ENTREVISTA A MIGUEL SÁNCHEZ ROBLES
MÁGICAS PALABRAS. Por Consuelo Mengual.
“Salvación” (Murcia, Gollarín, 2017), del premiado autor caravaqueño Miguel Sánchez Robles, es una obra que contiene el verdadero pulso de la vida; un libro que está lleno de momentos de eternidad; un texto en prosa poética que narra un viaje espiritual muy poderoso por el Camino de la Vera Cruz consiguiendo el encuentro con lo metafísico y transcendente. Algo más allá de la materialidad está presente: un lugar en el que el tiempo se detiene y permite mirar y comprender lo que quedó atrás. Es una biografía desde lo cotidiano al bucear en la muerte mediante la exaltación de la vida; un fluir de la conciencia y un canto lírico al paisaje. Esta novela de conocimiento y aprendizaje establece un coloquio con los libros que el autor ha leído, como “El mito de Sísifo”, de Albert Camus, al ahondar acerca del sentido de la existencia que, aunque rutinaria, como ocurría con el esfuerzo continuo de Sísifo al subir la roca y su posterior caída para volver a empezar (castigo divino de la narración mitológica), es maravillosa.
¿Hace falta tranquilidad? Sí, es muy necesaria. Incluso en los centros educativos debería ser una asignatura y buscar espacios para la tranquilidad. Todo es muy acelerado. Cuando comenzó la crisis pensé en ella como oportunidad para leer, ver la naturaleza,… Pero no ha sido así; todo se aceleró más, hubo un alejamiento de las cosas sencillas.
¿Cómo podemos dar a nuestros días un poco de trascendencia, de hondura, de sentido? Estoy convencido de que los días vividos muy despacio son muy hermosos. Hay que educar la mirada, aprender a mirar, pensar, reflexionar y encontrar esa conciencia de ser uno mismo, de que estamos vivos. Valorar el milagro de haber nacido. Aprender a hacer cosas que no sabemos. Yo, por ejemplo, ahora que estoy jubilado he aprendido a nadar y tocar la batería.
¿A qué se refiere cuando menciona al “pus de la nada” que invade nuestro tiempo? De pequeño se escuchaba mucho la palabra pus, recuerdo a mi madre curando las infecciones de nuestras heridas. Significa cosas negativas. Estamos asistiendo a la muerte del pensamiento eliminando la complejidad y el sentido de la vida y eso es “el pus de la nada”, que funciona metafóricamente como una infección que se ha colado en nuestra civilización.
“Parece que el mundo está para desalentar y hundir a los que brillan. Te derrota. Y al final acabas tomando pastillas para que te interese la vida”
Afirma que “haber vivido es no morir nunca del todo”. Entonces, ¿no nos morimos de verdad? No, tanto la vida como la muerte son dos caras de algo. Es lo que yo denomino “el mito del eterno retorno”, la posibilidad de volver y vivir otra vez. Ese misterio que no sabemos lo que es y que está muy bien que no lo sepamos porque, si no, lo venderíamos en una tienda, como dice Bauman. No me conformo, me rebelo y creo firmemente que algo hay.
¿Qué ve en el cielo? Venero el libro de Claudio Rodríguez “Don de la ebriedad” al decir que siempre la claridad viene del cielo, es un don. La claridad es una bendición de cada día, está en el firmamento, me gusta mirar todos los colores del cielo. Todo lo que está relacionado con el azul del cielo está impregnado de existencia.
¿En qué cree? Creo cada vez menos en cosas concretas, en el dinero, en las redes sociales. En lo que hay que creer más es en las cosas pequeñas, en las que salvan, en lo que es superior a nosotros, en el poder redentor de la palabra.
¿Qué representa o simboliza el camino? El camino es el hilo para dejar brotar pensamientos, emociones y hablar de la vida. Es la lucha continua por estar vivo. Cruzar el camino, metafóricamente, forma parte de la misión de nuestra vida.
¿Siente el vacío del mundo? Mucho. Lo siento y me duele. La ingratitud, la mentira, la traición, que todo sea para venderse, tan vulgar, tan desalentador. Parece que el mundo está para desalentar y hundir a los que brillan. Te derrota. Y al final acabas tomando pastillas para que te interese la vida.
