Un secreto a voces: el Campo de Concentración de Albatera

Está considerado el más mortífero de los 118 campos de concentración que proliferaron a lo largo de la geografía española tras la Guerra Civil

Por Concha Alcántara.

panoramica2Nunca había oído hablar del Campo de Concentración de Albatera y eso que Isabel María Abellán llevaba cinco años dando clases de historia en el instituto de esta localidad de la Vega Baja del Segura. Pero una visita con sus alumnos a la Fundación Pablo Iglesias en Madrid la puso cara a cara con un plano de lo que parecía una prisión con la palabra Albatera como única referencia. Nadie le supo decir nada más pero está intrépida catedrática de Historia, que ofreció una conferencia sobre el tema en el Real Casino de Murcia, se dispuso a  investigar.

monumento1 “Nadie hablaba de ello, no te decían nada. No quieren que se conozca Albatera por eso”, explica con una voz suave. “Yo volví de Madrid impactada y empecé a hacer preguntas. Me miraban con recelo. Los mismos que me habían recibido en casa para contarme cosas de su juventud ya no querían hablar. Entonces, un día, una alumna me dijo que su padre quería hablar conmigo. Era un señor muy mayor, que estaba muy mal. Él fue el primero que me contó que ese plano correspondía a un campo de concentración y que hubo mucha gente de toda España”.

Lo que se puede ver a día de hoy no da pruebas de lo que ocurrió: apenas una losa conmemorativa junto a una extraña escultura en hierro. Hasta donde alcanza la vista, campo y una pequeña caseta. Pero hasta allí llegaron a partir del 1 de abril de 1939, una vez finalizada la Guerra Civil, entre 15.000 y 20.000 hombres desde el puerto de Alicante. El de Albatera está considerado el más mortífero de los 118 campos de concentración que proliferaron a lo largo y ancho de la geografía española tras la contienda. Antiguo campo de trabajo durante II Republica, con un régimen penitenciario abierto pensado para la reinserción de los presos, funcionó durante ocho meses como campos de concentración para los represaliados del régimen franquista. Las historias de hambre, sed, enfermedades, palizas y fusilamientos plagan los relatos de los que sobrevivieron. Uno de ellos, Isidro, compartió esas vivencias con la catedrática y fruto de ello nació un libro con su mismo nombre.

“Isidro tenía una memoria prodigiosa. Me hacía dibujos para ilustrarme lo que me iba contando. Y tenía muchos recuerdos. Él estuvo todo el tiempo en ese campo, desde el 1 de abril hasta que se cierra unos 8 meses después”, cuenta. En el campo, vigilado por soldados marroquíes, los obligaban a presenciar fusilamientos todas las mañanas, tenían que excavar su propia fosa, debían formar durante horas, les pegaban palizas o los ataban con alambre de espino. Lo peor, sin embargo, no fue eso. “Se morían de hambre y de sed. Pasaban las horas bajo el sol en un saladar. Los barracones estaban llenos de parásitos y compartían una lata de sardinas entre cinco o seis personas al día”.placa

La finalidad del campo de concentración de Albatera era clasificar y controlar a los presos y derivarlos a distintos puntos de España. Hasta allí llegaron autoridades falangistas de todo el país para trasladar a los presos y ajusticiarlos en su lugar de origen.

Abellán cree que fue un precursor de los campos de exterminio nazis. De hecho, los alemanes asesoraron a Franco durante toda la contienda y hay paralelismos inquietantes. Por ejemplo, todos los presos eran numerados y si alguno intentaba escapar (o lo conseguía), fusilaban al número precedente y al posterior. “Eso también se hizo en los campos de concentración alemanes”, apunta Abellán. También el hecho de que el campo estuviera junto a la vía del ferrocarril, que facilitaba el trasporte de los represaliados. Para Enrique Gil Hernández, arqueólogo de la Universidad de Alicante que ha investigado las condiciones del campo, asegura que hubo fosas comunes derivadas de fusilamientos masivos.

No se sabe cuántos murieron. No había registros o si los hubo fueron destruidos junto con el campo. Tampoco se sabe con exactitud cuántos llegaron a estar allí hacinados. “Lo que cuentan los supervivientes es que tenían que estar de pie, unos contra otros, porque no había espacio para poder echarse”, explica Abellán. Basándose en los testimonios que ha recogido, estima que se superaron las 20.00 personas.  Para Gil Hernández, la cifra se quedaría en las 15.000 personas.

El campo de concentración de Albatera se destruyó a conciencia. Entraron las máquinas y lo pulverizaron como un azucarillo.  Fue declarado ‘zona devastada’. El Instituto Nacional de Colonización compró los terrenos y edificó encima un nuevo pueblo, San Isidro de Albatera, que repobló con gente de Aragón y el norte de España. El objetivo de que se perdiera el rastro de lo que había ocurrido. “Casi lo consiguen”, señala Abellán.

campo_concentracion_albateraA pesar de que lo arduo que le resultó, Abellán consiguió que poco a poco los vecinos de la localidad le confiara sus vivencias. De ahí han nacido los libros “La línea del horizonte’ y, diez años después, ‘Isidro’. “El tema es duro pero lo que aporta Isidro es la esperanza. Él ayuda a la gente a sobrevivir porque era muy inteligente, pero también hay mucha solidaridad”. Asegura que en su relato no había cabida para el rencor o la venganza. “Salvó muchas vidas dentro del campo y era un hombre de una gran humanidad”.


concha alcantara

@ConchaAlcantara

 

 

 

4 comentarios en «Un secreto a voces: el Campo de Concentración de Albatera»
  1. Realizar una pequeña puntualización, la actual población de San Isidro se sitúa al Norte de la vía del Ferrocarril Alicante Murcia, el campo de concentración se situaba en la parte Sur.

    A riesgo de parecer un comentario publicitario, os invito a visitar un perfil facebook donde se analiza la ubicación y proyecto del campo de trabajo, posterior concentración.

    https://www.facebook.com/BOX-arquitectura-urbanismo-997764103630154/?ref=bookmarks

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