre los postres de la cocina sienesa nos encontramos con el panforte, cuyo origen es muy antiguo, elaborado con una receta de hace mil años. Es una especie de tarta rellena de miel, almendras, fruta confitada y azúcar. También le añaden nuez moscada, clavo y canela. Y es esta curiosa mezcla entre dulce y especiado lo que le hace ser muy peculiar. Se toma en invierno y en Navidad.

Los restaurantes que os recomiendo son La Taberna de San Giuseppe, la Piccola Ciaccineria (pizzas) y la Antica Salumeria Salvini (tienda-restaurante de embutidos). En cuanto al alojamiento, para pasar uno o dos días, los hoteles que conozco son el NH Siena y el Palazzo di Valli.

Embutidos de Siena.

Seguimos descubriendo Siena y visitamos el Baptisterio de San Juan, otra de sus joyas, cuyo interior está lleno de frescos en techos y paredes. Aquí está la pila bautismal, construida con bronce y mármol por Donatello.

La basílica de Santo Domingo de estilo gótico es otra visita imprescindible. Tiene varios frescos de la vida de santa Catalina y en ella está el tabernáculo, donde se conserva la cabeza incorrupta de la santa.

La Piazza del Mercato, conocida como Tartarugone, es una de las más importantes y, si coincide que la visitáis en domingo, la veréis llena de gente y con una gran variedad de productos frescos, con mucho colorido.

Otras visitas que no os podéis perder son el palacio Chigi Saracini y el castillo de Santa Bárbara. Aunque he querido dejar para el final, quizás lo más famoso de Siena, su carrera del Palio, una de las más antiguas del mundo. Se celebra dos veces al año, el 2 de julio y el 16 de agosto, en la plaza del Campo.

Es una carrera de caballos sin montura en la que participan los 17 barrios de Siena, también llamados contradas, cada uno con su bandera. Una vez al año se sortea qué diez barrios pueden participar y se adjudica, también por sorteo, qué caballo le corresponde a cada uno. Los siete barrios que quedan fuera de la carrera participan el año siguiente junto a otros tres elegidos entre los diez participantes del año actual.

El Palio lo gana el caballo que entre primero en la meta con o sin jinete. El recorrido son tres vueltas a la plaza, aproximadamente un minuto. Al caballo y jinete ganadores, se les pasea por todo el centro de la ciudad y se les lleva a la iglesia para dar gracias. Ver la carrera en algún balcón de la plaza cuesta 500 euros. El día anterior a la carrera hay un desfile histórico que parte de la catedral y llega a la plaza del Campo. En ella participan las instituciones históricas ciudadanas y los componentes de los distintos barrios. Cada niño de Siena será toda su vida del barrio donde nació y llevará los colores que pertenecen a su distrito en todos los actos en los que participe.

Estad atentos a los ruidos subterráneos, ya que, al parecer, en el subsuelo, hay un gran río fantasma que recorre la ciudad

La calle principal y refinada de Siena es Banchi di Sopra, donde encontraremos un montón de casas con el escudo heráldico de sus propietarios y tiendas de marcas famosas.

Cuando visitéis Siena, estad atentos a los ruidos subterráneos, ya que, al parecer, en el subsuelo, hay un gran río fantasma que recorre la ciudad. De vez en cuando se oyen sonidos extraños que son del río Diana, aunque nadie lo ha visto nunca.

Tampoco os podéis perder una excursión a los dos pueblos cercanos que os he mencionado al principio: San Gimignano, “la ciudad de las torres” o también llamado “Manhattan medieval” y Monteriggioni, con un ambiente maravilloso de cuento de hadas.

Estoy seguro de que, a los que aún no conocéis Siena, si hacéis este viaje, os fascinará, como me pasó a mí. Buen viaje y espero que pronto podamos viajar sin ningún temor.

Recomendaciones de Eliseo

– Subir a la Torre Mangia y divisar el panorama.

– Sentarse en el café Nannini, en la plaza del Campo y tomar una cerveza.

– Pasear por las callejuelas del centro y degustar un cantuccini con un vino dulce.

– Ir a las tiendas de la Via Banchi di Sopra y comprarnos algún recuerdo.

Eliseo Gómez Bleda.
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