AL RESCATE DE LA HORNACINA DE SAN BARTOLOMÉ DESDE ROMA

DE MURCIA AL CIELO. Por Carmen Celdrán.

He vuelto recientemente de un viaje a Roma. Si hay una película que te transporta a la ciudad eterna es, sin duda, Vacaciones en Roma, una de mis favoritas, y por eso recorrí cada uno de los escenarios, con especial atención a la iglesia de Santa María in Cosmedin, con la famosa Boca de la Verdad. Por un momento me sentí Audrey Hepburn en su papel de esa Cenicienta tan singular y, como ocurre en la película, probé suerte introduciendo mi mano en la famosa boca.

Después me dirigí hasta la zona del Circo Massimo. Esto no lo hizo la protagonista, pero como murciana me hacía mucha ilusión visitar la “Vía di Valle Murcia”, aunque debe su nombre al templo que dedicaron los romanos a la Venus Murcia o Diosa del amor y el mirto.

Otra cosa que me llamó la atención de la monumental ciudad son las hornacinas. Éstasson una herencia de las viviendas romanas –domus– pues recuerdan al lararium, unos pequeños altares sagrados donde se realizaban las ofrendas y las oraciones de los dioses. Pero es en el barroco cuando las hornacinas se extienden bajo advocaciones diversas.Hablando de hornacinas, en la Región de Murcia se han perdido un gran número. Unas por sustracciones de imágenes y otras desaparecidas por la piqueta. El vandalismo no deja de pegar fuerte, no hay respeto por la religión. Por ejemplo, hace unos años un gamberro tiró un martillo de dos kilos a la Virgen de los Peligros, el resultado: rotura del cristal de la hornacina y daño en la ceja de la Virgen. Poco después se cambió el cristal por uno antivándalos y la Virgen pasó por restauración. Pues bien, otras tallas que no corren tanta suerte son robadas y se pierden, y por eso mismo debemos cuidar y mimar las pocas que nos quedan, sean del tipo que sean: piedra, lámina, talla de vestir, azulejo.

Ahora que se va a hacer efectiva la restauración del interior de la iglesia de San Bartolomé para atajar las grietas y humedades que presenta, y reparar los daños que han sufrido los frescos de Muñoz Barberán y del muralista Pío Augusto Verdú, nuestra petición como murcianos es que la hornacina de las ánimas de San Bartoloméubicadaen el exterior, para el cual no hay presupuesto se restaure urgentemente, ya que tienes que imaginar o intuir su contenido: la opacidad del cristal no deja ver a la Virgen del Carmen ni las ánimas benditas. Es importante recordar que debajo de la hornacina hay un cartel que reza:

“A las ánimas benditas no te pese hacer el bien,
que sabe Dios si mañana serás ánima también”.

Carmen Celdrán. @CarmenCeldran

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