“Me convertí en diputada sin anestesia”

LA CARA B. Por Antonio Rentero.

“¿Quieres ser diputada?
-¿Esto en qué me puede perjudicar?

Con ese diálogo en una llamada telefónica de quien iba por delante de mí en la lista electoral, me enteré de que iba a comenzar una nueva etapa en mi vida. Así, sin anestesia, me ofrecen entrar en el Congreso, y sientes que estás obligada a hacer cosas por los demás porque crees en la ideología y el proyecto. Aún me llama la atención que automáticamente lo primero que me salió fue preguntar si aceptar el ofrecimiento podría ser negativo para mí.

Yo militaba desde muy joven y ya estaba acostumbrada a moverme entre políticos, pero cuando descubres que los que admiras (y los que no tanto) están sentados a tu alrededor comienzas a sentir un cierto vértigo. El primer día que te sientas en el hemiciclo, respiras hondo y notas el peso de la historia Trabajar por y para tu Región era algo adictivo, bonito, ilusionante… pero muy difícil, quizá más con mi juventud de entonces y mi poca experiencia, pero también por ello pones más ganas en lo que haces.

belen-unzurrunzaga

Han pasado 12 años desde que dejé de ser diputada pero detecto una distancia tremenda entre entonces y ahora, y un ejemplo lo tenemos entre otras cosas en la evolución del tratamiento de los medios de comunicación. Hemos pasado del “Hola” al “Sálvame”, a aceptar que un bebé entre en el hemiciclo para utilizarlo políticamente y a glorificar anécdotas que se convierten en noticia. En el fondo son faltas de respeto no ya al oponente, sino al ciudadano y a la institución, que algunos no respetan y es lo primero que quieren cargarse desde dentro, aprovechar las propias herramientas del sistema para acceder a él y liquidarlo.

El Congreso debe ser un sitio de diálogo donde exponer ideas, pero me llama la atención que personas tan jóvenes como yo lo era entonces estén hoy tan cargadas de odio, rencor y desprecio y que además pretenden dar lecciones de convivencia

El momento político actual es apasionante, y convivir con tantos colores políticos, tan diferentes y antagónicos es algo único… pero también debe ser demasiado duro vivirlo en primera persona, quizá hoy preferiría ser cronista parlamentaria y vivirlo desde la barrera. Pero vivirlo desde cerca, desde dentro pero sin formar parte de ello.

El Congreso debe ser un sitio de diálogo donde exponer ideas, pero me llama la atención que personas tan jóvenes como yo lo era entonces estén hoy tan cargadas de odio, rencor y desprecio y que además pretenden dar lecciones de convivencia cuando han nacido en democracia y han disfrutado de plenas libertades y derechos.

Quizá necesitábamos un poco de marcha dentro de la política. Ha habido un enrrocamiento de la política antigua que ha profesionalizado el ser político, haciendo un flaco favor a la clase política y lastrando a quienes quieren arremangarse y trabajar por el ciudadano.

Nunca he sido política, yo trabajaba para la Región de Murcia, por un Plan Hidrológico, por los derechos de la mujer en una comisión mixta con el Senado… Nunca he sido política profesional ni la entiendo como un oficio sino como un servicio al ciudadano de duración temporal… Un concepto que quizá ya no existe.

Soy Belén Unzurrunzaga, y aunque muchos no lo sepan llevo dentro la política».


rentero

@AntonioRentero

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