PINTO, LUEGO EXISTO

PINCELADAS. Por Zacarías Cerezo.

Mario viene a casa los sábados. Le gusta mucho el fútbol y solemos ir a las pistas que hay enfrente y allí me presto a recibir sus balonazos, que torpemente trato de esquivar. Cuando él se cansa yo ya estoy realmente reventado, pero disimulo. Entonces me dice: «Abuelo, quiero pintar». Aliviado y agradecido a la Divinidad lo llevo a mi estudio, abrimos los cajones donde guardamos el arco iris y pintamos.

Luego, feliz, sube las escaleras y busca a Nicol: «Abuela, mira lo que he pintado”. Nicol le cubre de besos y lo envuelve amorosamente en elogios: «¡Me encanta tu dibujo, qué preciosidad! Lo voy a poner en un marco para verlo a todas horas».

Me pregunto a veces por qué los pintores pasamos la vida tratando de reproducir aquello que nos gusta, sea un paisaje u otro tema, de manera que nunca nos damos por satisfechos con el resultado. O por qué un escritor o un músico siente la obsesiva necesidad de crear una obra que sea apreciada por los demás; no creo del todo que el artista haga sus cosas para sí mismo: el arte es un modo de comunicación.

Woody Allen respondió cuando le preguntaron por qué hacía una película tras otra sin darse descanso: «Si no hiciese películas me sentaría en casa a darle vueltas a todo y a pensar, y mi mente divagaría hacia temas irresolubles y muy deprimentes».

Por lo que a mí respecta, lo diré de otro modo: cuando pinto me siento mejor que haciendo cualquier otra cosa. Cuando pinto no pienso, y si pienso, mis pensamientos son benéficos para conmigo. El mundo, siempre caótico, me parece, entonces, estar en orden.

Federico García Lorca, sin embargo, dio otra respuesta que me parece entrañable y llena de sinceridad: «Escribo para que me quieran». Luego, Gabriel García Márquez apostilló: «Escribo para que me quieran más mis amigos»

Y, me digo, qué otra cosa he hecho yo toda mi vida sino juntar 25 o 30 cuadros, ponerlos en exposición para decir a los demás: «Mirad lo que he pintado». ¿Y qué espero con ello? Seguramente lo mismo que mi nieto, lo mismo que Lorca, lo mismo que García Márquez, que me queráis un poco más. Así de simple.

Zacarías Cerezo.

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