ARS Casino, por Loreto López
Ambos nombres unidos indisolublemente para siempre; un pequeño y hermoso pueblo del singular Valle de Ricote, Blanca, y un gran pintor que ha hecho de este rincón un referente, Pedro Cano. Una simbiosis perfecta que va a enriquecer la ya importante colección de arte del Real Casino de Murcia, gracias a la generosidad de este artista de renombre internacional.
Hablar de Pedro Cano, cuando tanto y tanto ya se ha dicho, sería caer en redundancias. Una trayectoria plena de experiencias y éxitos en los más distantes puntos de la geografía mundial, pero siempre regresando al origen, mejor dicho, con su origen en el epicentro de ese largo recorrido, el lugar que marca sus inicios y toda su vida, hoy el motivo central de esta exposición.
Nunca he olvidado cuando vi por primera vez la obra de Cano en la exposición que la Universidad de Murcia le dedicó, allá por 1983. Una tarde lluviosa tuve el placer de contemplar aquella muestra, casi en total soledad, pues allí estaba él, envuelto en su gabardina. En la vorágine de la memoria no consigo distinguir si me impresionaron más sus obras o aquella figura imponente, cual Quijote de Doré, que pacientemente se dirigió a mí dispuesto a explicar cualquier cuestión que me hubiera suscitado la contemplación de sus cuadros. Su cercanía y amabilidad, nunca perdida, a la hora de aproximar al espectador a sus creaciones, con todo lujo de detalles, es un noble aditamento a sumar a su virtuosismo como pintor.
La obra seleccionada por él para incorporar a la colección del Real Casino seguro habrá sido cuidadosamente elegida. Una acuarela, difícil aunque subestimada técnica que ennoblecen sus pinceles, de cuyas manos se muestran como ejemplo en algunas facultades de Bellas Artes españolas (no lo digo por decir, que así me consta), y un paisaje de su querida tierra, doradas azoteas de la morisca Blanca, al sol de la mañana, bajo la Peña Negra que dio nombre en origen a la población, pues han de saber ustedes que antes que Blanca el lugar fue conocido como Negra: curiosidades de la historia de nuestra Región.
Gracias, don Pedro.