SANTIAGO DE COMPOSTELA: LA CIUDAD MISTERIOSA QUE DESCUBRIMOS AL FINAL DE “EL CAMINO”

VIAJES-EL TROTAMUNDOS DEL CASINO. Por Eliseo Gómez Bleda.
Capital de Galicia y patrimonio de la Humanidad, Santiago de Compostela es una absoluta maravilla. Es una ciudad tan enigmática que solamente paseando por sus calles nos impregnamos de esa atmósfera mágica. La visité de nuevo hace unos meses y me gustaría poder transmitir aquí todas mis sensaciones: el olor a humedad, la niebla, los antiguos e imponentes edificios de piedra o el continuo repicar de las campanas.

Por sus calles nos cruzamos con incansables peregrinos cargados con sus mochilas y en amena conversación con sus compañeros de “El camino”, que seguro conocieron hace apenas unos minutos.
La ciudad se sustenta en tres pilares: ser la capital de Galicia, su famosa universidad y ser el destino de miles de devotos que acaban su peregrinaje en la tumba del Apóstol Santiago.


Monumental, hospitalaria, llena de espiritualidad y con una rica gastronomía


Os recomiendo que la visitéis en los meses de Abril, Mayo, Junio o Septiembre, intentando evitar el calor, el frío y la lluvia, aunque esto último será difícil. Además, tenemos la gran suerte de que desde Alicante haya vuelo directo a Santiago, que tarda apenas 90 minutos, lo que nos brinda la oportunidad de disfrutar de unos días magníficos en esta monumental ciudad.

Os preguntaréis cuando se celebra el año Santo Compostelano, pues bien, se festeja aquellos años en los que el día 25 de Julio (festividad de Santiago el Mayor) cae en domingo. El año jubilar se sucede con una frecuencia temporal de seis, cinco, seis y once años, los últimos años santos han sido en 1993,1999, 2004 y 2010. El próximo jubileo será en 2021.

La tarde del 31 de Diciembre del año anterior (2020), se abrirá la Puerta Santa. El Arzobispo de Santiago golpeará tres veces con un martillo de plata desde el exterior del muro que tapia el acceso. La puerta permanecerá abierta todo el año Santo y por ella accederán al templo los peregrinos. Aquellos que cumplan todas las premisas (visitar la Catedral, rezar un Padrenuestro, confesarse y comulgar) alcanzarán el jubileo o indulgencia plenaria.

Santiago fue en un principio un lugar de paso junto a una vía romana, pero el descubrimiento de la tumba del Apóstol -una noche del año 813 en el monte sagrado del Libredón- dio lugar al nacimiento uno de los lugares de culto más famosos del mundo.

La tumba del Apóstol está situada en una cripta bajo el altar mayor de la Catedral, ubicada en el corazón de la ciudad, y es el destino final de los miles de peregrinos. De construcción románica, su construcción comenzó en el año 1075. Posteriormente se le añadieron torres y capillas barrocas, como la fachada de la Plaza del Obradoiro. Con dos mil años de antigüedad como centro espiritual y más de mil del actual edificio, podemos leer en su piedra toda la extraordinaria historia de Compostela.

A lo largo de los años se han ido configurando diversas rutas hasta llegar al destino final de la tumba del Santo, todas ellas bellísimas, como el camino portugués, francés, norte, primitivo, inglés, vía de la Plata, Finisterre y del río Ulla.

A Santiago no tenemos que ir con prisa. Para vivir el ambiente de la ciudad debemos recorrerla sosegadamente, fijándonos en la infinidad de pequeños detalles.

Fachada de Azabacheria Norte-Catedral.

Si queréis ver cómo entran algunos de los peregrinos a la ciudad podéis ir a la Porta do Caminho, donde concluía el camino Francés. Posteriormente, caminad hasta a la Rúa de Casas Reais, donde se empezará a sentir el ambiente. Cerca está la plaza de Cervantes y la Azabachería, donde los artesanos ofrecían a los viajeros vieiras y cruces como recuerdo. Como curiosidad, en el año 1133 se dictó un bando pidiendo a los comerciantes que no abusaran de los peregrinos y que les cobraran lo mismo que a los residentes. No sé si estará aun en vigor ese bando, pero sería una buena medida.

Siguiendo nuestra ruta, llegaremos a la empinada vía Sacra y más tarde a la preciosa plaza de Quintana, que está dividida en dos partes, separadas por una escalinata: la de arriba es la Quintana de los Vivos, y la de abajo la Quintana de los Muertos, en recuerdo del cementerio que había allí. Al fin divisamos al fondo la Puerta Santa y, más tarde, la grandiosa plaza del Obradoiro.

En cada lado de la plaza del Obradoiro nos encontramos un maravilloso edificio:

Al sur, el pazo gótico de San Xerome que alberga el rectorado de la Universidad.

Universidad de Santiago.

Al oeste, el Palacio Raxoy, ocupado hoy por el Ayuntamiento y por la Presidencia de la Xunta.

Al norte, el actual Parador de los Reyes Católicos, antiguo Hospital Real, que fue una concesión especial de los Reyes Católicos tras comprobar que era muy necesario, por la gran afluencia de peregrinos a la ciudad. Este gigantesco edificio comenzó su construcción en el año 1501 y en él se acogían viajeros enfermos y mendigos.

