El arte de Planes es un arte espontáneo, sin sedimentos. CORREA-CALDERON (La Ilustración Española y Americana, 1920)
ARS Casino. Por Loreto López. Fotografías: Ana Bernal.
Hoy en el Real Casino estamos de muy feliz cumpleaños, el de nuestra “Venus”, que desde su axial pedestal, en el Patio Pompeyano, parece deleitarse abstraída en la contemplación de los que la admiramos. Pero no nos olvidemos, es un doble cumpleaños, pues también la “Cabeza de mujer”, dicen que retrato de Dolores Sánchez García, esposa y musa del mismo autor, que luce en la Antesala del Salón de Baile, nació por el mismo año.
Planes se estableció en Madrid pero no olvidó el arraigo a su tierra y realizó continuas visitas a su Murcia natal, donde era recibido siempre con especial cariño y admiración
Madrid había acogido a nuestro paisano, José Planes Peñalver (Espinardo, Murcia; 23 de diciembre de 1891 – 15 de julio de 1974), con ambición de ser gran figura del arte de la escultura. Pensionado por D. Antonio Clemares, Presidente de la Diputación, al que había realizado un retrato de gran acierto, a su llegada a la gran ciudad se instala en una modesta pensión, para más tarde alquilar su primer estudio en la calle Hermosilla, donde lo encontramos en los últimos años de la década de 1910. Atrás quedó su Murcia y la temprana formación con Sobejano en el Circulo Obrero, las clases de modelado con Antonio Meseguer en la Sociedad Económica de Amigos del País y la tarea de ayudante en el prolífico taller de Anastasio Martínez, su primer estudio compartido con compañeros como Pedro Flores, Luís Garay o Juan José Garrigós, su corta formación reglada en Artes y Oficios de Valencia, aprovechando el servicio militar; atrás quedaban, pero no olvidado el arraigo a su tierra y sus continuas visitas a ella, donde era recibido siempre con especial cariño y admiración.
Mientras en la gran ciudad lo iban descubriendo, en la capital murciana ya lo valoraban como uno de los grandes de la escultura. En diciembre de 1918, a petición de D. Mariano Ruiz Funes, el Casino se suma al Círculo de Bellas Artes para organizar un homenaje en honor del joven Planes por su éxito en la exposición del Ateneo de Madrid, banquete que se celebró de forma multitudinaria, unos 80 comensales, y con asistencia de las figuras más destacadas de la sociedad murciana el 26 de enero de 1919 en el hotel Patrón, frente a nuestro Casino. Puede que fuera entonces cuando se pensó en adquirir alguna obra de Planes para enriquecer la colección del Casino, que no se hará realidad hasta mayo de 1921, con la compra por valor de 4.600 pesetas de la “Venus”.
En 1918 el Casino se suma al Círculo de Bellas Artes para organizar un homenaje su honor por su éxito en la exposición del Ateneo de Madrid, banquete que se celebró de forma multitudinaria en el hotel Patrón
Pero si desde unos años antes el escultor era alabado como una gran promesa de las artes a nivel nacional, 1920 supone su reconocimiento pleno. Las menciones son continuas en prensa, no solo local. La revista “La Ilustración Española y Americana” incluye, entre las imágenes seleccionadas para el reportaje sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, el “Desnudo” que presenta Planes a concurso y que no es otro que el que hoy conocemos como “la Venus de Planes” del Patio Pompeyano de nuestro Real Casino.
En el Liberal del 13 de junio de 1920, el periodista y gran ilustrador, murciano de adopción, Luís Gil de Vicario narra con pasión de admirador y amigo la espera para la resolución del Premio Nacional de Escultura, al que nuestro artista había presentado el “Desnudo” o “Venus”, que se encontraba expuesto en el Palacio de Cristal.
Un piropo madrigalesco hecho «metier» acaricia las carnes de la figura que sonríe serena en indolente actitud. El brazo derecho sube y cruza sobre la cabeza, cual en el Esclavo del «Titán del Arte», para sostener el paño que cae con una solidez estatuaria y un plegado paralelo de singular belleza. El brazo izquierdo se dobla levemente para recoger el paño, y la manita, toda divinidad, sobresale como si fuese parte de él.
Tiene clásico quizá ese aire que recuerda las figuras de las estelas funerarias, pero es una Venus levantina, moderna y estilizada apasionadamente. La estatuaria serenidad del rostro, los carnosos labios nestorianos, el griego perfil, consiguieron una facies idealista de un alto valor simplificativo y nuevo.
Finalmente no pudo ser y en dura competición frente a Mateo Inurria, a pesar de las muchas voces críticas a su favor, solo pudo conseguir la Tercera Medalla; otro “Desnudo femenino” será doce años después el merecedor del primer premio del Concurso Nacional de Bellas Artes de 1932.
La estatuaria serenidad del rostro, los carnosos labios nestorianos, el griego perfil, consiguieron una facies idealista de un alto valor simplificativo y nuevo
Aun así, el éxito de 1920 y de su bella escultura ya era una realidad y apenas un mes más tarde, en la misma revista de la “La Ilustración Española y Americana”, podemos ver un especial a doble página sobre José Planes, con una portada en la que nos encontramos la imagen de la “Cabeza de mujer”, como ya hemos dicho posiblemente la de su esposa, de donde hemos seleccionado el autorretrato que lo ilustra y gracias al que podemos contemplar su serio semblante de intensa mirada, cuando aún faltan meses para que cumpla los 29 años. Esta vez la figura desnuda está presente en bellas palabras:
El «Desnudo», de Planes, tiene toda la euritmia del mar. El mar tiene su elegancia y su ritmo. ¡Un horizonte en el mar…! Fue en una asociación de ideas, en un estado de inconsciente ideología, cuando hemos comparado un desnudo de mujer con el mar. ¡Ah, pero quién tuviera tiempo a dialogar sobre esto, una tarde, frente al mar sereno!
Ese mar desde el que parece emerger nuestra Venus, hermosa, espléndida, intemporal, siempre joven, a pesar de que hoy celebramos su 100 cumpleaños.