EL TROTAMUNDOS DEL CASINO. Por Eliseo G. Bleda.
Después de visitar esta ciudad varias veces llegué a la conclusión de que no me importaría trabajar en alguna de sus instituciones como, por ejemplo, el Consejo de Europa, porque tendría varias ventajas: viviría en una maravillosa ciudad, el sueldo es bastante más alto que en España y tendría muchos amigos españoles que trabajan en el Parlamento Europeo, en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y en otras veinte instituciones europeas.
Indudablemente, Estrasburgo, junto con Bruselas, son las dos capitales de Europa. Estrasburgo es también la capital de la Alsacia, quizás la región con las ciudades y pueblos más bellos de Francia.
La ciudad perteneció varias veces a Alemania y otras a Francia, ya que está lindando con Alemania y solo las separa el rio Rhin. La ciudad alemana más cercana es Kehl, a unos 4 kilómetros. Es por esto por lo que es una ciudad medio francesa y medio alemana, y lo podemos apreciar en varios aspectos, entre ellos su arquitectura y su gastronomía.
También es la capital de la Navidad en Europa. Es la ciudad más encantadora que conozco en esa época, merece la pena una visita durante las fiestas navideñas.
Para ir a Estrasburgo en avión tenemos varias opciones, no demasiado baratas. Desde Alicante con Ryanair lo podemos hacer llegando al aeropuerto de Karlsruhe-Baden-Baden, que está a unos 63 km de la ciudad. Otra posibilidad es ir desde Madrid con vuelo directo con Iberia (unos 250 euros ida y vuelta).
La mejor época para ir a Estrasburgo es de mayo a agosto. Los estrasburgueses dicen que la ciudad solo cuenta con dos estaciones: el otoño y el invierno, que es muy duro. Por lo tanto, es preferible ir en “otoño”, cuando no hace tanto frío. También, aunque haga mucho frío, no dudéis de ir en Navidad, les aseguro que será una experiencia maravillosa.
El origen de Estrasburgo es romano, aproximadamente del año 12 a.c. Posteriormente y hasta el siglo XVII estuvo bajo la influencia germánica, más tarde se la anexionó a Francia.
Estrasburgo es y ha sido lo que su nombre indica “un cruce de caminos” (Straten-Burgum). Aquí se compuso “la Marsellesa”, himno nacional de Francia, y también se inventó la bandera azul con estrellas doradas de la Unión Europea.
Es una ciudad que tenemos que recorrer a pie para poder saborearla como se merece y descubrir sus callejas medievales y sus canales.
Su Catedral de Notre-Dame fue el edificio más alto del mundo durante dos siglos
Lo primero que veremos al llegar será su Catedral de Notre-Dame, que nos impresionará, sobre todo la altura de su torre, 142 metros, que fue el edificio más alto del mundo durante dos siglos, hasta que se levantaron las torres de la catedral de Colonia, con 157 metros.
Construida en el año 1015, un incendio la destruyó en el año 1176 y su reconstrucción duró 250 años. En un principio fue de estilo románico, después paso a ser gótico tardío. Sin embargo, el estilo gótico tiende a la simetría de sus obras y, cuando iban a levantar la segunda torre, se dieron cuenta que era imposible, porque el suelo de la catedral se estaba hundiendo por su gran peso y no admitiría la segunda torre. Así pues, la dejaron solo con una torre y por esta rara circunstancia es el símbolo de la ciudad, por su originalidad.
En su interior nos llamarán la atención sus vidrieras, la caja del órgano y el púlpito, pero sin duda lo que más atrae a los turistas es su reloj astronómico. Cada día a las 12:30 horas una serie de mecanismos ponen en marcha a los doce apóstoles, que reciben la bendición de Cristo, mientras canta un gallo en la parte superior. También tiene un planetario de Copérnico.
La catedral tiene dos leyendas que me contaron. La primera dice que a la derecha de la catedral está la casa más antigua y bonita de Estrasburgo, la “Casa Kammerzell”, del siglo XV, y su fachada está inspirada en episodios de la Biblia. Actualmente hay un hotel y un restaurante. Cuentan que hay unos pasadizos que conectan esta casa con los bajos de la catedral y que dos chicos se quedaron encerrados en esos túneles. Al parecer, cuando es de noche y la ciudad está en silencio, se escuchan sus gritos.
Otra leyenda cuenta que cuando se acabó la construcción de la catedral, el diablo vino a verla, pero ante su grandeza y majestuosidad el diablo no pudo entrar y se quedó dando vueltas sin parar volando alrededor de ella, creando mucha corriente. Por eso la plaza de la catedral es el sitio donde hace más viento de la ciudad.
El Palacio de Rohan está considerado una obra maestra de la arquitectura barroca francesa
Cerca de aquí veremos el Palacio de Rohan, antigua residencia de cardenales y príncipes-obispos. Está considerada una obra maestra de la arquitectura barroca francesa. Desde su finalización en 1742 han sido varios los personajes que se alojaron allí: Luis XV, María Antonieta, Napoleón, Carlos X y Napoleón III. En la actualidad alberga tres museos: Artes Decorativas, Bellas Artes y el Arqueológico.