“Siempre he habitado el pensamiento con pasión y por eso leía o escribía”. ¿Le libera escribir? Escribir es como una “Luz encendida”, así se llama un libro de aforismos que estoy terminando; te salva a pesar de morir constantemente.
¿Se ha sentido Sísifo alguna vez? Sí, en muchas cosas, sobre todo en el pensamiento, ideas que germinan y nunca las puedes llevar a cabo ni transmitirlas a la gente; en esa inclinación a querer mejor al mundo. La vida es una sucesión de momentos mágicos para luego caminar descalzo y sin dolor. A veces no nos gusta la soledad ni la elección que nos ofrece la Tierra. Nadie nos ha hablado de lo que siente Sísifo, todo son especulaciones literarias. Debe haber algo potente. Basta haber vivido un solo día para poder aguantar muchos años muertos.
¿Qué representan todas las manos del mundo? Las manos son la metáfora del esfuerzo, como Sísifo empujando su piedra, del latir de la vida, del pulso vital. Valoro la gente que trabaja, que mueve sus manos. Ellos nos salvan.
“Escribir es como una luz encendida, te salva de morir constantemente”
¿De qué siente tristeza? Por muchas cosas, pero sobre todo por no poder alcanzar lo que de verdad queremos, por cómo se corrompen los sueños o mundos que queremos crear.
¿Qué teme ver en el espejo? Le tengo miedo a los espejos de forma metafórica y real, tal vez influye algo el mito del cine porque los vampiros no se reflejan en ellos. Siempre pienso que hay alguien detrás. Ahí está el paso del tiempo, te dan ganas de hablar de ti mismo y todo lo que diría es profundamente triste. Refleja la culpa y el dolor con más intensidad que la belleza.
Es un viaje en soledad, porque no está la madre. Le debo mucho a mi madre, creía en mí de manera especial. Murió muy joven y le debía una explicación porque sentía no haberle podido contar todas mis cosas, quedé debiéndole palabras. Heredé de ella el amor a la palabra y al lenguaje y quien ama el lenguaje ama la sabiduría y la vida. Yo creo mucho en la fascinación por las palabras.
¿Cuáles son sus autores favoritos? Me fascina Pessoa, su actitud ante el mundo, cómo se conformó viviendo en un espacio tan reducido, pero lleno de palabras, sentimientos, vida, versos tan especiales plasmados en “Desasosiego”. Hay algo inexplicable, ¿cómo llegar a poder escribir esos poemas, que sólo él vio?
¿Por qué necesitamos la salvación? Todos queremos salvarnos, pero no sabemos de qué, ese es el problema. Encontrar el motivo o la causa de lo que queremos salvarnos es una misión. Hay que tener conciencia propia de nuestra salvación y de la humanidad. Llegar a ti mismo es la salvación.
¿Nos da miedo hablar de la muerte? Sí, no hablamos ni pensamos en ella, está desterrada. Al final, todos quisiéramos tener una buena conversación con Dios. Me gusta pensar que sólo tendremos tres segundos y lo que le digamos será la auténtica poesía.
Los ojos de Miguel Sánchez Robles ven “un mundo sin mundo” porque “todo está en las pantallas”, y plantea que obedecer y morir son las dos cosas que más suceden, pero él no se resiste y nos invita a vivir, siempre, porque Sísifo, a pesar de todo, fue feliz.
Miguel es poeta, poeta a secas, poeta a su pesar…Nos quiere engañar y escribe prosa -¿prosa poética, existe?- mas no lo consigue. Lo suyo es poesía, poesía toda.
Luminoso. Secillamente.
Miguel es como el Bautista: «la voz que clama en el desierto».
Pessoa, como Odiseo se identificaba co NADIE, porque era una constelación de sujetos diversos y encontrados. Extranjero y transeunte dentro del sí mismo. El porta luso nos ofrece un ejemplo de resistencia frente a la mediocridad de lo cotidiano.
Gracias, por reflexionar ‘sobre la muerte del pensamiento» y el desasosiego metafísico….