¿TIENEN FUTURO LOS CENTROS EDUCATIVOS CATÓLICOS?

MI PUNTO DE VISTA. Por Pilar García Cano.
En un estado laico, la religión forma parte de la vida privada de los ciudadanos, no teniendo vinculación institucional. Como en España somos de tradición histórica católica y, además, veníamos de casi cuarenta años de nacional-catolicismo en el que la religión y el estado marcaban juntos los rumbos de la sociedad, cuando en 1975 se elaboró la Constitución, fue complicado conseguir el consenso para que fuera laico. Al final se optó por definir al Estado como aconfesional: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”, establece el artículo 16.3. Y en el artículo 27.3, se expresa que: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. En este texto, solo voy a hacer referencia a los centros regentados por órdenes religiosas.

Desde 1985, estos centros en la Región de Murcia se conciertan y son financiados con fondos públicos. Desde entonces forman parte de la oferta pública de puestos escolares. Como ya expliqué en mi artículo sobre la coeducación, hay órdenes religiosas que se establecen en los pueblos y barrios para escolarizar a niñas, sobre todo de procedencia humilde. Y en las grandes ciudades como son Murcia y Cartagena, se establecen órdenes religiosas destinadas a educar dirigentes y a mujeres de dirigentes.

Las órdenes religiosas nacen con funciones educativas distintas y destinadas a perpetuar las diferencias sociales. Las que se instalan en los pueblos necesitan un benefactor caritativo que las ayude. Y las que se dedican a formar dirigentes, cuentan con patrimonio económico y con la financiación de las familias pudientes a las que educan históricamente generación tras generación.

Conviene resaltar que, gracias a los conciertos, se apostó en su día por la coeducación, algo impensable anteriormente, pero que se ha consolidado en el tiempo.

En otros aspectos podemos decir que los colegios de los pueblos y barrios no han presentado dificultad para escolarizar a niños de cualquier procedencia, asumiendo un buen papel social en los años de crisis económica. Los puestos escolares ofertados por estos centros cubrían y cubren, con holgura, la demanda existente.


LA EDUCACIÓN FINANCIADA CON FONDOS PÚBLICOS DEBE TENER COMO PRINCIPIO INCUESTIONABLE EL DE FAVORECER LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES


Los centros de las principales ciudades destinados a formar dirigentes son colegios grandes con muchos alumnos y siguen teniendo bastante demanda de un sector de padres, que quieren un centro religioso, pero no cualquier centro religioso.

En estos centros se pueden hacer colectas para los niños pobres de África, pero no tienen el más mínimo interés de que en ellos se escolaricen sectores sociales desfavorecidos, como la población inmigrante o gitana. Tampoco quieren alumnos con necesidades educativas especiales, sin que se hayan establecido medidas correctoras para ello por la Consejería de Educación para evitarlo.

Como los altos cargos de la administración educativa han sido educados en estos centros, puede ser preocupante que caigan en la tentación de regular y ordenar la escolarización de la Región de Murcia en base a principios de “Libertad de elección de centros” y de “Demanda social”, que solo favorece a unos pocos y aumenta el clasismo, y se olviden de que la educación financiada con fondos públicos tiene como principio incuestionable el de favorecer la igualdad de oportunidades.

Por último, quiero decir que un problema muy grave de estos centros es la falta de vocaciones religiosas, que han ido disminuyendo en los últimos años hasta convertirse en prácticamente inexistentes.

Si tienen futuro o no, el tiempo lo dirá.


Pilar García Cano

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