LUGARES CON HISTORIA. Por Leandro Madrid.
En Archena, a orillas del río Segura, se encuentra, posiblemente, uno de los mejores balnearios de aguas termales de la Península Ibérica. Ubicado entre peladas montañas, gracias al río, es un oasis de palmeras, eucaliptos y árboles frutales.
Desde el siglo V a. C., los íberos ya conocían las propiedades de sus aguas, como parece confirmar el yacimiento arqueológico del “cabezo del Tío Pío”. Desde el siglo II a.C., los romanos usaron sus aguas y construyeron unas termas, cuyos restos arqueológicos se encuentran junto al río. Los visigodos y los bizantinos también conocieron los beneficios de estas aguas, aunque durante menos tiempo. Y para los árabes, tan amigos del agua, fue un gran descubrimiento.
Después del Tratado de Alcaraz, cuando el reino musulmán de Musiya pasó a formar parte de Castilla, el infante D. Alfonso (después Alfonso X el Sabio), entregó Archena y su territorio a la Orden de San Juan de Jerusalén, que la tuyo en posesión hasta el siglo XIX, cuando fue entregada por la Desamortización de Mendizábal.
Previamente a la desamortización, durante el reinado de Fernando VII, se mejoraron las instalaciones del balneario y el camino de acceso, gracias a la colaboración militar, al mando del general Doyle.
Durante el reinado de Isabel II, el balneario fue comprado por el Vizconde de Rías, hermano del Marqués de Corvera, quienes emprendieron una gran transformación arquitectónica. El arquitecto fue José María Aguilar y el decorador Manuel Castaño, quienes construyeron el edificio termal y sus decoraciones neo-nazaritas, una cúpula estrellada con mocárabes y una fuente con ocho leones, recordando a la Alhambra de Granada.
Para facilitar la llegada al balneario desde Murcia se construyó un puente de hierro sobre el río Segura, que aún existe, así como la estación de ferrocarril Archena-Fortuna
También se construyó una capilla-ermita en estilo neo-románico-bizantino, dedicada a la Virgen de la Salud. Fue entre los años 1850-1870, en pleno auge de la burguesía. Esta capilla-ermita se encuentra frente a las instalaciones termales, edificada sobre una plataforma niveladora debido a la inclinación del terreno, por lo que tiene una especie de sótano-cripta bajo ella. Al ser estrecha y de una sola nave, bastante alta, tiene un aire gótico, pero es neo-románica-bizantina, un conjunto ecléctico.
Frente a ella, florece un pequeño jardín y el acceso se hace por una escalinata doble que forma ángulos rectos. Fue obra de los arquitectos José María Aguilar y Justo Millán, que lo construyeron en la segunda mitad del siglo XIX.
El balneario resultó un éxito de clientes, por lo que también se construyó un casino con jardín, en la misma línea edificada del edificio dedicado al hotel de las termas. En el jardín se bailaba, leía la prensa, oían conciertos, se jugaba a las cartas y se practicaban las relaciones sociales.
El arquitecto Justo Millán también construyó, en la cercana población de Archena, un palacete para residencia del Vizconde de Rías y su familia. Hoy pertenece al Ayuntamiento de dicha población y en él está instalado un didáctico museo del esparto.
Para facilitar la llegada desde Murcia se construyó un puente de hierro sobre el río Segura, que aún existe, así como la estación de ferrocarril Archena-Fortuna, en la línea Madrid-Murcia-Cartagena, pues el ministro de Fomento era el Marqués de Corvera, hermano del Vizconde de Rías, propietario del balneario.
Frente al balneario, al otro lado del río, rodeado de palmeras y árboles frutales, el Marqués de Perinat se hizo construir un palacete, en la segunda mitad del siglo XIX, al estilo del segundo Imperio francés.
Esta brillante época duró hasta aproximadamente 1920. Se construyeron los hoteles Levante y León y también se reformó y modernizó la galería del Hotel Termal, el más antiguo.
En 1925, un grupo de personalidades, entre las que se encontraban el Marqués de Perinat y el doctor Marañón, compraron el balneario, con el objetivo de darle nueva actividad, pero sus planes quedaron paralizados por la Guerra Civil, que dio lugar a años de decadencia.
En 1950, el empresario Nicasio Pérez compra el conjunto e intenta darle nueva vida, pero no prospera el proyecto. Se dice que Nicasio Pérez compró el balneario para que su esposa, que estaba enferma, pudiera tratarse durante todo el año de sus dolencias, aprovechando las propiedades curativas del agua.
El prestigio del Balneario de Archena es conocido en muchos países de Europa
Desde 1980, con las instalaciones modernizadas y con una nueva oferta de tratamientos personalizados, volvió de nuevo la actividad, con gran afluencia de usuarios, que también disfrutaban de las piscinas para baños en plan familiar y turístico.
Las piscinas se llenan especialmente los fines de semana, tanto la caliente cubierta como la templada que está al aire libre. El agua emerge a unos 50 grados. Es sulfurada y dorada con calcio y sodio.
El prestigio del Balneario de Archena está reconocido en España y Portugal, y su fama llega hasta muchos países de Europa.
En la actualidad, continúa siendo propiedad de los descendientes de Nicasio Pérez.