Una ciudad de cuentos y leyendas
El trotamundos del Casino. Por Eliseo Gómez Bleda.
Viajé por primera vez a Colmar hace ya más de veinte años y os puedo asegurar que me quedé fascinado. Posteriormente la volví a visitar varias veces y cada vez me maravillo más. Sin duda, es la ciudad en la que me gustaría vivir. Saben mis amigos que si alguna vez me pierdo me han de buscar allí.
Colmar es la Capital de los Vinos de la Alsacia. Una ciudad situada en el noreste de Francia, muy cerca de Alemania (a unos 20 km) y tiene unos 75000 habitantes.
Su arquitectura entre alemana y francesa se debe a que la ciudad ha pertenecido dos veces a Alemania y tres a Francia. El último traspaso a Francia fue al final de la Segunda Guerra Mundial.
Cuando los prusianos crearon la zona de la Alsacia-Lorena, al finalizar la guerra franco-prusiana, bautizaron a Colmar como la “Pequeña Venecia” debido a los canales que surcan buena parte de la ciudad. Son una preciosidad.
Su arquitectura entre alemana y francesa se debe a que la ciudad ha pertenecido dos veces a Alemania y tres a Francia.
La antigua zona donde los agricultores y jardineros cultivaban sus plantas y verduras está llena de pequeños canales del rio Lauch, que les servían para regar y también para transportar frutas y verduras al muelle del mercado. Los riachuelos continúan hasta la zona de los pescadores.
Algunas viviendas de la “Pequeña Venecia” son del siglo XIV y en ellas vivían los carniceros y los curtidores, en el Quartier des Tanneurs.
Las casas son de colores y es porque los vecinos las pintaban según su tipo de negocio: las azules de los pescadores, blancas los curtidores y rojas los carniceros.
El conjunto histórico arquitectónico de Colmar, es parecido a un cuento medieval, todo muy bien cuidado, lleno de plantas y flores en los balcones, con su suelo empedrado y típicas casas alsacianas con los techos abuhardillados. Sin duda, es de los pueblos más bonitos de Francia.
Se puede llegar a Colmar desde Madrid con varias compañías aéreas. También desde Alicante, con destino al aeropuerto de Basilea-Mulhouse-Friburgo, con Easyjet. Este aeropuerto sorprende, ya que pertenece a las tres ciudades que le dan nombre y tiene salidas a Suiza, Francia y Alemania. La recomendación es salir por la de Francia porque allí el alquiler de un coche es mucho más barato que en Suiza o Alemania.
La ciudad es encantadora y se puede descubrir paseando por sus calles sin prisa.
Existe un tren que lleva en 45 minutos del aeropuerto de Basilea a Colmar. Pero es mejor alquilar un coche para poder visitar los pueblecitos cercanos.
También podemos ir al aeropuerto de Estrasburgo, que está a la misma distancia de Colmar que el de Basilea, unos 55 km. Aunque el avión es mucho más caro de esta manera.
Los mejores meses para visitar Colmar son mayo, junio, septiembre y octubre. Este último es un buen mes porque se celebra el final de la cosecha y hay festivales del vino en toda la región.
Aunque si se quiere ver algo inolvidable y de cuento de hadas lo mejore es ir del 23 de noviembre al 29 de diciembre (fechas de este año 2023). En estas fechas la ciudad se viste de la Navidad más bonita del mundo, junto con Estrasburgo.
El conjunto histórico arquitectónico de Colmar es parecido a un cuento medieval.
Colmar es llamada también “La Ciudad de la Bella y la Bestia”, ya que al parecer sirvió de inspiración para crear el escenario en el que se desarrolla la película. Hay otros dos pueblos cercanos que se disputan este honor, que son Eguisheim y Riquewihr, bellísimos, y que también reúnen las características de este cuento de hadas tradicional francés.
Aunque toda la ciudad es encantadora y se puede descubrir paseando por sus calles sin prisa, a continuación se señala lo más destacable:
La Maison des Tetes o Casa de las Cabezas es una construcción de estilo renacentista que debe su nombre a las más de cien caras que decoran su fachada. Desde hace años está ocupada por un hotel y un restaurante. Merece la pena, aunque es un poco caro y además suele estar reservado con mucha antelación, sobre todo en Navidad.
La Iglesia de los Dominicos es un edificio construido en entre 1289 y 1364. Destacan sus impresionantes vidrieras y un retablo de más de dos metros de la “Virgen del Rosal”, imagen coronada por ángeles, con el niño en brazos en un jardín de rosas.
En el centro de la ciudad está la plaza de la Catedral donde se ubica la Colegiata de San Martin, una iglesia gótica construida en el siglo XII y con una gran torre de más de 70 metros de altura. Es tan grande que en la revolución francesa le llamaron “la Catedral”.
El Museo Bartholdi está en la rue de Marchands y en el mismo edificio donde nació el famoso escultor Bartholdi. En el patio del museo se ubica la estatua de “Grands soutiens du monde”, una alegoría en la que la Patria, la Justicia y el Trabajo soportan el globo del mundo. Aunque, quizá, una de sus obras más famosas es la estatua de la Libertad de Nueva York.
