“NUNCA TUVE DUDA DE MI ABSOLUCIÓN, PERO HE SUFRIDO MUCHO”

ENTREVISTA A JUAN ANTONIO MEGÍAS, PRESIDENTE DEL REAL CASINO DE MURCIA

Por Elena García. Fotografías: Ana Bernal.

“La Audiencia archiva los cargos contra Megías por la rehabilitación del Casino”, así rezaba el titular que publicó el diario La Verdad el pasado 9 de noviembre de 2018. Una noticia que marcó el final de un arduo proceso en el que se vio inmerso el presidente del Real Casino, Juan Antonio Megías, y que culmina con su completa absolución. En su Auto, la Audiencia Provincial niega con rotundidad que efectuar gestiones para conseguir la financiación necesaria para recuperar el edificio “pueda revestir ilicitud penal”. En consecuencia, Megías queda libre de todos los cargos que se derivan de la causa y se despejan las dudas sobre su actuación en la rehabilitación del Casino.

Un mes después de que se hiciera pública la decisión del tribunal, Juan Antonio Megías habla con RCMAGAZINE y revela que, a pesar del sufrimiento que le ha causado este proceso, sigue creyendo en la Justicia. Durante la entrevista, que tuvo lugar en la Sala de Juntas de la entidad -lugar en el que se han tomado algunas de las decisiones más importantes para el Real Casino-, reflexiona sobre la presunción de inocencia y el papel de los medios de comunicación y las redes sociales. Asimismo, hace balance de sus 15 años como presidente, unos años en los que la institución ha pasado de estar en un estado crítico y casi en la ruina, a convertirse en un referente en los Casinos de España.

¿Había dudado alguna vez sobre el desenlace de este proceso judicial? No tenía dudas, aunque nunca se sabe lo que puede pasar en el transcurso de un procedimiento. Mirando hacia dentro, sabía perfectamente cuál debía ser el final, no podría ser otro. Pero un pleito no se gana hasta que no hay una sentencia firme. Así que, aunque no tenía duda alguna de la legalidad de mi actuación, sí sentía una profunda intranquilidad por lo que pudiera pasar dentro y fuera del proceso.

Usted es un hombre ligado a la ley, letrado de profesión. ¿Qué opina de la Justicia? Creo que, como toda obra humana, es perfectible. Yo creo en la Justicia, llevo toda mi vida entregado profesionalmente a ella. Doy clase de Derecho Constitucional en la Universidad, mi familia es de juristas, tengo una hija que es abogado… Sé que el sistema tiene muchos defectos, pero que funciona; lento, pero funciona. Pero una justicia lenta es menos justicia, y produce unos daños colaterales que deberían evitarse. Una instrucción, como en mi caso, que ha durado 10 años, es demasiado larga. Supone una maraña tremenda de procedimientos judiciales, recursos, dilaciones… y se sufre mucho, especialmente si eres inocente.

Durante estos años, a pesar de no existir ninguna condena, ha recibido numerosas acusaciones. ¿Siente que se ha vulnerado su presunción de inocencia? Sí, en efecto. La presunción de inocencia que recoge la Constitución significa que eres inocente frente a una acusación mientras quien acusa no demuestre lo contrario. Pero en muchas ocasiones se invierte la carga de la prueba: se te considera culpable mientras no demuestres tu inocencia. Entonces la presunción de inocencia quiebra. Y es que este principio, además de ser un enunciado en la Constitución, tiene también una consecuencia práctica que muy a menudo no se respeta: no solo debes ser considerado inocente, sino que debes ser tratado como tal en todos los órdenes de la vida. La presunción de inocencia está necesitada de un refuerzo enorme.


“El sistema judicial funciona, pero es lento, y una justicia lenta es menos justicia”



“En España la presunción de inocencia necesita un refuerzo enorme”


Los medios de comunicación se han hecho eco del archivo de la causa. ¿Cree que ha sido suficientemente proporcional? No, en absoluto. Desgraciadamente, la noticia escandalosa ocupa primeras planas. He tenido tres o cuatro portadas de diarios de la Región, lo que llaman “la pena de telediario”, donde no he tenido posibilidad de defensa. En cambio, la resolución exculpatoria salió bastante menuda. Pero aunque saliera a toda plana, el daño ya está hecho. Es como cuando un cristal se raja, no se vuelve a restituir en su integridad; puedes enmasillarlo, intentar que siga siendo funcional, pero deja de ser un cristal impecable. Y eso pasa con la buena fama, con el buen nombre de la gente a la que se acusa, en ocasiones con razones fundamentadas, pero en muchas otras de manera injustificada y gratuita. El refranero tampoco ayuda, es muy cainita: “Piensa mal y acertarás”, “Cuando el río suena, agua lleva”… son una especie de gramática parda que llevamos muy dentro y por ello tendemos a condenar al acusado incluso antes de que pueda defenderse.

