VIAJES. Por Eliseo Gómez Bleda. Fotografías: Rafael Llarena Gómez.
Viajar a la India es, sin duda, una experiencia inolvidable. Aunque hace años que la visité, aún tengo grabadas en mi mente muchas imágenes y vivencias que recordaré toda la vida.
El Rajastán está situado al noroeste de la India. Limita con Pakistán. Es el estado más extenso del país y lo habitan unos 70 millones de personas.
Aunque la India es casi un continente por su extensión y poder verla en su totalidad es prácticamente imposible, conozco varias de sus regiones y creo que el Rajastán es la más bella.
Todas sus ciudades y pueblos merecen una visita. Sus templos, palacios, fuertes y su espectacular desierto del Thar nos trasladarán a otra época… con sus marajás, elefantes, princesas y leyendas.
En este tiempo tan especial que vivimos, en el que los amantes de viajar no podemos hacerlo por causa de la pandemia que nos azota, quiero que me acompañéis y que revivamos este viaje juntos.
El recorrido que haremos comienza en la capital del Rajastán: Jaipur, también llamada la “Ciudad Rosa”. Ese apelativo se debe al tono rosado de sus edificios, que lucen ese color porque, en una visita que realizó el Príncipe de Gales a la ciudad en 1906, el marajá ordenó que se pintaran todos los edificios de rosa, color que para ellos representa la fortuna y la cordialidad.
Para llegar hasta aquí debemos coger un avión desde Madrid hasta Delhi, haciendo escala en alguna ciudad europea (Frankfurt, Londres, París o Ámsterdam). La duración total es de unas 15 o 20 horas. No es muy caro: ida y vuelta unos 600 euros.
Templos, palacios y ciudades mágicas nos esperan en la región más bella de la India
El viaje se puede hacer de dos formas: organizado o como lo hicimos nosotros, contratando desde España un servicio de traslados por India, con chófer y guía, para cuatro personas. En las distancias cortas íbamos en coche y, en las más lejanas, en avión, y ellos nos esperaban en el aeropuerto.
Ya estamos en Jaipur, preciosa ciudad amurallada. Empezamos la visita por su centro histórico: la “ciudad vieja”, lleno de bazares. Todos ellos se dividen por oficios y en cada zona se vende un solo producto. Una sección preciosa por su colorido es la de las tiendas de saris.

Palacio de los Vientos de Jaipur.
El edificio más famoso de Jaipur es su Hawa Majal, el Palacio de los Vientos. Su fachada está llena de una enorme cantidad de ventanales, exactamente 953. Su construcción se realizó para permitir que las mujeres del harén pudiesen observar la vida de la ciudad sin ser vistas, y ver con sus propios ojos algo que nunca podrían tener. Es posible visitarlo. Dentro hay un museo y desde su azotea vemos unas bonitas vistas.
Jaipur es una ciudad caótica, que llama la atención por el colorido de sus fachadas. Sentarnos en algún bar y mirar cómo discurre la vida cotidiana será un recuerdo imborrable.
Cerca de la ciudad amurallada nos encontramos con el Palacio de Jaipur. Es un complejo enorme, con palacios, jardines y patios. Actualmente es la residencia del Marajá de Jaipur. En su interior visitamos el museo dedicado a los marajás, y lo que más nos llamará la atención es la imagen del marajá Sawai Masho Sigh I, que medía dos metros de alto, con una cintura de 1,2 metros y pesaba 250 kilos. Sus ropajes eran enormes y tuvo 108 esposas, todo un récord.
Otra zona preciosa del palacio es su sala de armas, donde vemos espadas y espejos preciosos, todo recubierto de oro.
Hay muchas más cosas que ver en esta ciudad, pero tal como os dije, pasear por sus bazares, sobre todo los que están dedicados a las joyas, artículos de piel y cerámica azul, os cautivará.
Otra vivencia que no olvidaremos es ir al cine, tal como suena, al Raj Mandir: es una sala inmensa, lujosísima, la más grande de la India, donde se proyectan películas de Bollywood. No iremos para ver las películas, ni tampoco entenderemos el lenguaje de los actores, pero es todo un espectáculo ver el público asistente comer, cantar, bailar y gritarles a los actores de la película.
Otra visita obligada es el Lago Talkatora, con unas vistas maravillosas y al que, según cuentan, traían a los presos y los tiraban al agua para que los cocodrilos los devoraran, mientras el público observaba desde la orilla.
Como curiosidad fuimos a ver el Jantar Mantar, observatorio astronómico del siglo XVIII, donde nos sorprendieron los inventos tan avanzados para aquella época.
A tan solo 13 kilómetros de Jaipur está el famoso Fuerte Amber, que nos encantará. Desde aquí hay unas fabulosas vistas, además nos asombrará su arquitectura y su decoración.
Pero quizá, la mejor experiencia será alquilar un rickshaw (tricimoto) y llegar hasta la base de la colina para después subir hasta el fuerte a lomos de un elefante. Dentro del palacio principal del fuerte, admiramos la famosa puerta llamada Ganesh Pol, dedicada al dios Ganesh. Su colorido y diseño es fantástico.

