LUÍS GIL DE VICARIO Y LOS SOCIOS DEL CASINO DE MURCIA

Autocaricatura. Gil de Vicario. 1920.

ARS CASINO. Por Loreto López.
En 1919 andaban las cosas muy revueltas por el mundo. Recién terminada la primera gran contienda mundial, en la que España no participó, la situación política y económica era catastrófica, y en eso sí participamos, como también lo hicimos en dar nombre a una pandemia, de forma gratuita y sin ser los causantes, siendo víctimas de la misma: la mal llamada (no nos cansaremos de repetirlo) “grippe española”.

Aun así, sorprendentemente, poco cambió la vida de nuestros antepasados, que no renunciaron a disfrutar de los tradicionales festejos, ni de las modas, los usos y las costumbres lúdicas del momento.

En la prensa diaria de esos años, de viernes a domingo era anunciada: “Esta tarde a la retirada del paseo se celebrará matinée en el Casino”, y ya saben, las “matineés” no eran otra cosa que los guateques de los 60 y no se trataba de fiestas matutinas si no de bailes vespertinos.

Estábamos a las puertas de los felices 20, se acortaban las faldas y el cabello de las señoras mientras crecía el deseo de modernización de una sociedad, o de parte de ella, hasta entonces anclada en costumbres decimonónicas. Hasta nuestras élites locales llegaba el influjo del art-decó.

Portada de El Liberal ilustrada por Gil de Vicario.

Y si alguien representa gráficamente en nuestra ciudad la influencia de las nuevas modas es la figura de Luís Gil de Vicario (Burgos, 20.X.1898 – Barcelona, 8.VII.1959), periodista, escritor, profesor de dibujo, pero sobre todo magnífico ilustrador de reconocida fama.

Nuestro personaje llega a Murcia a los 17 años, tierra natal de su madre, donde su padre, D. Florencio Gil García, se instala como profesor para sordo-mudos y de caligrafía. Ya traía el joven Luís un bagaje formativo de éxitos desde la Academia Provincial de Dibujo o Escuela del Consulado del Mar de Burgos, donde había compaginado sus estudios de bachiller con los artísticos, una vez aquí continuó con su formación, así el 21 de junio de 1918 era publicado en prensa la obtención de matrícula de honor en dibujo en el instituto General y Técnico de la capital del Segura, para pasar a continuación a la Universidad Literaria, en la época en que el rector D. José Loustau conseguiría hacer de ella una prestigiosa institución.

Luís Gil de Vicario es un estudiante brillante, pero no por ello escatima tiempo a su activa participación en el mundillo cultural de nuestra ciudad; ya en 1917 obtiene un segundo premio en el concurso organizado por el Círculo de Bellas Artes para el cartel del baile de Carnaval, participando también en el denominado Salón de Humoristas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde su presencia a lo largo de los años 20 será siempre reconocida por crítica y público.

Dentro del Salón de Humoristas se exhibía una sección de caricaturas y es en esta especialidad donde sin duda destaca nuestro joven artista; no en la caricatura como deformación grotesca del representado, algo que era muy denostado por la crítica, sino en el dibujo sintético pero reconocible y siempre respetuoso hacia el personaje.

Esta moda, hasta entonces poco practicada en nuestra sociedad murciana, es introducida con gran éxito por Gil de Vicario en la que pudo ser su primera exposición individual, no hay constancia de otra anterior, y que tuvo como escenario las salas del Casino en enero de 1919, arriesgada iniciativa que muestra ese deseo de modernización y el talante abierto tanto de los socios, que se prestaron gustosos a ser “caricaturizados”, como de la directiva de aquel momento, encabezada por su presidente D. Vicente Llovera Codorníu, por entonces catedrático de Derecho y exrector de la Universidad Literaria, entre otros muchos nombramientos y cargos.


La moda de las caricaturas es introducida con gran éxito por Gil de Vicario en la que pudo ser su primera exposición individual, no hay constancia de otra anterior, y que tuvo como escenario las salas del Casino


La muestra debió suponer una auténtica revolución, un soplo de aire fresco llegado directamente de las nuevas corrientes que circulaban en las grandes ciudades.

Entre las jóvenes señoritas que se prestaron a este divertimento encontramos a la joven marquesa de Ruvalcaba, Dña. María de la Piedad Roca de Togores, o a miembros de familias pertenecientes al Casino como de la Cierva, del Povil, Pérez Xambó o Alonso Martínez; ilustres miembros, también socios de nuestra institución, como el entonces rector de la Universidad, D. José Loustau, el diputado conservador D. Luís Diez Guirao de Revenga, el joven cirujano Dr. Ramón Sánchez-Parra García, Ramiro Pinazo o Eduardo Cañada, entre otros muchos apellidos de la innumerable lista de socios del momento, Fernández Tomás, Coig, García Benlliure, Masa, Miralles, Hilla… todos accedieron gustosos a ser sintetizados en las expresivas líneas de nuestro artista.


La muestra, en la que los socios se prestaron a ser caricaturizados, debió suponer una auténtica revolución, un soplo de aire fresco llegado directamente de las nuevas corrientes que circulaban en las grandes ciudades


La crítica que apareció en El Liberal de aquel 7 de enero de 1919 concluye dándonos la razón.

En suma: la exposición de caricaturas del señor Gil de Vicario constituye un éxito franco y una saliente nota de desperezamiento artístico.

Su fulgurante éxito le llevó a ser dibujante de moda en los años 20, numerosos carteles e ilustraciones de los semanarios más importantes, tomando impulso desde El Liberal, El Bazar Murciano y La Verdad de Murcia a revistas nacionales como el Blanco y Negro, entre otras muchas. Como periodista trabajó en la redacción de los anteriores, en El Faro de Vigo, y en revistas como La Esfera, Nuevo Mundo o la Gaceta de las Bellas Artes.

También participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales, como la Bienal de Venecia.

Pero nunca abandonó una dilatada labor docente, por diferentes puntos de la geografía española, iniciada en el Colegio “La Purísima» de La Unión, asociado al Instituto de Cartagena, hasta que en 1944 obtuvo la cátedra de Pedagogía del Dibujo en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona.

Maja con velo. Gil de Vicario. 1918.

De aquella primera exposición en nuestro Casino y entre los muchos retratos, o caricaturas que por desgracia no hemos podido localizar, destaca el periodista de El Liberal, Pedro Alejandro Ruiz, uno que debió ser muy especial para él:

El dibujo decorativo “La maja del velo” está siendo elogiadísimo ¿Qué misterio tienen los ojos de esta maja? ¿Por qué el señor Vicario no cede a las ofertas de adquisición que le hacen?

Finalmente el artista claudicó, quizás por despecho hacia la bella anónima, y fue adquirida por D. Juan de la Cierva López. Hoy es la única pieza de aquella galería de retratos, en su mayoría de socios del Casino, que podemos contemplar en estas páginas.


*Hacemos un llamamiento a los Socios que puedan conservar alguna de las caricaturas de Luís Gil de Vicario. Desde el Real Casino de Murcia agradeceríamos que nos las mostraran y poder reproducirlas para incluirlas en los archivos de la entidad y poder ponerlas en valor.


Loreto López. Restauradora.

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