Las redes sociales han sido también, como en tantos otros casos, el terreno donde personas ocultadas en el anonimato se han sentido con derecho y libertad de acusar y denostar. ¿Hay que poner freno a este fenómeno? Estamos con la vieja pelea entre la libertad de expresión y el derecho al honor y la intimidad. Las redes sociales son un mundo excesivamente abierto y excesivamente fugaz. De lo que hoy se dice nadie se acuerda mañana porque surgen intermitentemente otros temas. No creo que haya que intervenir en las redes, salvo en casos muy graves, como insultos o delitos de odio. Pero las meras sospechas, las bromas, las ironías o insinuaciones, duran muy poco. Me preocupa mucho más el efecto que tiene la televisión o la prensa. Y también el efecto martilleante de los políticos, que insisten en poner en duda a personas que no han sido juzgadas ni condenadas.

A nivel personal y familiar ha debido de ser una etapa muy complicada. ¿Se ha sentido apoyado? Sí, nunca me ha faltado apoyo. En primer lugar el de mi mujer, que conocía perfectamente la gestión que se había hecho (y me conoce perfectamente a mí), y sabía que era una injusticia lo que estaba pasando. Y también me he sentido arropado por mis hijos, mis hermanos, mi familia, los amigos cercanos y los lejanos.

Pero un apoyo muy destacable ha sido el de los socios del Casino. Ellos eran conscientes de que esto estaba pasando, no porque hubiera tenido un problema en mi vida privada o profesional, sino por mi condición de presidente del Casino; por luchar por una causa que ha sido muy beneficiosa para la vida social de la entidad. Contar con su confianza y la del personal laboral del Casino, me ha permitido sobrellevar la situación bastante mejor de lo que hubiera sido sin ese calor que me rodeaba.

Mi buena fama, la que me importa, es la de aquellos que me conocen y con los que trato a diario, y ahí no he notado nunca ningún resquicio de sospecha acerca de mi inocencia. Y eso es para mí lo que cuenta.

¿Qué mensaje le gustaría trasladarles a los socios tras la decisión del tribunal? Les diría que bien está lo que bien acaba. Porque decir que lo volvería a hacer o que ha merecido la pena… no lo sé. Estos sufrimientos personales deberían evitarse, no deberían ser un precio obligatorio. Y les diría que continúen siendo tan buena gente como han sido. Que si mi sufrimiento personal ha valido para que tengamos un Casino mejor y ellos puedan disfrutarlo, lo doy por bien empleado.

A pesar del encausamiento, la decisión que usted y la Junta Directiva del Casino tomaron en 2005 es la que permitió que la institución se convirtiera en un referente del patrimonio y de la cultura de la ciudad. Si volviera atrás, ¿cambiaría algo? ¿Cree que hizo algo mal? No cambiaría nada. Era necesario acometer la reforma. El Casino estaba muy viejo, se podía venir abajo en cualquier momento. El riesgo de un cortocircuito o un incendio era palmario. Había que hacerlo sí o sí, no se podía esperar más tiempo ni continuar parcheando. Quiero recordar que no fue una decisión individual, sino compartida por toda la Junta Directiva, en la que había muchos abogados, como Antonio Díaz Bautista, Luis Romero López-Briones (lamentablemente, ambos fallecidos ya), Carlos Mata o Esteban de la Peña. Todos estábamos convencidos de que actuábamos dentro de la ley. Por tanto, no creo que hubiera que rectificar nada. ¿Se volvería a hacer de la misma manera? Sin duda.

Sin embargo, habría sido mejor que esta aventura no coincidiera con la grave crisis económica. Y, desde luego, no en mitad de una cacería organizada en torno a la gestión pública, porque quizás ese ánimo también ha estado presente en mi caso. Cada escrito de la acusación apuntaba a que había sido consejero del Gobierno del PP, aunque no me estaban investigando por mi gestión en la política. Supongo que si esas circunstancias no hubieran concurrido, habría sido una restauración aplaudida y sin controversias.


“Contar con la confianza de los socios del Casino me ha ayudado a sobrellevar esta situación”



“La decisión la tomé con el apoyo de toda la Junta Directiva en la que hay muchos abogados. Todos estábamos convencidos de que actuábamos dentro de la ley”


Lleva al frente de la institución desde 2003. Durante estos 15 años el Casino ha vivido una transformación absoluta: ha pasado de estar cerca de la ruina a convertirse en el edificio civil más visitado de Murcia y despertar la admiración de miles de visitantes. Además, más de 1500 familias componen la base social de la entidad. ¿Se siente orgulloso? Mucho. Estoy muy satisfecho. Especialmente por haber compartido esta aventura con tanta buena gente. Hemos superado un montón de dificultades para dar con la mejor solución y conseguir lo que tenemos hoy: un Casino ejemplar en España. Me siento orgulloso de mi Junta Directiva. Yo solo no habría podido hacer todo esto, es una labor de mucha gente arrimando el hombro.

