MI PUNTO DE VISTA. Por Pilar García Cano.
Las pautas de conductas son normas de comportamiento que nos dicen como deberíamos actuar ante determinadas situaciones, en lo que respecta a la vida en comunidad. En los centros educativos se empieza a enseñarlas desde la primera juventud. Si un niño utiliza un juguete, lo devuelve a su sitio para que lo pueda usar otro niño. Con ello se pretende establecer rutinas.
Como el cerebro tiende a trabajar lo menos posible, termina por automatizar las rutinas convirtiéndolas en hábitos. El hábito es un comportamiento aprendido, siendo un elemento básico de aprendizaje humano.
Hábitos de alimentación, de estudio, higiénicos, de lectura y otros forman parte de la educación de los escolares y del trabajo conjunto de familias y profesores, entre los que se incluyen los abuelos, ya que en muchos casos son un pilar fundamental en el núcleo familiar, atendiendo a los niños fuera del horario escolar. Los hábitos que se inician en la infancia persisten en muchos casos en todas las etapas de la vida.
El cierre de los centros educativos, hasta ahora algo impensable, no tiene precedentes en la historia reciente del país y sus consecuencias están todavía por valorarse
Como los escolares, además de la formación familiar y escolar, están sujetos a recibir influencias en otros ámbitos que conduzcan a fomentar hábitos peligrosos, podemos caer en la tentación de llenar con actividades extraescolares todo el tiempo posible, y que esto no tenga el efecto deseado. Los niños necesitan desarrollar su autonomía y gestionar su tiempo libre y sus aficiones e intereses personales.
La crisis sanitaria que vivimos ha originado el cierre de los centros educativos en todos sus niveles y etapas, algo impensable hasta hace poco tiempo y que no tiene precedentes en la historia reciente del país. Sus consecuencias están todavía por valorarse. Yo voy a dar mi punto de vista de la etapa de primaria (de 6 a 12 años).
Es esta etapa la figura de apego es un elemento de seguridad importante en su vida. En los centros educativos está el tutor y en la familia están el padre y la madre y, en algunos casos, los abuelos. A esa edad también son muy sociables y hacen amigos con mucha facilidad. El juego es fundamental en su vida. Son imaginativos, alegres, y ríen, y hacen reír con facilidad.
¿Qué ha pasado con el confinamiento? Pues que se han interrumpido muchos aspectos sociales que formaban parte de sus rutinas diarias y su cerebro ha tenido que hacer un máster de urgencia. Han aprendido qué son los virus y los sistemas inmunológicos. Y han observado que el coronavirus que nos azota, y que apenas afecta a los niños, hace que los abuelos sean especialmente vulnerables. Esto les ha llevado a poner en valor el área del cerebro de la afectividad y del cariño, de modo que han entendido que los abuelos que les cuidaban, tienen que confinarse en casa. Y que ellos, al quedarse también en casa, cuidan de sus abuelos.
Una situación que ni en la peor pesadilla podrían imaginar, pero a la que se han adaptado con una madurez impropia de la edad. Además, continúan siendo imaginativos y alegres, lo que supone un gran estímulo para la familia.
Naciones Unidas, junto con la OMS, nos dicen que la salida no será sencilla. Hasta que no se logre una vacuna o la inmunización natural, habrá que seguir extremando las precauciones. La normalidad la recuperaremos de modo gradual, sin olvidar las distancias de seguridad en aulas y oficinas, y evitando las aglomeraciones. Tendremos que construir nuevas rutinas generando nuevos hábitos y establecer una nueva forma de relacionarnos. Los niños, con su ejemplo, nos han dado una lección a todos.
Gracias Pilar por tu aportación en tiempos de crisis.
Los niñosy la educación son pilares básicos en la vida.
Te toda circunstancia se aprende y de toda persona podemos acercarnos o distanciar os, según la persona o el momento.
Pilar, eres un pilar de la pedagogía. Has hecho una gran labor como profesora y como inspectora.
Gracias.
Un abrazo muy fuerte