EL MALECÓN SE AHOGA EN EL OLVIDO

DE MURCIA AL CIELO. Por Carmen Celdrán.

El domingo cumplí con una tradición murciana indispensable, pasear por el Malecón, con parada incluida en el mercado de antigüedades. Por un momento me sentí Dorothy en la famosa película El mago de Oz y mis zapatos mágicos me llevaron hacia el fiero guardián que tuvo un pasado glorioso: el león del Malecón. Esperé que se unieran el resto de los personajes y nos acompañaran en el paseo por la arteria que une la ciudad con la huerta e improvisamos la visita en busca del mago de Oz. Justo al final del Malecón nos encontramos con su estatua, la que honra la memoria de don José María MuñOZ, que parece ser que donó cien mil duros a los inundados de 1879
(la famosa riada de Santa Teresa).

Los políticos aún no se han dado cuenta de que se cumple, una vez más, la teoría de los cristales rotos


El origen del Malecón se remonta al S. XV, aunque fue reconstruido por el cardenal Belluga y toma la forma que hoy conocemos elevándose hasta 3 metros sobre el nivel del suelo y formando una lengua de piedra que cumple la misión de proteger a la ciudad de las inundaciones.

Si queremos conservar este BIC sería importante retirar los elementos distorsionantes como las casetas, los cables, los restos de basura o escombros. Pero sobre todo las pintadas a lo largo del paseo, en las cuales abundan las consignas reivindicativas de izquierdas que, desgraciadamente, nos hacen volver una y otra vez al día de la marmota. El Malecón es símbolo de la decadencia. Los políticos aún no se han dado cuenta de que se cumple, una vez más, la teoría de los cristales rotos. Y esto es que si un cristal está roto y no se arregla, pronto habrá otro cristal roto, pues los vándalos seguirán destrozando. Con los grafitis pasa lo mismo, si no se borran los primeros hay un efecto contagio de las conductas incívicas y las pintadas aumentarán en la zona.


En cuanto al Jardín Botánico, es hora de que recupere su esplendor. El que un día tuvo con José Echegaray Lacosta, médico y, más tarde, por oposición, nombrado catedrático de Agricultura en el instituto Alfonso X el Sabio de Murcia. A este gran señor le debe Murcia el nacimiento del Jardín Botánico que hoy no es la sombra de lo que fue, pues la obra de Echegaray fue sometida a la dejadez.

Pero hace unos años nació la Asociación del Jardín Botánico de Murcia, que quería recuperar más espacio verde y menos recinto ferial. Desgraciadamente, no ha podido ser pues las fiestas y las casetas siguen imponiéndose, a pesar de la necesidad de resucitar un museo vivo que un día fue uno de los más importantes de España. Para disfrute de los ciudadanos se debe rescatar el Malecón y su Jardín Botánico: es de vital importancia para todos.

Carmen Celdrán.
@carmenceldran

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