Cuando comenzó su presidencia en 2003, ¿podía imaginar todo lo que se le venía por delante? No, ni tampoco el resultado final. Yo siempre he sido muy soñador, y soñaba con un casino embellecido, rejuvenecido, actualizado a los tiempos modernos y con una masa social equilibrada. Pero se han hecho muchas más cosas gracias a los socios y a las asociaciones culturales que residen en el Casino, así como a la ayuda impagable de los miembros de la Junta, que ha ideado usos que yo no había pensado. Todo el conjunto supera con creces las previsiones que yo tenía: tener un club social útil a la ciudad de Murcia.

En la última Asamblea General del Real Casino, celebrada en diciembre de 2018, se ha destacado la salud económica de la entidad, la viveza de su actividad social y el compromiso con el apoyo a la cultura. Según usted, ¿cuál es el papel del Real Casino en la sociedad murciana actual? El Casino es una institución prestigiada y querida por los murcianos. Es un motor de la actividad social y cultural, y uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Cada día cientos de visitantes descubren el edificio y nos puntúan con la mejor nota en plataformas digitales como TripAdvisor. Asimismo, contamos con certificados de calidad turística por nuestra buena labor. En el plano cultural, aquí se desarrollan un sinfín actividades, en su mayoría gratuitas, que no cuestan nada a quien las disfruta. El Casino soporta los costes de seguridad, de limpieza, de equipamientos… Y todo ello discurre, además, de forma abierta a los ciudadanos. Hay 250 actos culturales al año, entre exposiciones, conferencias, proyecciones de películas, presentaciones de libros… Esto motoriza la dinámica cultural de la ciudad y de la Región. Y en tercer lugar, la vida social es libre y sin dirigismo. Aquí se hace lo que el socio quiere que se haga. Nos limitamos a regular el tráfico para que no haya choques: definimos horarios, espacios, etc. Esos son los tres pilares del Casino: la cultura, la vida social y la institución como gran aliciente turístico de la ciudad.

¿Qué proyectos tiene en mente para el futuro de la entidad? De momento que todo esto se consolide, que ya está muy bien. También me gustaría crear una red de Casinos de la Región; y hacer de antena para que la enorme actividad cultural que desarrollamos aquí pueda ser disfrutada en esos clubes. Por ejemplo, si contamos con un buen conferenciante, facilitar que pueda ofrecer su ponencia en otro Casino. O si hemos organizado una buena exposición artística, que pueda también admirarse en otro espacio como el nuestro.

También ha anunciado que el Real Casino abrirá gratis para los murcianos todos los domingos. ¿Ayudará esta medida a acercar aún más la entidad a la sociedad? El Casino es una institución abierta. Tan solo la planta de arriba, que no tiene un interés cultural especial, es de uso privado para los socios. Pero el resto del Casino es de uso público, empezando por el Patio Árabe, al que tanta gente se asoma sin abonar ninguna entrada; la Sala Alta también acoge cientos de exposiciones abiertas al público; y en el acceso libre a la zona de restauración puede admirarse el Patio Pompeyano y la Antesala. Quedan solamente un pequeño número de estancias que solo son visitables abonando la entrada.

La ley de Patrimonio obliga a los monumentos como el nuestro a abrir cuatro veces al mes, en el horario que más le convenga a sus usos habituales. Lo anunciamos ahora porque es cuando se ha modificado la ley regional, que es la que nos afecta, y ya estamos en disposición de ofrecer ese servicio. Así pues, todos los murcianos podrán visitar gratuitamente la planta baja monumental los domingos de 19 a 21 horas. Y nosotros estaremos encantados con ello, porque a los socios nos gusta que el Casino guste.

A finales de 2019 serán las elecciones a presidente del Real Casino de Murcia. ¿Tiene previsto volver a presentarse? Como no depende de mí, sino del que está ahí arriba, en sus manos lo dejo.

¿Cómo imagina el Real Casino dentro de otros 15 años? Tan bonito como está ahora. Hace ya diez años de la restauración, y el edifico exige una tarea de mantenimiento muy intensa, que nos cuesta muchísimo dinero al año. De seguir así, dentro de 15 años el Casino estará igual de cuidado y brillante que está hoy. Y aunque la vida habrá cambiado mucho -los coches serán eléctricos, estaremos inmersos en la realidad virtual y tendremos ofertas de ocio que ahora no imaginamos- estos viejos puntos de encuentro de la gente de carne y hueso, para hablar de tú a tú, seguirán siendo necesarios. La cercanía, el calor humano y los valores como el respeto y la tolerancia, seguirán vivos aquí. Probablemente, dentro de 15 años, el Real Casino será aún más necesario de lo que es hoy.


Elena García.

Ana Bernal.

2 comentarios en «“NUNCA TUVE DUDA DE MI ABSOLUCIÓN, PERO HE SUFRIDO MUCHO”»
  1. Es un orgullo tener un casino como el que tenemos en Murcia y un honor el que que lo rija un presidente y un consejo de dirección como el que tiene.
    Sin lugar a dudas, el Real Casino de Murcia seguirá creciendo, en nombre y prestigio, dando muchas satisfacciones a toda la sociedad murciana.
    Enhorabuena

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