Subiendo al fuerte Amber en elefante.
La mejor época para viajar al Rajastán es de noviembre a marzo, aunque es temporada alta y es un poco más caro, pero no tendremos el riesgo de lluvias, que mayormente son en verano.
Mi experiencia en el tema gastronómico en el Rajastán fue muy interesante. Lo primero que tuvimos que aprender es a pedir las comidas con poco picante, tema importante, ya que es casi imposible tomarlas a su manera.
Un consejo, para nosotros lo más cómodo y seguro es comer en los restaurantes de los hoteles, que están más acostumbrados a los gustos de los turistas. Aunque alguna vez no pudimos resistirlo y comimos alguna cosa en los coloristas puestos callejeros, con el riesgo de alguna diarrea.
En el tema de bebidas, nos sorprendió que durante la comida tomen una especie de yogur, llamado “lassi”, y que para el desayuno o después de la cena lo hagan con un “masala chai”, un té que se hierve con agua y leche y que también suele llevar clavo o pimienta.
Udaipur, la “ciudad de los cien lagos”, es, sin duda, uno de los lugares más románticos de la India
Una de las comidas que más me gustaron fue el “Rogan Josh”, que es un curri aromático, a base de carne de cordero cocinada en mantequilla y hecha a fuego vivo. También el famoso “pollo tandoori” que marinan en yogur y especias y lo hacen al horno. De postre probamos el famoso “jalebi”, que se elabora con “maida”, una especie de harina de la India, después le dan forma redondeada, lo fríen y lo bañan con jarabe de azúcar. Me recordó a nuestros churros.
Seguimos nuestro camino y llegamos a Udaipur, también llamada la “ciudad de los cien lagos” que sin duda es uno de los lugares más románticos de la India.
Visitamos el palacio de Udaipur, el más grande de todo el Rajastán. Está situado en una colina y tiene unas vistas fantásticas de la ciudad. Entramos por su puerta norte, con el fin de ver los ocho arcos de mármol que conmemoran las ocho veces que los marajás se pesaron y distribuyeron a la población su peso en oro.

Templo de Jagdish, en Udaipur.
Tenemos que visitar varios lagos, muchos de ellos con jardines, palacios y templos maravillosos. Pero, sin duda el lago Pichola es el alma de la ciudad y todo gira alrededor de él. Tiene dos islas, en una de ellas está el Lake Palace, antiguo palacio convertido en hotel de 5 estrellas, muy famoso porque en él se grabó la película ‘Octopussy’ de James Bond.
La ciudad de Udaipur es de cuento de hadas, llena de jardines, palacios y lagos.
Una visita inolvidable es al jardín de las doncellas. Su construcción fue un regalo para las mujeres de la corte real. Está en la orilla del lago Fateh Sagar, lleno de fuentes, esculturas de mármol y flores exóticas.
Más tarde nos dirigimos a la ciudad de Jodhpur, “la ciudad azul”, puerta de entrada al desierto de Thar. Todas sus casas son de color azul, al parecer porque ese color evita el calor y las plagas de los mosquitos, ya que aquí las temperaturas son terribles.

