Mágicas Palabras. Por Consuelo Mengual.
La voz de Inmaculada Pelegrín en Todas las direcciones (Poesía Hiperión, 2020), reconocida con el XXIV Premio Internacional de Poesía “Antonio Machado en Baeza”, atraviesa todos los poemas cargados de preguntas implícitas, otorgándole un halo de hospitalidad poética que fluye más allá de su escritura. Como en el poema Final de recital, de Joan Margarit, incluido en El primer frío (1075-1995), lo vivido y lo leído se entrelazan para alzar la idea de la acogida, unida a la de avanzar en todas direcciones, como una manera de estar seguro del camino a elegir. Dialogamos siguiendo el orden de sus partes:
Aviso de llegada
Cuando le traducen, ¿qué ocurre? Dice en la contraportada que no puede asegurar que sus poemas, una vez traducidos, sean realmente sus poemas. Pero escribir y traducir pueden ser también formas de hospitalidad.
Dicen que lo que se pierde con la traducción es la poesía. Pero yo no me refería a eso. Me refiero incluso a que el lector ha podido entender otra cosa, algo que él necesitaba en ese momento. Cuando los poemas se publican son como pájaros que vuelan. El significado es el que se busca, nunca están acabados.
¿Estar deshabitado sería como el auditorio oscuro de Margarit?
Joan Margarit es un poeta al que acudo a menudo. Cálculo de estructuras (2005) y Casa de misericordia (2007) siempre me acompañan. Se podría ver un paralelismo entre la realidad tan dura que es la vida misma y el abstraerse de lo material, de tu propio cuerpo; como si fuese un entrenamiento para el desapego.
¿Qué ocurrió en el Hotel Lutetia de París?
Es la historia del lugar donde se protegían los que sobrevivieron a los nazis. Me conmovió conocer cómo dejaban allí datos u objetos personales para que sus familiares los buscaran. Cuando viajé a París fui a ver el hotel y, tomando un café ante una historia tan conmovedora, pensé: unida a la desesperación está la esperanza. “Nadie tiene la culpa de seguir respirando”, evoca ese pensamiento sobre ti mismo ante la vida, la incomprensión de ¿por qué les ocurrió a ellos?
Cita a Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar, mejor callar”. Podemos relacionarlo con la idea de escuchar en silencio, de Margarit.
Esa frase me la sugirió un gran autor de Valencia, Antonio Praena. Siempre es mejor aprender, tener una escucha activa. Cuando decimos algo ya lo sabemos, por tanto, mejor es enriquecerse de lo que dicen los demás. Además, hay veces que con las palabras no se puede decir lo que se siente o se piensa. El abismo es tan grande.
¿No podemos nombrar el bosque porque cada cual atraviesa un bosque diferente?
Pienso que ese bosque está en Uganda, donde estuve con mis amigas. Me pareció fabuloso estar allí con ellas y cómo la experiencia de cada una fue con distinto matiz, a pesar de haber estado en la misma realidad.
Son muchas las cosas que pasan durante la rotación de la tierra. Para el náufrago, ¿las costas son como los sueños?
Es un poema muy duro. Juega también con la sensación de estar quietos, pero estamos montados A 107.000 km/h. Quería que todo fueran cosas fragmentarias. Somos corresponsables de lo que ocurre en este mundo. Y, para tanta gente que intenta migrar, pedir asilo es un derecho, no una infracción. En este mundo hay tanta gente nadando, intentando llegar a la costa ante un sueño que ven que no está.
¿Hay ausencia de quietud?
Es la idea del filósofo griego Heráclito. Todo está continuamente en cambio. De ahí viene la expresión “no hay nada quieto”. Las historias de amor, los amigos, el trabajo… todo está cambiando continuamente.
El poema Casas de huéspedes hace pensar en la hospitalidad de Joan Margarit. La hospitalidad es una idea constante, pero llega un momento en que la casa se queda vacía, al igual que la hospitalidad del silencio de la que habla Margarit.
La calma es lo más poderoso y de eso habla este poema. En la quietud y la calma, cuando son buscadas, es cuando se está en sosiego. Deberíamos ser más acogedores y hospitalarios con nosotros mismos. La soledad es necesaria, si es querida.
¿Qué pasa cuando a un niño se le escapa el globo de sus manos?
Es el principio de que se nos van a escapar unos cuantos globos más. Ahí empieza la Primera enseñanza, es inevitable aprender a gestionar esas emociones para terminar aprendiendo a vivir.
“Que el silencio le gane el pulso al ruido”, como ese silencio-sombra de Joan Margarit.
Margarit habla de la sombra y es a través de ella cuando surge la luz. El silencio es igual, tiene que haberlo para la escucha. También ocurre esto en la música. Me gusta pensar en el hecho de que nadie nunca pronuncie la última palabra.
¿Son nuestras manos las que ensucian el agua?
Hablo de estar ahí y meter la mano en el agua. La naturaleza está limpia, es sana, hermosa, el aire está limpio, hasta que llegamos y metemos la mano. Uno no sabe nunca cuándo se hace el milagro, me ocurrió al tocar con mis manos el nacimiento del río Nilo.
Servidumbres de paso
¿Lo que se pierde se puede recuperar de otra forma?
Nada permanece excepto el cambio. En la vida hay personas que cambian y afecta la relación que tenemos con ellas. Eso lo vamos absorbiendo con el tiempo. La convivencia puede deteriorarse y, en ese caso, hay que cambiar las cosas. Si no tenemos hueveras, pues podemos utilizar tazas.
¿Hay un misterio en cada desacuerdo?
Sí, porque, a veces, tanto con uno mismo como con el otro, el poder vivir una experiencia distinta para cada uno, esa manera de no entenderse por ser cosas que ni siquiera conoces, hace que no seamos capaces de pensar en el lugar del otro.
¿La muerte no termina?, en relación a ser la sombra amada de algún otro, como dice Joan Margarit.
Quisiera creer que no termina, que quedamos en el recuerdo de los demás, nuestros genes se van perpetuando, nuestros gestos, nuestra manera de ser, hasta el infinito.
¿Siempre quedan aristas que nos dañan?
A veces somos capaces de limpiar esas aristas, pero siguen apareciendo. Guían nuestro camino, aunque nos sepamos cómo se clavaron.
“El tiempo nos confiere distintas perspectivas, nos insta a la indulgencia”, ¿como los focos que deslumbran a Margarit en la oscuridad?
Y también que, conforme te haces mayor, te das cuenta de que las cosas no importan tanto, de pronto, relativizas.
Segunda residencia
¿Qué vallas nos separan hoy?
La insolidaridad, la injusticia, la incomprensión, la falta de empatía…
“Si supiésemos algo de la vida…” La vida como un foco de ilusión que oculta la ceguera, según Margarit.
No tenemos ni idea. Volvemos al misterio.
¿Qué relación hay entre amor y cucarachas?
Es un símil simpático. Las cucarachas son muy resistentes, pueden vivir sin comer y, aunque las elimines, vuelven a aparecer. Se parece al amor del que no se puede salir a pesar de querer borrarlo.
¿Cómo conquistar los deseos?
Como Alejandro Magno, que nunca vio su ciudad, Alejandría, a pesar de haberla diseñado. Nos bastaría tener un sueño tan grande que nos sirva para avanzar siempre, aunque no lleguemos a verlo.