La Rue des Marchands es la calle más famosa y fotogénica de la ciudad. Rodeada de casas tradicionales alsacianas, como la Casa Pfister, la Casa Schongauer y la Casa Weinhof, sus tiendas con encanto son visita obligatoria.
La Gran Rue, otra de las calles más encantadoras y, quizá, el mejor sitio para hacer una bonita foto.
La Rue des Tanneurs es una calle muy estrecha que está llena de casas tradicionales de tres pisos con entramados de madera de los siglos XVII y XVIII.
La Plaza de la Ancienne Douane es la plaza más bonita para visitar en Colmar. En el centro tiene una escultura del famoso Bartholdi. Aquí se encuentra el gran edificio Koifhus, de estilo gótico del siglo XV, que funcionó como almacén, mercado y antigua aduana.
El Museo Unterlinden es el museo más importante de Colmar. Situado en un antiguo convento de las monjas dominicas, está catalogado como uno de los mejores de Francia. En él encontramos el “Retablo de Isenheim” del pintor renacentista Matthias Grunewaald, del siglo XVI.
Siguiendo la Rue de la Montagne Verte se llega al Mercado Cubierto en el que se pueden comprar productos típicos de la región como queso, embutidos, pan, frutas, etc. y tomarse una buena cerveza y un picoteo o incluso comer en alguno de sus bares. El edificio simboliza la revolución industrial en Colmar a finales del siglo XIX.
En la rotonda de entrada a la ciudad se puede ver un replica de 12 metros de altura de la Estatua de la Libertad, inaugurada en el año 2004, para conmemorar el aniversario de la muerte de Bartholdi, autor de la estatua original de Nueva York y nacido en Colmar.
La calle Quai de la Poissonnerie discurre a lo largo del rio Lauch. También es conocida como el Muelle de los Pescadores. Aquí los pescadores vendían sus capturas frescas. Ahora es una calle con encanto con varios restaurantes y tiendas, además de sus casas de colores y sus bonitas terrazas, ideal para disfrutar al aire libre y comer algún guiso típico.
Unos buenos restaurantes para degustarlos son el “Bistrot Gourmand”, Au Koïfhus, Les Bateliers y el Au Chasseur.
En Colmar se come muy bien y sus platos son muy abundantes, los más conocidos son:
Choucroute: consiste repollo fermentado y salchichas, tocino o panceta, muy típicos de Alemania al encontrarse tan cerca de la ciudad.
Tarte Flambee: algo muy parecido a la pizza. Es una masa muy fina, con nata y cebolla y acompañado de varios ingredientes como queso, bacon, etc.
Baeckeoffe: es el plato de puchero más famoso con carne de cerdo estofada con patatas, macerado con vino blanco y cocido a fuego lento.
Bretzel: es el pan típico de la Alsacia. Consiste en un bollo horneado y salado con forma de lazo.
Los vinos de la Alsacia son una de las estrellas de la región. A lo largo del viaje se ven muchísimos viñedos. Los más famosos son el Riesling y el Gewürztraminer. Por algo Colmar es la ciudad más importante en la ruta de los Vinos de la Alsacia.
En la bodega Emile Beyer, que está en el centro de la ciudad y fue fundada en 1580, se puede hacer una cata de vinos. Es una antigua posada medieval y tienen más de 30 vinos diferentes en su carta.
Colmar es llamada también “La Ciudad de la Bella y la Bestia”.
En los alrededores de Colmar (a unos 15 km) hay varios pueblos, también sacados de cuentos de hadas. Los más reseñables son Eguisheim, Turckheim, Riquewihr, Kaisersberg y Ribeauville. Pasear por sus calles es algo para recordar toda la vida, sobre todo en Navidad.
Los hoteles recomendados son “Chateaux la Maison des Tetes”, fantástico y merece la pena. Otros muy céntricos son el “Saint Martin”, el “Le Marechal” y el “Turenne”, para los que se tiene que reservar con mucha antelación, sobre todo en Navidad.
En la primera quincena de julio se celebra el “Festival Internacional de Música Clásica”, con músicos famosos a nivel mundial. Un evento que merece la pena disfrutar.
Colmar es una ciudad mágica y fascinante en la que cualquiera querría quedarse a vivir. Seguro que quien la visite siente lo mismo.
Recomendaciones de Eliseo
-Disfrutar de la ciudad en Navidad
-Pasear en barca por sus canales
-Degustar su Tarta Flambeada
-Comer en la terraza del Wistub Brenner
-Visitar EguisHeim, Riquewihr y Turckheim
Increíble! Vaya ciudad de encanto y magia, totalmente romántica y llena de los mejores momentos de nuestra infancia y juventud. No dejaremos de visitarla y tener todos esos sentimientos qué harán que no olvidemos nuestra infancia.
Muchas gracias Trotamundos
Fantástico artículo y recomendaciones.
Es tan sugerente que te sientes transportado a ella.