ETIMOLOGÍAS. Por Santiago Delgado.
Pasado Puerto Lumbreras, a pique de entrar en Andalucía, a mano derecha se encuentra Góñar. Un bonito nombre, topónimo del que nadie ha dicho nada etimológicamente hablando. Atrévome yo, que para eso he bautizado aquestas prosas como mestizas. Goñi, en vasco actual significa “arriba”. El vasco y el íbero son, en general y en conjunto, unas lenguas hermanas, que tras separarse no volvieron a unirse. Desparramados por todo el sur de la actual Vasconia, hasta casi el Mediterráneo de Alborán, se encuentran topónimos que proclaman, en su fonética, que lo que llamamos vasco, y lo que fue íbero, fueron algo más que idiomas primos hermanos. Por eso hago traer a Góñar de Goñi. El significado sería altozano o altozanos, una cosa menos que colina.
Apenas unos metros por encima de la autopista adyacente, destaca el actual Góñar. Es la autopista que une Roma con Gades. El sufijo “ar” puede significar tanto plural como colectivo: o sea, o las colinas –o altozanos-, o sitio donde viven los Goñi. O, simplemente, al sentir ajenidad a la terminación aguda en vocal, los posteriores castellanos le añaden otro sufijo conocido. Por ejemplo “ar”. Claro, estas conjeturas hay que contrastarlas con las evidencias escritas y su datación. Alguna vez vendrán eruditos que pongan en valor estas conjeturas mestizas.
Góñar se cisca en los límites artificiales de las provincias. Y decide tener su ermita y otras cosas en terrenos jurisdiccionales de Almería. Cuando llega la Virgen del Carmen, allá por los medios de julio, hacen gran fiesta. Y compiten al fulibán con las aldeas adyacentes. Almendros, olivos y otros cultivos propios del terreno y latitud, amén de ganado porcino, como toda la comarca, conforman su fuente de riqueza.
Por la ancha garganta o estrecho valle, por la que discurre la citada autopista, pasó algún día del año 713, Abdelaziz, el hijo de Muza, el vencedor de la Batalla del Guadalete. Marchaba hacia Orihuela para someter al noble visigodo Todmir y hacerlo vasallo del Islam. En el valle del Sangonera, escaramuceó con el visigodo y sus hispanorromanos, que se retiraron a Orihuela. En alguna huerta de Beniel, o por ahí, se citaron, y tomando limonada los dos, decidieron firmar los pactos de Todmir, por los que habría paz islámica en lo que desde entonces se llamaría Cora de Todmir. Es fácil, y gratis, suponer que Abdelaziz hiciera parada en los altos de Góñar. Allí plantaría su tienda, dejando el llano para sus guerreros y toda la pesca que siempre acompaña los guerreros, desde intendencia a soldaderas y eso. Luego, recogería sus bártulos y seguiría, deseando que el tal Todmir no fuera belicoso y tendente a lo épico, tras los oriolanos muros.