Seguimos nuestra visita y llegamos a la Plaza Kleber, que es la principal plaza de la ciudad de Estrasburgo, la de mayor tamaño y el corazón del área comercial, algo así como la Puerta del Sol de Madrid. En el centro está la estatua del General Kleber, en su base hay una urna funeraria con sus restos.
Otras bonitas plazas son: la Plaza du Marche-aux-Cochons-de-lait (mercado del cochinillo), donde se vendían los lechones de cerdo, que tiene mucho encanto; y la Plaza Gutenberg, en honor al inventor de la imprenta moderna, ya que, aunque era alemán, vivió muchos años aquí.
La zona de más encanto de toda la ciudad es el barrio de la Petite France. Está situado en la llamada Gran Isla, un conjunto de calles rodeadas completamente de canales, famoso por sus casas de entramado de madera. Las calles con de suelo adoquinado. Una casa preciosa es la casa de los Curtidores, construida en 1572. Todo el barrio está lleno de restaurantes alsacianos. En la calle Grand Rue hay un montón de tiendas de vinos de la zona y ropa.
Cuando finalizamos el paseo por la Petite France llegamos a los Puentes Cubiertos, desde donde se obtiene la foto más romántica de Estrasburgo. Son los restos de una antigua fortificación de puentes y torres defensivas que se construyeron en el siglo XIII, todo rodeado por los cuatro canales del río que surca la ciudad. Originalmente eran unas pasarelas de madera cubiertas, de ahí viene su nombre. Actualmente son cuatro torres y los puentes ya no están cubiertos.
Muy cerca de aquí se encuentra la presa Vauban, una construcción preciosa, de carácter defensivo. Desde la presa es desde donde tenemos la mejor panorámica para hacer las fotos a los Puentes Cubiertos.
El mercado navideño de Estrasburgo es el más antiguo de Francia y quizá el más bonito de Europa
Además de los museos que hay en el Palacio Rohan, visitamos el Museo Alsaciano, dedicado a la historia y la cultura alsaciana y el Museo de Historia, donde se puede conocer la historia de la ciudad de Estrasburgo.
En verano hay varios festivales en la ciudad, sobre todo de música, pero lo que realmente se vive en la ciudad es la Navidad: su mercado navideño es el más antiguo de Francia y quizá el más bonito de Europa. Los mercadillos más encantadores son los de la Plaza de la Catedral, la Plaza Kléber y la Plaza Broglie.
Otra experiencia que os gustará es dar un paseo en barco por sus intrincados canales. Los barcos salen del embarcadero que hay junto al Palacio Rhoan,. Tienen varios circuitos, con una duración de aproximadamente una hora.
El centro histórico de Estrasburgo está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y os recomiendo que os perdáis por sus encantadoras calles y canales, descubriendo por vosotros mismos los preciosos rincones de esta bella ciudad.
Es conveniente que elijáis un hotel céntrico, para movernos con facilidad. Podrían ser el hotel Roses, el Regent Contades o el D-Strasbourg.
La gastronomía es típicamente alsaciana, inspirada en la cocina francesa y en la alemana. Los platos más típicos son el “foie-gras” y la “tete de veau”, que es cabeza de ternera. Los encontraremos en casi todas las cartas de cualquier restaurante. La ventaja de estar tan cerca los dos países es que podemos comer cocina alemana y cenar cocina francesa.
Algunos de los guisos más típicos son el Baeckeoffe, un estofado de elaboración lenta mezclando tres tipos de carne (ternera, cordero y cerdo) con patatas cocidas, y el Civet, un guiso de liebre cocinado con el vino de la región. Otro plato para tomar si hace frío es el Roesti, elaborado con rodajas de patatas fritas, bacón, cebolla, queso y luego gratinado.
Tenemos que probar el queso más típico, el Munster, de olor muy fuerte, pero sabor delicado. No se os ocurra comprarlo para traerlo a casa, nosotros lo hicimos y faltó poco para que nos expulsaran del avión por su olor.
Buenísimos los vinos de la zona, el Riesling, el Gewurztraminer o el Muscat.
Algunos restaurantes que nos gustaron fueron el Maison des Tanneurs (una institución) Au Pont Saint-Martin y la Brasserie Flo.
Una buena idea es alquilar un coche y hacer alguna excursión por los alrededores de Estrasburgo. Hay pueblos maravillosos a menos de una hora de coche. Obernai, Ribeauville, Riquewihr, Kaysersberg y Colmar son buenas opciones. Y, ya en Alemania, Friburgo de Brisgovia.
Yo creo que con cuatro días podéis hacer un viaje fantástico, aunque lo ideal sería alguno más para conocer la zona a fondo. Personalmente, he vistiado la Alsacia varias veces y siempre vuelvo. Por lo menos una vez en la vida tenéis que ir.
Estoy seguro que os encantará esta ciudad de cuento.
RECOMENDACIONES DE ELISEO
- Dar un paseo en barco por los canales
- Comer en Casa Karmmerzell
- Subir a la torre de la Catedral, precioso panorama
- Si vamos con niños ir a Europa Park, el mejor parque de atracciones de Europa
- Visitarla en Navidad
Un viaje maravilloso y como tu dices, hay q hacerlo,aunque sea una vez en la vida.
Como siempre enhorabuena.