Viajes, por Eliseo Gómez Bleda
Cuando visité Sintra por primera vez, hace ya muchos años, me quedé maravillado ¿Cómo una ciudad que solo está a unos 30 kilómetros de Lisboa podía ser tan bella? Posteriormente, todas las veces que fui a Lisboa no dejé de ir a Sintra. Además, descubrí lo ideal que era pernoctar allí una noche para descubrir las callejuelas del centro antiguo, repletas de gente y originales restaurantes.
Sintra es una ciudad mágica, llena de palacios, mansiones, castillos y monasterios debido a las cercanas colinas de la sierra de Sintra. Su clima es más fresco, motivo por el que los nobles de Portugal construyeron aquí sus residencias de verano.
En la terraza de la Reina hay un bonito reloj de sol y un cañón que se dispara automáticamente a medio día.
A pesar de todo, en verano sigue haciendo calor y, además, está lleno de turistas por todos lados, por lo que os aconsejo que, si queréis visitar Sintra con tranquilidad, ni se os ocurra ir en julio, agosto o septiembre. Quizás los mejores meses son marzo o abril (sin coincidir con la Semana Santa) o, incluso, en noviembre cuando todavía no suele hacer demasiado frío.
Desde Murcia hay buenas combinaciones para ir a Lisboa: lo podemos hacer desde Alicante y el vuelo dura un poco menos de dos horas. Una vez en Lisboa, lo más recomendable es coger un tren desde la estación de Rossio, que está muy céntrica, para llegar a Sintra en unos 30 minutos.
Nuestro primer destino fue el maravilloso Palacio da Pena, residencia de la familia real portuguesa durante el siglo XIX. En mi opinión, es el más bonito de Sintra y también uno de los más espectaculares de Europa. Está situado en lo alto de la sierra de Sintra y lo rodea un jardín botánico con muchísimas especies de plantas. Fue construido con una arquitectura ecléctica, mezclando varios estilos, unos inspirados en el romanticismo y otros con azulejos típicos portugueses. Al principio fue un monasterio de frailes jerónimos. Cuando éstos se trasladaron a la zona de Belem, cerca de Lisboa, el rey Fernando II les compró sus ruinas y ordenó construir el palacio como regalo a su esposa, María II de Portugal.
El palacio tiene una apariencia de cuento de hadas, muy colorido y con torres y cúpulas, que lo convierten en una maravilla arquitectónica. En la terraza de la Reina hay un bonito reloj de sol y un cañón que se dispara automáticamente a medio día. Se tarda, como mínimo, dos horas en recorrer todas las instalaciones. Por cierto, las cocinas y habitaciones están perfectamente decoradas con muebles opulentos del siglo XIX. En los alrededores está el parque del palacio, con más de 30 hectáreas, lleno de árboles de todas las especies y plantas exóticas que merece un paseo bajo sus sombras. Mi consejo es que se visite por la mañana, sacando las entradas con anticipación por internet y tratando de evitar los fines de semana y festivos.
El destino que me pareció más sorprendente es la Quinta da Regaleira, un precioso parque lleno de construcciones raras y misteriosas.
No muy lejos de este punto está el Castillo dos Mouros. Siguiendo un sendero serpenteante llamado Rampa da Pena se llega a la entrada del castillo. No obstante, está un poco alejado del centro de Sintra, a unos 40 minutos. El castillo fue construido por los árabes en el siglo I para vigilar los caminos que unían Sintra con Lisboa y Cascaes. Fue conquistado más tarde por los cristianos, comandados por el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques. En la actualidad apenas quedan las murallas, desde las que se pueden contemplar las maravillosas vistas de Sintra y del océano Atlántico. En la parte alta de la muralla hay cinco torres: a la más elevada se la conoce como la Torre Real y para llegar a lo más alto hay que subir más de 500 escalones, pero el esfuerzo merece la pena.
