PINCELADAS. Por Zacarías Cerezo.
A la hora del ángelus daba yo un paseo por plaza Belluga, que es un rito irrenunciable cuando bajo a Murcia y, mirando las dos columnas emparejadas junto al portón de la Casa de los Dragones, me sorprendió el efecto que producía el sol sobre sus relieves y acordé conmigo mismo que allí “había” una acuarela. Hice unas fotos (bendito móvil) y, en mi estudio, oyendo a Sabina, manché el papel hasta que se hizo la luz en forma de columnas blancas coronadas por sus pequeños dragones, que tengo entendido que son obra del escultor Nicolás Martínez Ramón.
—¿Qué pintas, abuelo? —me preguntó Mario.
—Lo mismo que tú, las columnas de Hércules —bromeé.
—Yo no he pintado las columnas de Hércules.
—Sí, acabas de pintarlas sin saberlo, y no es la primera vez.
Y es que Mario hace cómics. Lo hace bien a pesar de su corta edad, porque tiene la intuición suficiente para contar una historia con planteamiento, nudo y desenlace. Su estilo narrativo es algo drástico y al final siempre muere gente de manera “accidental”, se cae por una alcantarilla abierta o le cae un avión encima. A veces muere incluso el “apuntador”.
Hoy ha hecho una historieta de policías y ladrones. El ladrón sale del banco con un saco de billetes a su espalda, y como suele hacerse en el lenguaje del cómic, ha dibujado sobre el saco el símbolo del dólar: una letraese mayúscula a la que se superponen dos palotes verticales.
El caso es que ese símbolo se dice que tiene su origen en las columnas de Hércules que figuraban en las monedas de ocho reales acuñadas por España en 1610. Esta divisa tuvo un uso masivo en todo el continente americano, Europa y Asia, y fue la primera moneda de curso legal en los Estados Unidos, hasta 1857, donde la llamaban Spanish dollar.
Los contables de entonces en sus apuntes extendieron el símbolo por todo el continente americano: los dos palotes verticales son las columnas y la ese es la banda con la leyenda, “Plus Ultra” (más allá), quedando, hasta nuestros días, como símbolo del dólar, o en lenguaje de comic como de dinero.
¿Quieren saber cómo acaba la historieta de Mario? Pues al final el ladrón, perseguido por la policía, ha sido atropellado por un camión y los agentes resultan aplastados por la ambulancia que acudía a socorrer al ladrón.
—Abuelo, ya he terminado —dice Mario.
—¿Qué vas a hacer ahora?
—Estoy pensando hacer una historia en la que el protagonista sea un hombre que está pintando un cuadro en la calle y hay mucho tráfico de camiones alrededor, y un conductor, que va distraído hablando por el móvil y no lo ve… Y yo me pongo en lo peor.