EDUCACIÓN Y FUTURO. Por Juan Pérez Cobacho.
En esta época del año, cientos de profesionales, de diferentes perfiles, están preparando su participación en concursos y oposiciones con la idea básica de conseguir un puesto de trabajo que solucione su vida profesional y personal. Para ello asisten a academias, utilizan preparadores personales, consultan libros orientadores y, sobre todo, se dejan las pestañas durante horas de estudio y reconstrucción de todo el temario.
Uno de los peligros básicos es la ansiedad que lleva al desánimo, por lo que conviene seguir los consejos que indica el libro “Ganar oposiciones, el éxito de la experiencia”, de la editorial MAD. Los pensamientos negativos son enemigos que disminuyen nuestras posibilidades. Así pues se hace imprescindible repetirnos antídotos como “el que resiste gana”, “voy a hacer la mejor preparación”, etc. Estas píldoras positivas, usadas con frecuencia, vacunan contra los “virus agónicos”.
Es imprescindible repetirnos antídotos como “el que resiste gana”, “voy a hacer la mejor preparación”, etc. Estas píldoras positivas, usadas con frecuencia, vacunan contra los “virus agónicos”
Un opositor debe seguir los pasos que, a modo de síntesis, comentamos a continuación, tomados del libro “Cómo ganar la oposición para maestros”, también de la editorial MAD.
El primer paso consiste en recoger toda la información necesaria: analizar la convocatoria anterior y la actual, recopilar todos los materiales posibles y comenzar a organizarlos.
El segundo paso fundamental es que la persona que se prepara confíe en sí misma y en sus capacidades de organización y de trabajo. Decía Henry Ford que “si piensas que puedes o piensas que no puedes, al final tienes razón”. Lo que piensas se cumple porque “dirige” tu forma de actuar.
En el tercer paso, el aspirante necesita planificar el tiempo de estudio, diseñando un calendario de tareas y marcando metas para tener preparados, y dominados, todos los temas y materiales que ha de presentar en el tiempo del que dispone. Para ello debe utilizar las mejores técnicas: realización de esquemas y resúmenes, ensayar previamente la exposición, etc. y perfeccionar los hábitos de estudio, estableciendo rutinas diarias para sacar el mejor rendimiento a las muchas horas de trabajo.
El opositor anodino es el eterno perdedor que justifica su fracaso culpando a los demás y espera conseguir un puesto sin esfuerzo (quizá porque conocemos algunos casos). Por el contrario, el opositor brillante cuenta con un cerebro activo, que planifica, busca información, consulta, analiza y perfecciona constantemente su tarea porque sabe que, como decía Virgilio, el trabajo todo lo vence.
El tema que se desarrolla debe responder a un esquema bien estructurado en el que aparece una introducción, un desarrollo de los diferentes puntos principales y los secundarios, así como un resumen final con las conclusiones.
Conviene finalizar el examen o entrevista con algunas conclusiones generales, tratadas a lo largo de la exposición, y terminar con un resumen máximo de cinco líneas de recapitulación de las ideas básicas que se han expuesto.
Cuando el examen es oral, el opositor debe finalizar su exposición dando las gracias al tribunal por su atención. La educación también puntúa.