HUELLAS DE NUESTRO PASADO. Por Joaquín Pérez Egea.
En los últimos seis números de RCMAGAZINE, especialistas y profesores entrevistados en esta sección han repasado, desde una perspectiva amplia y con un enfoque divulgativo y científicamente riguroso, las “huellas de nuestro pasado” que conforman el periodo conocido como Prehistoria, anterior al conocimiento de la escritura.
En la primera entrega, María Haber Uriarte, arqueóloga y experta en paleoantropología, destacó que “en Cueva Victoria, en Cartagena, hay vestigios datados hace 1,2 millones de años, … En Cueva Negra, en Caravaca, se ha constatado científicamente la presencia humana hace 800.000 años”. Estas dataciones confirman la presencia en este territorio de un tipo de Homo heidelbergensis en los momentos más remotos de ocupación humana de la Península Ibérica.
Tras un periodo poco investigado, en la Región de Murcia se encuentran magníficos yacimientos del periodo neandertal, fechados entre hace 130.000 y 50.000 años. Los esqueletos encontrados en la Sima de las Palomas, en Torre Pacheco, “son considerados los más completos y mejor articulados de esta especie en el mundo”. El conjunto de estudios realizados en esta región ha aportado “mucha información … siendo impactante la demostración de que contaban con capacidad cognitiva y elementos simbólicos”.
Ignacio Martín Lerma, doctor en Prehistoria, arqueólogo y Vicedecano de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, profundizó en “el impresionante registro fósil y lítico que tenemos en nuestra Región” y destacó que las investigaciones más recientes nos acercan a un Homo neanderthalensis “mucho más parecido a nosotros de lo que nos pensábamos”.
Hace aproximadamente 40.000 años, aparece en esta zona el Homo sapiens, “mejor preparado fisiológicamente para enfrentarse a las adversidades climáticas de ese periodo”. Estos sapiens del Paleolítico Superior “somos nosotros, pero con un modo de vida que nada tiene que ver con el actual”.
Emiliano Hernández Carrión, exdirector del Museo Municipal de Jumilla y miembro de numerosos organismos científicos, gran especialista en arte rupestre, señaló que en la región hay muestras de pintura paleolítica, pero destacan “las del periodo conocido como Postpaleolítico, con gran riqueza en pintura de arte levantino y de arte esquemático”, datada entre hace 10.000 y hace 5.000 años. Estas expresiones artísticas están reconocidas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad desde 1998.
Para Joaquín Lomba Maurandi, profesor titular de Prehistoria la Universidad de Murcia, “El Neolítico es un antes y un después. Se pasa de pequeños grupos depredadores, de cazadores-recolectores móviles a comunidades mayores, sedentarias, productoras de alimentos, con agricultura y ganadería, más complejas socialmente. Es el principio de todo: nosotros somos bastante neolíticos”. Estos grupos ocupan y dominan su entorno y “se produce una apropiación simbólica del paisaje”. El periodo Neolítico se inicia en las costas mediterráneas peninsulares “alrededor del 6000 a.C. mediante pequeños grupos que interactúan con las poblaciones autóctonas … El mestizaje es un factor intrínseco a los pueblos mediterráneos desde la Prehistoria”.
La población del Neolítico final o Calcolítico, entre 3500 y 2200 a.C., se caracteriza por la sedentarización y la complejidad social, por demostrar “más violencia que en periodos anteriores” y por su conocimiento de la metalurgia del cobre, aunque solo lo emplearon en elementos de prestigio.
Eva Celdrán, arqueóloga del ‘Proyecto Bastida-Almoloya’ de la Universidad Autónoma de Barcelona, nos ilustró sobre la cultura del Argar, en la Edad del Bronce, que “surge en torno al 2200 a.C., cuando en toda Europa se producen profundos cambios en las relaciones sociales, políticas y económicas. Se extiende por el sureste de la península ibérica y perdura alrededor de 650 años”. Esta cultura se caracteriza por “una notable concentración de la riqueza y un estricto control de los recursos por parte de una élite reducida”.
Aparecen las ciudades, con un patrón de asentamiento en zonas elevadas, con fortificaciones defensivas y planificación urbana. “Nuestro equipo de investigación sostiene que El Argar se organizaría como un estado, especialmente en el apogeo de esta cultura, en sus últimos dos siglos de existencia”. Hacia el 1550 a.C., por factores de subsistencia o de tensión social, se produjo un colapso y un rápido abandono de las ciudades y del modo de vida argárico.
Mila Ros Sala, profesora titular de la Universidad de Murcia y arqueóloga, nos descubrió el periodo histórico conocido como Bronce Tardío y Final, datado aproximadamente entre 1500 a.C. y 600 a.C. “Tras el Argar se produjo una reducción poblacional importante, … (con) nuevas estrategias socioeconómicas y una sociedad más dinámica, menos cerrada en si misma, que intensificó las relaciones intraterritoriales y con otras sociedades mediterráneas y europeas”.
Las sociedades del Bronce Final “tienen una economía ya claramente de mercado, basada en la acumulación de riqueza” y resultan atractivas para los comerciantes marítimos del Mediterráneo oriental. En Mazarrón, hay “actividad metalúrgica dirigida a la obtención de plata por fenicios desde principios del siglo VII a.C. … (y) la presencia de comerciantes helenos está constatada desde el siglo VI a.C.”
En la Región de Murcia contamos con valiosos yacimientos de todas las épocas de la Prehistoria, muchos de ellos visitables, como los vinculados al centro de interpretación del Cristo del Rayo, en Moratalla, la Sima de las Palomas, en Torre Pacheco, las cuevas del Arco y de la Serreta, en Cieza, los abrigos del Pozo, en Calasparra, los del Buen Aire, en Jumilla y los del Monte Arabí, en Yecla, las ciudades argáricas de La Bastida, en Totana, y La Almoloya, en Pliego y el Cabezo del Plomo y la Punta de los Gavilanes, en Mazarrón. También hay valiosas colecciones de restos prehistóricos en los museos arqueológicos de Murcia, Lorca, Cartagena, Cieza, Caravaca y Mula y en el Arqua de Cartagena.
En los próximos números de RCMAGAZINE nos adentraremos en el conocimiento de las primeras civilizaciones históricas: iberos, cartagineses y romanos, que han dejado huellas indelebles y han marcado la realidad de esta tierra hasta el presente.