EL NÚMERO DE DIOS

PINCELADAS. Por Zacarías Cerezo.
Cuando pinto, presto especial interés a la distribución de los elementos dentro del cuadro para lograr el equilibrio necesario y dar coherencia al mensaje que quiero transmitir. La composición creará un recorrido que conduzca la mirada hasta el centro de interés, procurando que quede retenida el tiempo suficiente para “leer” la obra. El asunto es, ahora, más importante que nunca, porque andamos saturados de imágenes y sólo las mejores captan realmente nuestra atención.

Hay muchos tipos de composición y muchas teorías al respecto, todas a tener en cuenta; pero una con la que no puedo es la proporción aurea, también llamada sección aurea, razón aurea, rectángulo dorado, etc. Todo muy dorado, pero inconsistente, según mi parecer.

Es una teoría que proviene de los tiempos de Euclides, desarrollada gracias a la obtención del número “perfecto”, que se deriva de la relación entre dos segmentos de línea recta en la que la suma de los dos segmentos a y b, es al segmento mayor a, lo que este segmento a es al menor b. Ello da como resultado el llamado número phy: 1,61803…

Partiendo de él se obtiene el rectángulo que se considera perfecto, dentro del cual se pueden ir haciendo rectángulos “perfectos” cada vez más pequeños, y sobre cada uno de ellos trazar una curva que dará lugar a una espiral. Dicha espiral coincide con la de la concha del nautilus, que siempre se pone de ejemplo para explicar cómo la Naturaleza se organiza en base al número phy. Aparte del nautilus, los partidarios ponen ejemplos para todos los gustos: algunos muy forzados.

El fraile italiano Luca Pacioli (1445 – 1517) fue un matemático que abundó en esta teoría. Consideraba al número phy un número perfecto y único, y por eso lo llamó número de Dios en su obra La Divina Proporción.

Lo absurdo es que, en tiempos actuales, se siga considerando que, en materia de arte y diseño, la composición que guarde relación con la proporción aurea posee un valor estético indiscutible, algo así como una garantía de belleza.

De nada sirve que los vendedores de la teoría hagan encajar el Partenón o la sonrisa de la Gioconda en el rectángulo dorado para demostrarla: las formas de composición son infinitas, y la mayoría no coinciden con dicha teoría: ni la echan de menos.

Ejemplo de composición en base a la proporción aurea (véase la ilustración): Se pinta el Puente Viejo de Murcia; se le superpone una espiral aurea encajándola como mejor le plazca al autor. Ya la tiene.


zacariascerezo@gmail.com

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