DE MURCIA AL CIELO. Por Carmen Celdrán.
Hoy, querido lector, hablaremos de la epístola de San Pablo ad Ephesios –a los Efesios –. Como diría mi tío Pancracio Celdrán Gomáriz en el libro de los grandes insultos: hablar adefesio, es hablar por hablar. Pues bien, hoy nos fascinaremos con lo raro, lo obtuso, lo desparramado que algunas veces adorna el centro de las rotondas.
Emocionalmente lo bello nos atrae, lo feo nos influye de forma negativa; pero en definitiva la belleza no existiría sin la fealdad
El conductor, cuando se incorpora a la rotonda, no solo tiene que estar pendiente de salir vivo de esa trampa mortal; también debe luchar contra la distracción que produce una escultura de la estética de lo feo, lo que alguna gente califica como “horrotondas” que además, para escarnio de los conductores, son estratégicamente situadas en toda España. Y la Región de Murcia no iba a ser menos, pues podemos presumir de tener un ejército de esculturas monstruosas que siguen siendo una pesadilla no solo para los conductores, también para cualquiera que contempla el paisaje.
En cuanto a las esculturas al horror, Murcia engrosa la lista negra a la fealdad, donde el top 10 que he elaborado puede ser modificado al gusto del observador de rotondas:
En los primeros puestos estaría Homenaje a los poetas, ubicada en la carretera de Alicante. También se unirían otras esculturas siniestras como Frouida (la Araña) y Mantis, un monumento que simboliza la unión entre la ciudad y la huerta –a mí me sigue pareciendo un bicho asesino–. Les siguen muy cerca y sin despistarse Planeta Jamón, Escalera al cielo, Isla Grosa, Los lápices, El coche partió, La Michelina y el Monumento al dentista.
Pero a pesar de esta lista, recordemos que la fealdad también se encuentra como expresión estética, pues es importante causar impacto para ser recordado con rechazo o desagrado. Emocionalmente lo bello nos atrae, lo feo nos influye de forma negativa; pero en definitiva la belleza no existiría sin la fealdad. Por ejemplo, las pinturas negras de Goya son estéticamente feas con sus fantasmas, brujas, aquelarres, riñas, ancianas deformes, pero a pesar de ser aterradoras son la culminación de la carrera Francisco de Goya y Lucientes.
Por supuesto, puede haber diversidad de gustos y opiniones, respetables todas; pues no son solo válidas las de aquellos que son entendidos del arte, ya que nos podría pasar como aquel cuento del emperador desnudo: que nadie se atrevía a denunciar por miedo a ser tachado de impuro.
Estoy completamente de acuerdo con el calificativo de horrotondas, cada vez que hemos padado por una de esas horrosas rotondas , le he comentado yo a mi marido, Dios sabe lo que habran pagado al escultor por esas esculturas tan feas. Seguro que con ese dinero se podrían haber hecho plazas preciosas, pero parece que el concurso lo gana, si es que lo sacan a concurso es para el que la haga mas fea.