LA CARA B. Por Antonio Rentero.
«Mi hermano es Campeón de España de Triatlón, pero el primero en entrar en esto fui yo, en la prueba que se celebra en Agramón, donde nos hemos estrenado los tres hermanos: yo en 2012, Jorge en 2013 y Pablo en 2014. Un triatlón en una tierra, Albacete, a la que amo profundamente, y no hay mejor manera de disfrutar de ella que nadando en sus aguas, corriendo por sus caminos y circulando en bici por sus carreteras. Otra de mis pasiones y ocupaciones, la bici… aunque esa es otra historia.
Mi primer triatlón fue una pequeña cabezonería. Ni siquiera tenía la bicicleta necesaria para competir, me la dejaron unos amigos de Hellín, una ‘Specialized’ con casi tantos años como yo. El triatlón de Agramón consiste en cruzar un embalse nadando 750 metros, recorrer 20 kilómetros en bicicleta y cruzar la meta tras otros 5 kilómetros corriendo.
Aún no era tan famoso el triatlón ni tan popular como lo han hecho después nuestros campeones mundiales y olímpicos. Quería hacer algo que no hubiera hecho mi hermano antes (pues siempre me ganaba) y hacerlo antes de que a él le diese tiempo a entrenar y así poder ganarle. Puro espíritu de competitividad, algo que entre los tres hermanos ha sido connatural.
«La cara oscura del deporte es la cantidad de tiempo que te roba si quieres entrenar lo suficiente como para no ser un aficionado más»
En el triatlón de Guardamar 2017 tenía claro que era mi primer año de veterano y tenía que aprovechar ese pico de forma y mi intención de hacer podio se cumplió; quedé tercero de mi categoría, Veterano, con 40 años recién cumplidos, entrando a meta dentro de los 20 primeros en la general. Ese año el primero (en la clasificación general y en mi categoría) era un campeón mundial. Y detrás de él un campeón de Ironman. Hacer podio en ese ambiente casi vale doble, al menos para mí. No me creía ver mi nombre en el listado: POR FIN, mi objetivo en la vida era subir a un cajón y quizá por eso dejé después la práctica durante meses, había cumplido mi objetivo.
Me quedé vació. Tardé ocho meses en poder volver a entrenar aunque en otras disciplinas. Esos meses sin entrenar me han permitido enriquecer mi faceta familiar y profesional porque la cara oscura del deporte es la cantidad de tiempo que te roba si quieres entrenar lo suficiente como para no ser un aficionado más.
Hay una foto cuando me ponen la medalla en que se ve en mi cara reflejado ese “por fin”, la satisfacción de haberte propuesto algo, haberte esforzado para ser capaz de conseguirlo y, finalmente y tras esfuerzo, sufrimiento y pasión, obtener la recompensa. En esa foto a mi lado están el campeón del mundo y un ganador de varios Ironman, pero por mi sonrisa casi podrías decir que soy yo el que ha quedado por delante de ellos.
Al bajar del podio me di cuenta de que ya había dado todo lo que podía dar en esto, a lo más que podía aspirar era a subir al podio como tercero de Veteranos. Ese era mi top y lo he alcanzado. Es duro pero también me he dado cuenta de que ahora me divierto más entrenando porque ya no estoy obsesionado con no saltarme un minuto de entrenamiento para alcanzar el máximo objetivo que me he puesto.
Me llamo Nacho Tomás y, aunque no todo el mundo lo sabe soy, un triatleta.»