El destino que me pareció más sorprendente es la Quinta da Regaleira, un precioso parque lleno de construcciones raras y misteriosas, llenas de símbolos masónicos. La finca pasó de mano en mano desde el 1697 hasta el 1997, cuando la compró el Ayuntamiento de Sintra. Además de sus enigmáticos jardines, hay que visitar el palacio convertido en museo, sobre todo la torre octogonal y la biblioteca.
Saliendo del palacio está su atracción más interesante: la torre invertida, también llamada el “pozo iniciático” de la Quinta de Regaleira. Se trata de un sorprendente pozo de piedra en forma de espiral de más de nueve pisos, surcado por escaleras y que conecta con varios túneles subterráneos al palacio y a la capilla. Por el pozo iniciático ascendían los masones para hacer su ritual de iniciación, que representa el renacer. Los nueve giros del pozo simbolizaban el infierno de la Divina Comedia de Dante.
El Palacio Nacional de Sintra es el más curioso por sus dos chimeneas cónicas, que se pueden observar desde cualquier punto de la ciudad.
Por su parte, el Palacio Nacional de Sintra es el más curioso por sus dos chimeneas cónicas, que se pueden observar desde cualquier punto de la ciudad. Originalmente era de estilo árabe, pero lo renovaron en el siglo XV y lo transformaron en manuelino. su interior alberga los azulejos más antiguos de Portugal. Dentro está la Sala dos Cisnes, decorada con más de 25 frescos que representan este animal; y la Sala dos Brasoes, con preciosos azulejos blancos y azules y los blasones de varias familias nobles del siglo XVI; y la Sala das Pegas, llena de pinturas de urracas: la leyenda cuenta que el Rey Joao I fue sorprendido por la reina besándose con una dama de compañía así que, como venganza, les dedicó esta sala. Merece la pena entrar a las cocinas palaciegas, con sus impresionantes chimeneas de más de 30 metros, donde se cocinaban las presas que el rey cazaba.
En Sintra también hay varios museos interesantes, como el de NewsMuseum, el Museo Das Artes, el Museo del Bonsai, el Museo Anjus Teixera y doce más. Otros sitios que merece la pena ver dentro de Sintra son el Palacio de Seteais, el Chalet de la Condesa de Edla, el Parque y palacio Biester, el Palacio de Monserrate, el Convento dos Capuchos y la Villa Sassetti. Sin embargo, si se dispone de tiempo, hay ciudades cercanas muy recomendables como Cascaes, Setúbal, Peniche y Santarém, a menos de una hora. Por si os animáis a pasar una noche en Sintra, los hoteles que me gustaron fueron Sintra Boutique Hotel, NH Sintra Centro y Hotel Nova Sintra.
La comida típica de Sintra, y también la de Portugal, es, sin duda, el bacalao. Lo hay de muchas variedades. Un refrán portugués dice que hay más recetas de bacalao que días en el año. Algunas de las más populares son el bacalao a braz, que se compone de un sofrito de cebollas, patatas cortadas en tiras, perejil, aceitunas y bacalao desmenuzado. Otra receta típica son los “bolinhos de bacalao”, buenísimas croquetas.
Les encantan también las sardinas asadas al carbón y las “francesinhas”, que son una especie de sándwich compuesto por un montón de queso, lonchas de carne, huevos fritos y mucha salsa. Otra cosa que les gusta, y a mi también, son las “queijadas” que son unos bizcochos a base de huevos y queso fresco, y los buenísimos “pasteles de nata”, que todos conocemos.
Los restaurantes que conozco, y que están muy bien, son el “Bacalhau na Vila”, el “Villa 6” y el “Tascantiga”. Las pastelerías “Saudade” y “Casa Piriquita” son para chuparse los dedos.
RECOMENDACIONES DE ELISEO
- Bajar al pozo iniciático de la Quinta de Regaleira.
- Subir al Castelo dos Mouros y contemplar sus vistas.
- Callejear al anochecer por las calles del barrio antiguo.
- Comer en el restaurante “Bacalhau na Vila”.
- Visitar la ciudad de Cascaes.
Bonito reportaje y qué ricas las » quijadas «
Muy bonito viaje.
El recorrido de tus viajes, te hacen sentirte dentro del mismo.
Gracias.Un saludo