ETIMOLOGÍAS MURCIANAS. Por Santiago Delgado
Los murcianos le debemos al Cenajo, al pantano del Cenajo, la vida y la seguridad. La vida porque regula el riego de las tres vegas, alta, media y baja, que coge parte de Alicante, ya saben. Se inauguró en 1964, Franco imperante. Y supuso un alivio trascendente para más de la mitad de la población regional, entonces provincia. Además, fue valladar de riadas. Más tarde la presa del Paretón, en el Guadalentín medio, cercenó los ímpetus fluviales de las tierras altas de Lorca.
–Muy bien, jefe, pero de dónde viene lo de Cenajo.
Pues es palabra castellana, desde luego. La fonética cronológica nos dice que proviene de “cenáculo”, en origen lugar chico donde se cena. La palabra está muy contaminada por la Biblia neotestamentaria, y hace referencia al lugar donde cenaron Jesús y sus apóstoles aquel Jueves Santo originario. Luego, ha adquirido cierto sentido conspiratorio, que no vamos a glosar.
En principio, cenajo viene de cenáculo como oreja viene de aurícula. Y ya está explicada la parte filológica. Cenajo, aparte de nombre propio de lugar, es sustantivo común. Llamase cenajo a todo lugar donde los pastores de la trashumancia, grande o pequeña, se cobijaban a cenar, para resguardarse de la intemperie, hubiera tormenta o no. No sería improbable que se reunieran varios de aquellos rabadanes, a quemar soledad y hacer condumio en comandita. Esos lugares solían ser abrigos en las escarpaduras de las barranqueras y precipicios tan comunes. No llegaban a ser cuevas. Y en ellos, a su cobijo, los pastores cenaban y dormían. Cenajo es singular, pero también es colectivo, como racimo lo es de uvas. En una pared de caliza, es usual que haya varios “cenajos”. Quien haya ido a Zaén, en Moratalla, sabe de qué hablo. Pero en lugar de usarse el plural, se colectivizó el singular: el Cenajo, por “pared de montaña donde hay varios cenajos”. No es difícil de entender. Esta pregunta, de salir en examen, no puntuaría como extraordinaria.
Hoy, Cenajo es nombre de pantano, y punto. La historia y origen de las palabras son cosas de los eruditos, que viven de ello. O por lo menos, se gozan de ello. Cenajo es casi sinónimo de pantano.
–Mira, papá, un cenajo –habrá dicho algún niño murciano al ver por la ventanilla alguna cola de embalse. Y es que, ya se dijo, el Cenajo es partero de la posibilidad sostenible de lo murciano.
Pero, en el origen, ya saben, pastores que cenan al cobijo de un saliente de montaña caliza. ¡Cuántas historias de pastores, migas ruleras y embutido de la matanza casera, amén de queso rancio de cabra, habrán sepultado las aguas del Cenajo!
Ya está.
¡Vaya con el vocablo del que nunca supimos su origen! Gracias a Santiago Delgado que, además, nos ha regalado un hermoso texto con un preciso contenido.