Y al Este, la espectacular fachada principal de la Catedral y la obra cumbre del románico español: el Pórtico de la Gloria.

En mi última visita pude ver con tranquilidad el Parador y sus cuatro patios maravillosos. Merece la pena pasar una noche en él. Es caro pero será un recuerdo para toda la vida.

Santiago puede presumir de muchos atractivos, pero uno de los más destacados es su gastronomía. De hecho, su segundo “monumento” más visitado, después de la Catedral, es el mercado de abastos. Está ubicado en un edificio del siglo XIX en el que descubriremos la esencia de la gastronomía gallega. Es visita obligada, especialmente los jueves y los sábados por la mañana. Os recomiendo ir sobre las 13 horas, después ya está “todo el pescado vendido”.

Galería del Mercado de Abastos.

Es una buena experiencia pasear por sus puestos y comprar lo que nos guste, principalmente os recomiendo: ostras de Árcade, almejas de Carril, langostas de O Grove o percebes de O Costa de Morte y centollas, además de su famoso pulpo, que se consume durante todo el año. También podéis elegir unas de las exquisitas carnes gallegas y, seguidamente, acudir a los bares del mercado, que lo cocinaran por unos pocos euros. Por si llegáis tarde y no queda nada o está lleno, os propongo comer en el restaurante Abastos 2.0, me agradó su calidad y buen servicio.

Pulpo a la gallega.

Percebes del mercado.

La mejor zona para tapear está en los alrededores del mercado, en sus calles adyacentes y también en el barrio de San Pedro o en la zona de rúa do Franco y rúa A Raiña.

Por la noche visité una zona que me cautivó, la rúa Nova y sus terrazas (cuando no llueve). Con una cerveza te ponen de tapa un buen trozo de tortilla de patatas de Betanzos exquisita. Os acosejo Casa Tita o en el Rhin.

Hay ciertas cosas que no os podéis perder de la cocina gallega. La empanada la bordan, al igual que sus estupendos quesos: tetilla, Arzua-Ulloa, San Simón y Cebreiro. Acompañadlos de sus vinos más famosos como el Albariño y el Rías Baixas. Y, para terminar, las queimadas y el orujo.

Para degustar un buen café podéis ir a una de sus históricas cafeterías: Café Derby (1929), que está en la Plaza de Galicia o el Café Casino (1873), en la Rúa do Vilar.

Santiago, al ser un lugar muy visitado se ha convertido en fuente de muchas leyendas. Os quiero contar una de las más conocidas: “La sombra del Peregrino”.

Una sombra acompaña al peregrino durante el largo trayecto del Camino de Santiago, pero es tan solo en la plaza de Quintana, cuando cae la noche y se enciende el alumbrado, cuando puede verla: una forma humana con traje medieval, sombrero y bordón. Esta sombra misteriosa se puede contemplar en la base de la Torre del reloj, junto a la Puerta Santa. Cuenta la leyenda que un sacerdote de la Catedral estaba enamorado de una monja de un convento cercano y se reunían todas las noches, aprovechando un pasadizo que iba de la Catedral al convento. Cansado de la situación, el sacerdote le propuso que se escaparan juntos y citó a su amada en la plaza, pero ella jamás se presentó. Todas las noches, desde ese momento, la espera pacientemente al anochecer en la plaza de Quintana.

En realidad, la sombra es un sencillo efecto óptico creado por la iluminación nocturna de la basílica sobre un pilar de granito, pero se ha convertido en una de las imágenes más fotografiadas de Santiago.

Rua Costa do Cristo.

En el apartado de hoteles, aunque normalmente no aconsejo hoteles muy caros, os recomiendo que si tenéis la oportunidad, os alojéis en el Parador de los Reyes Católicos. Otras opciones son los hoteles Eurostar Araguaney o el San Francisco Hotel Monumento.

Es muy interesante pasear por la Rúa do Vilar, Rúa do Franco y la plaza de Platerías, donde están las tiendas más tradicionales de Santiago. En sus escaparates veremos cerámicas de Sargadelos, Niñodaguia y de Buños, también joyas con su famoso azabache.

No os arrepentiréis de hacer una escapada a Santiago de Compostela, una ciudad que respira historia y espiritualidad y cuyo encanto percibiréis nada más llegar. Espero que disfrutéis y os guste tanto como a mí.

Feliz viaje a todos.

Vista desde el parque Alameda.

RECOMENDACIONES DE ELISEO
– Pasear a hurtadillas por el interior del Parador.
– Cotillear por los puestos del Mercado de Abastos.
– Tomar una caña y un pincho de tortilla en casa Rita.
– Callejear sin prisa por las Rúas Vilar, Franco y Nova.
– Disfrutar de la sobremesa en el Café Derby.


Eliseo Gómez Bleda.

Un comentario en «SANTIAGO DE COMPOSTELA: LA CIUDAD MISTERIOSA QUE DESCUBRIMOS AL FINAL DE “EL CAMINO”»
  1. Como siempre Eliseo,tus artículos y tú información sobre los viajes q haces,son maravillosos,yo los vivos mientras los estoy leyendo. Un saludo

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