EL CLUB DEL SUJETADOR ENCOGIDO

CICUTA CON ALMÍBAR. Por Ana María Tomás.
Siempre la misma cantinela por estas fechas: que si aquellas comidas traen estas lorzas, que si lo que traen los Reyes Magos, sin que se les pida, son cinco kilos más de grasa “parcuerpo”, que si los mazapanes van, como los hombres, directos a las caderas, que si la Navidad es el tiempo perfecto para cargarse a diabéticos, hipertensos y anginosos de pecho… Por no hablar, claro, de ejercicios torturantes de todo tipo, gimnasio a todas horas, machaque de articulaciones hasta la extenuación, dietas draconianas y una cosecha superabundante de revistas con la única finalidad de sacarnos los cuartos, amargarnos los dulces y esclavizar a la Mujer que ha conseguido pasarse por el forro de los ovarios cualesquiera otras imposiciones.

¿Y todo por qué? ¿Porque no cabemos en la ropa? ¿Pero es que todavía no se han enterado de que, al igual que la luna influye en las mareas, también lo hace, en enero, en las prendas de vestir? Encogiéndolas. Por supuesto.

No es que nosotras no quepamos en sujetadores, bragas, faldas o pantalones, no. Es que todo ello ha encogido debido a un extraño encantamiento que suele producirse, principalmente, en enero.

Confieso que soy una de las víctimas de semejante encantamiento pero, no por ello pienso amilanarme ni invertir un duro en revistas que me hagan mala sangre; por el contrario, pienso organizar un club, el “Club del Sujetador Encogido”. A ver si así también se les encogen, a tanto enteradillo adelgazador, las ganas de sodomizar.


NO ES QUE NOSOTRAS NO QUEPAMOS EN SUJETADORES, BRAGAS, FALDAS O PANTALONES, NO. ES QUE TODO ELLO HA ENCOGIDO DEBIDO A UN EXTRAÑO ENCANTAMIENTO QUE SUELE PRODUCIRSE, PRINCIPALMENTE, EN ENERO


Que digo yo que, al igual que aquel año que sobró tanta uva como para que a un espabilado se le ocurriera la idea de poner a una buena parte del mundo a comer doce granos en Nochevieja, bien podríamos las chicas del “Club del Sujetador Encogido” poner a más de uno a comer revistitas y consejitos inútiles. Inútiles, sí, porque, por si no lo saben, en un estudio médico publicado por la “Universidad Washington, en Saint Louis (EE.UU) se afirma que, estar delgado o gordito no es sólo cuestión de comer más o menos, o hacer más o menos ejercicio, sino de bacterias. Como lo oyen. Bueno, como lo leen.

Bacterias. Al parecer, en el intestino humano existen, entre otros, dos grupos más comunes de bacterias, las “bacteroidetes” y las “firmicutes” y, si el equilibrio está alterado y hay mayoría de firmicutes, los alimentos nos lucen tres veces más que si tuviésemos mayoría de bacteroidetes, que se jalupan, cual solitarias, aquello que iría a depositarse en las peores partes de nuestra anatomía.

Imaginen qué maravilla de descubrimiento. A todo aquel que haya que mirarlo dos veces para verlo, pues nada, bacteroidetes con él o ella como aperitivo. Y a quien le sobre chicha, firmicutes al canto.

Claro que, según mi amiga Santi, su hermana se quitó setenta kilos de grasa de un golpe. ¿Cómo? me dirán ustedes. Sencillo: divorciándose.


Ana María Tomás.

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