SALUD EN EL ANTROPOCENO. Por María Trinidad Herrero
Los casinos son literalmente decimonónicos. No quiere decir que sean anticuados o pasados de moda, quiere decir que tienen solera porque su fundación está vinculada al siglo XIX, ya que muchos de ellos iniciaron su andadura y tuvieron gran influencia antes del año 1900.
En el siglo XIX sucedieron gran cantidad de transformaciones no solo económicas sino también sociales. El cambio económico lo motivó la consolidación de la Revolución Industrial que se había iniciado en el siglo anterior, pero que a España llegó con años de retraso. Se produjo una metamorfosis de la mentalidad social porque las formas de trabajo artesanal dejaron paso a la mecanización y al auge de industrias que transmutaron los modelos de producción y comercialización. Asimismo, el desarrollo del ferrocarril que conectaba municipios a velocidades previamente insospechadas, la transformación tecnológica y el auge económico de ciertas clases sociales propiciaron un dinamismo que dio lugar a la aparición de nuevos ambientes culturales basados en un notorio cambio político y de mentalidad.
El RCM acrecentó su calidad cuando permitió a las mujeres ser Socias de pleno derecho
En esas circunstancias, en diferentes ciudades y municipios de todo el continente europeo aparecen los casinos, los clubes y los círculos sociales. Estas sociedades recreativas eran privadas y, en base a los usos y costumbres de la época, eran exclusivamente masculinas: espacios privados para varones no solo dedicados al ocio, a timbas, a jugar y beber, sino que, además de actividades festivas, culturales y políticas, eran lugares elegidos para establecer planes de negocio.
En las grandes ciudades, los casinos podían ser específicos de oficios, círculos de agricultores y ganaderos, de artesanos o de empresarios. En los casinos se desplegaron y brotaron actividades artísticas y, poco a poco, se convirtieron en centros culturales de gran arraigo donde se preservaban las tradiciones y donde se reunían poetas y escritores junto a economistas y políticos. En una época no solo sin internet, sino también sin televisión y sin radio, solo la prensa era la transmisora de noticias.
Con esa atmósfera relajada, singular y de calmada laxitud surgen las tertulias. El diccionario de autoridades de 1739 define tertulia como la “junta voluntaria o congreso de los discretos para discurrir en alguna materia”, o la “junta de amigos y familiares para conversación, juego y otras diversiones honestas” que surgían espontáneamente en la sobremesa. Las tertulias españolas, a diferencia de las academias italianas o los salons franceses, son informales y con temática diversa: política, literaria, musical, económica. Son reuniones periódicas de contertulios o tertulianos, personas interesadas en un tema concreto sobre el que comparten sus ideas, debaten y se entretienen, desarrollando el espíritu crítico y la tolerancia. Este sistema de diálogo distendido y de discusión, casi siempre amable, era habitual en los casinos no solo en España, sino también en países de habla hispana y se fue trasladando a otros ambientes, como los actuales en espacios televisivos.
Los casinos se pueden considerar, con este bagaje, como saludables focos de cultura que alimentan el intelecto, las emociones y la creatividad humana donde se respira una etérea sensación serena de sosiego y calma. Respecto al Real Casino de Murcia, club privado desde el 11 de junio de 1847, cuando se traspasa la puerta de entrada, sus espacios monumentales, sus paredes, el suelo, los techos y el mobiliario podrían contar mil historias vividas por tantos Socios en estos 175 años de vida. Pero, además, rezuman una quietud imperturbable transmitiendo una sensación de plácida alegría que disfrutan Socios y visitantes.
Pero si ser foco de cultura es importante y con ello ya cumple una función social, ser foco de socialización es altamente terapéutico. Para el cerebro humano, la conectividad social es imprescindible para aumentar la capacidad mental, mejorar las habilidades mnémicas, activar el pensamiento y, por supuesto, para aliviar y restablecer la salud psíquica y la salud integral del organismo.
El Real Casino de Murcia acrecentó su calidad cuando permitió a las mujeres ser Socias de pleno derecho. Así reforzó su categoría no solo porque se modernizó y se regeneró, sino porque apostar por la paridad y superar una regla obsoleta y anacrónica en estos tiempos (que, no obstante, todavía conservan algunos clubes en otros países) ha redundado en riqueza de la vida social de la institución. Y, por supuesto, las mujeres lo agradecemos porque también tenemos derecho a disfrutar de las oportunidades y de los beneficios que ofrece un club peculiar sin par.