TOPONIMIAS MURCIANAS: «KING KONG»

ETIMOLOGÍAS. Por Santiago Delgado

En los mapas de Google, toda la cimera que desde Columbares llega hasta el Relojero, aparece llena de nombres como “Senda de King Kong”, “Camino de King Kong”, “Murallas de King Kong”, etc. Y no es que Google Maps tenga privilegio de sentar topónimo a las ubicaciones de mapa. Es que la aplicación ha reconocido una realidad empírica, que ya tiene décadas. Algún que otro emplazamiento turístico ha cambiado de nombre tan sólo por la cosa de bisnes del operativo empresarial del ramo, que es clara usurpación de funciones.

Sucede o sucedió que, alguien, de cuyo nombre no han guardado memoria los anales, dejó suelto un macaco que acaso tenía de mascota. O se le escapó de alguno de los asentamientos del Camino de los Puros. El caso es que trascendió la noticia y el vulgo, que siempre exagera lo suyo (¿quién si no va a hacer eso de exagerar lo propio, sino uno mismo?), decidió imponer al monito el nombre de King Kong. Oiga, el único King Kong vivo, verdadero y perdulero, que no los de película. Bueno, pues el monito tuvo querencia de la soledad y el bosque pinar de las cumbres que limitan el Monte Serrano, la Cordillera Sur que dicen los lugareños, con no menos hipérbole que usaron para darle apelativo al cuadrúmano. Y es de suponer que alguien lo vio. Muchos senderistas de los que pueblan esporádicos la zona, a modo de fijos discontinuos del monte, aseguraron haberlo visto.

Algún que otro emplazamiento turístico ha cambiado de nombre tan sólo por la cosa de bisnes

Quiero suponer que este King Kong se haría el amo del bosque carrasco que orna de cobertura vegetal el montuoso paraje, con lo que, a su libertad, unió su condición de rey. Realeza a la que ningún conejo, roedor o incluso zorro visitante le disputó. Los senderistas o monteros no van a eso, pero, ojalá que tuviéramos foto del monito, rey incontestado de la parte norte de la Cordillera Sur. O sea, la umbría que se dice.

Y, ya que estamos, dejemos dicho que King es rey en inglés, y que Kong es apósito externo para darle eufonía y poderío al primer término del doble vocablo. Lo que significa en chino, lo dejo para cuando me licencie (ahora se dice gradúe, qué horror) en Sinología. Con todo, Google me dice que significa “terrorífico”. Pero ya sabemos que alguien terrorífico no puede enamorarse, como lo hace el King Kong de la peli, de la chica: Fay Wray. El monito sólo pudo enamorarse de Onán. Pobrecico.

Por alguna parte yacerán los restos de este King Kong murciano, que, a modo de Espartaco, se tiró al monte para ser rey y para ser libre. ¡Gloria y loor a King-Kong! Les pongo el enlace de la pieza “¡Buana Buana King Kong!” de Paco de Lucía. Pinchen aquí y oigan.

Santiago Delgado. @sanmadelmar

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