Jodhpur.

Palacio Jagmandir . Lago Pichola, Udaipur.
En lo alto de una colina, domina la ciudad la fortaleza de Mehrangarh, una de las más impresionantes del Rajastán.
Paseamos por sus laberínticas callejuelas, esquivando las vacas, alguna estaban muertas en mitad de la calle, sorteamos las bicicletas y los tuk-tuks.
El esplendor de esta ciudad se debe a que está en la ruta de Delhi a Gujarat. El comercio del sándalo, opio y seda fue lo que le permitió su desarrollo y crecimiento.
Vale la pena visitar el mercado de Sadar Market y perdernos entre sus puestos llenos de colorido, donde podemos comprar especias, artesanía y telas. Una de las cosas que más nos gustó de Jodhpur, es que es una ciudad anárquica, pero tiene algo que no sabría deciros… Tenemos que sentarnos en cualquier bar, oler la comida callejera, observar el ajetreo de la multitud y ver el discurrir de su vida.
En pleno desierto del Thar está la ciudad de Jaisalmer, llamada “ciudad dorada”. El nombre debe ser porque muchas construcciones están hechas con arena del cercano desierto.
A nuestra llegada comprobamos algo raro: los niños no se abalanzaban para vendernos nada y además la ciudad estaba relativamente limpia, cosa no muy normal en la India. Estamos muy cerca de la frontera con Pakistán, por lo que percibimos cierta presencia del ejército.
Nada más llegar y levantar la mirada vemos una impresionante construcción que domina toda la ciudad: es el Fuerte de Jaisalmer, con sus 99 bastiones que flanquean sus murallas. Una construcción de arenisca que nos transporta miles de años atrás. Dentro de él viven más de tres mil personas y están sus calles llenas de tenderetes, restaurantes y puestos de artesanía.
Lo que más nos llamará la atención, dentro del fuerte, es el Palacio del Fuerte, una construcción de siete plantas de altura, que era la residencia del marajá. También visitamos los templos jainistas que están en el interior. Aquí aprendimos un poco de la religión jainista , que cree que todo ser vivo, animal o vegetal, tiene alma y no comen nada que tenga vida, tampoco cebolla ni ajo.
La religión jainista cree que todo ser vivo, animal o vegetal tiene alma, y no comen nada que tenga vida; tampoco cebolla ni ajo
Una aventura que debemos vivir es dar un paseo en camello por el desierto de Thar.
Un gran viaje al pasado que no podemos dejar de hacer. Os sorprenderá como me paso a mí, eso sí, no sabemos cuándo podremos hacerlo, por el desgraciado tema de la pandemia.
LAS RECOMENDACIONES DE ELISEO
– Subir hasta el Fuerte Amber en elefante
– Ir al cine Raj Mandir y ver una película de Bollywood en Jaipur
– Alojarnos una vez en la vida en el hotel Taj Lake Palace de Udaipur
– Visitar el Palacio de Los Vientos en Jaipur
– Dar un paseo en camello por el desierto de Thar, en Jaisalmer

Eliseo Gómez Bleda.
Bonito viaje, lleno de color e historia y una gastronomía especial, a mi me encanta.
Recuerdo a Jaipour por la película de Gandi y por supuesto por James Bond.
Quien sabe, quizás un día podamos visitar la ciudad Rosa, Azul o la Dorada…
Un maravilloso viaje, espero poder hacerlo algún día.