Por Carlos Escobar Sánchez. Fotografías: Ana Bernal.
Desde la construcción del Real Casino de Murcia a mediados del siglo XIX, cada uno de sus rincones está impregnado de cultura. El emblemático monumento capitolino ha vehiculizado de manera tradicional las inquietudes literarias y artísticas de los murcianos a través de distintas tertulias, conferencias, exposiciones y conciertos.
La música clásica es una de las disciplinas del arte que ha tenido más presencia en el Casino desde su inauguración y en particular, han sido los programas de música de cámara los de más relevancia en los salones del ecléctico edificio en sus ciento setenta años de vida.
La música clásica es una de las disciplinas del arte que ha tenido más presencia en el Casino desde su inauguración
La música de cámara o Hausmusik surge a mediados del siglo XVIII como consecuencia del protagonismo social y económico que toma la burguesía ilustrada. En este momento, el lenguaje musical se hace más universal al independizarse del texto, la forma sonata se consolida como modelo de composición y podemos aseverar que nace el concierto público. Uno de los factores más determinantes en el despegue de la Hausmusik es la fabricación a gran escala de pianos y su posterior comercialización que introduce este instrumento en los hogares de una clase social muy ávida de música. En todo este contexto, surge el cuarteto de cuerda como forma de expresión musical donde se conversa racionalmente entre iguales sin que cada individuo pierda en ningún momento su identidad.
El Real Casino ha sido un oyente implicado en la buena música como lugar idóneo para albergar conciertos de cámara caracterizados por el talento, el esfuerzo, la disciplina y la sensibilidad de los intérpretes. Por ello, siempre ha puesto al servicio del arte musical sus mejores estancias, destacando entre ellas el salón de baile de estilo neobarroco que nos transporta a Versalles y en el que la Música comparte protagonismo con la Escultura, la Pintura y la Arquitectura en los frescos que lo embellecen.
A lo largo de su existencia, el Real Casino de Murcia ha sido un importante bastión para la música clásica, no sólo por su situación estratégica en la ciudad, sino también por la sensibilidad e interés por la cultura de sus socios. La música es capaz de unir a la Humanidad especialmente cuando su discurso melódico es comprendido por el oyente. La música de cámara supone una permanente conversación entre los intérpretes, donde el conjunto está por encima del ego personal de cada uno de ellos.
La música es capaz de unir a la Humanidad especialmente cuando su discurso melódico es comprendido por el oyente
Los socios del Casino que nos antecedieron sabían lo importante que era la acústica de sus espacios para que el oyente descifrara con naturalidad el mensaje contenido en las composiciones camerísticas. Por ello, este espacio cultural ha contado con un piano sobre el que ha girado su vida musical. A lo largo de los cientos de conciertos y recitales que se han organizado en el salón de baile del Casino, el socio ha sido testigo de infinidad de gestos, miradas y señales inadvertidas que intercambian los músicos y cantantes para lograr conectar con el público asistente, condición indispensable para que podamos hablar de una música de calidad.
Los socios de hoy día tenemos la responsabilidad de custodiar con el mimo de nuestros antecesores a esta disciplina artística que tantas satisfacciones nos da y que antepone el diálogo racional entre iguales a cualquier otra tipo de consideración económica o social.