LUGARES CON HISTORIA. Por Leandro Madrid S.
En Murcia se encuentra ubicada la pequeña ermita de Nuestra Señora del Pilar, que da nombre a la calle. Fue construida en el último tercio del siglo XVII en sencillo estilo clásico-manierista.
Por aquellos años aún existía la muralla árabe y una antigua puerta de entrada a la ciudad, la llamada Puerta de Vidrieros, que se conservó hasta los años 60 del siglo XIX, cuando se quitó para dar amplitud a la calle.
La bala quedó detenida en un relicario de la Virgen del Pilar que llevaba entre las ropas y evitó que sufriera algún daño
La construcción de la ermita está basada en la historia-leyenda del suceso acaecido en el año 1680. En ella, el corregidor de Murcia Francisco M. de Pueyo, aragonés de Zaragoza, pasaba por dicho lugar y observó a un individuo sospechoso al que interpeló, pero no quedando conforme con la explicación volvió a preguntarle datos de identificación. El hombre desconocido sacó un arma y disparó alcanzando al corregidor en el pecho, pero la bala quedó detenida en un relicario de la Virgen del Pilar que llevaba entre las ropas y evitó que sufriera algún daño.
El hecho se consideró un milagro de la Virgen, por lo que se decidió levantar en el lugar una ermita a la Virgen del Pilar. El corregidor fue pagando la construcción con su dinero particular, incluso cuando años después fue trasladado a otra ciudad. Al finalizar las obras, el Sr. Pueyo la donó a la ciudad de Murcia, por lo que el Ayuntamiento es el responsable de su mantenimiento.
La ermita es de una sola nave, con altar barroco conteniendo la imagen de la Virgen del Pilar y fachada a la calle del Pilar. Ha sufrido varias restauraciones en sus más de tres siglos de existencia: guerras, revoluciones, asaltos franceses, desamortizaciones, etc. le han dado su aspecto actual. El interior está muy restaurado, casi “reciente”, por lo que poco queda de su primera época.
Cuando desapareció el arco de Vidrieros, en el siglo XIX, se colocaron en la fachada de la ermita los escudos que había en dicha puerta. El gran escudo real y dos más pequeños de la ciudad de Murcia, que sólo llevan seis coronas pues son anteriores a Felipe V, el primer rey Borbón, que fue el que le dio la séptima corona después de la Guerra de Sucesión.