EL CORAZÓN DE ALFONSO X EN LA CATEDRAL DE MURCIA

LUGARES CON HISTORIA. Por Leandro Madrid. S.

El presbiterio de la catedral de la diócesis de Cartagena, en Murcia, tiene el título de real porque en él se encuentra el corazón del rey Alfonso X el Sabio, soberano de Castilla y León.  

Nacido en Toledo el 23 de noviembre de 1221, hijo de Fernando III el Santo y de Beatriz de Suabia, princesa imperial de Alemania, participó, junto a su padre, en las conquistas de Sevilla y Jaén y lo representó en la incorporación del reino de Murcia al de Castilla. Por su parte, reconquistó Cádiz y Jerez de la Frontera.  

Fue el primer rey de Castilla que convocó las Cortes del reino, reformó la moneda y la hacienda y reconoció el Concejo de la Mesta. Tuvo problemas con sus hermanos, sus hijos y con gran parte de la nobleza porque no comprendían las reformas que pretendía, tendentes a fortalecer a la monarquía frente a los poderes de los grandes nobles. A pesar de sus fracasos, era el soberano más culto de su tiempo: hablaba varios idiomas y tenía conocimientos políticos, matemáticos, literarios, astronómicos, etc.

Fundó en Toledo, donde nació hace 800 años, la Escuela de Traductores, en la que coincidían los hombres más sabios de su tiempo, tanto judíos, como mahometanos y cristianos. De ella salieron publicaciones muy importantes: el Fuero Real, Siete Partidas, Las Cantigas, El Espéculo, el Libro de los Juegos, la Historia de España, entre otras.

1275 fue para el monarca un año marcado por tres dolores: murió su primogénito Fernando, llamado el de la Cerda, quien debía ser su heredero; el Papa Gregorio X se mostró contrario a su proclamación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico; su segundo hijo, el infante D. Sancho, se proclamó heredero del trono en contra de la Ley de las Partidas y de los derechos de sus sobrinos Fernando y Alfonso, hijos del primogénito.

Escribió en su testamento que sus entrañas fuesen enviadas a Murcia por su fidelidad

Su fracaso imperial hizo que muchos nobles apoyaran a D. Sancho. El rey se fue quedando con pocos fieles, aunque conservó los de Sevilla y Murcia.

Tendrían que pasar dos siglos y medio para que su descendiente Carlos de Austria, también rey de Castilla como Carlos I y nieto de emperadores de Alemania, fuera coronado por el papa como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V.

Alfonso X murió en Sevilla el 4 de abril de 1284 y fue enterrado junto a sus padres. Sin embargo, escribió en su testamento que sus entrañas fuesen enviadas a Murcia por su fidelidad y se trasladaron al Monasterio de Santa María la Real.

En 1525, el rey Carlos I, en presencia del obispo de Cartagena y cardenal Mateo Lang, pidió que los restos se trasladasen a la catedral, a la capilla mayor, y que ahí no se enterrase a nadie más. La urna con los restos del rey fue colocada bajo un arcosolio, a la derecha del oficiante, con adornos de hornacinas y esculturas.

En 1575, el Concejo de la Ciudad decidió incluir el corazón del rey en el escudo de Murcia, como así continúa hoy. En febrero de 1854 se incendió la catedral, pero se salvaron las entrañas reales, que fueron colocadas en una nueva arqueta de plata, donde se conservan en la actualidad custodiadas por las esculturas de dos maceros medievales.

Una inscripción, en caracteres góticos, dice:

AQUÍ ESTAN LAS ENTRAÑAS DEL SEÑOR REY DON ALFONSO X, EL QUAL MURIENDO EN SEVILLA POR LA GRAN LEALTAD CON QUE ESTA CIBDAT DE MURCIA LE SIRVIO EN SUS ADVERSIDADES LAS MANDO SEPULTAR EN ELLA

23 – XI – 2021 (800 años)

Leandro Madrid S.
Ldo. en Historia del Arte.

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