Por José Antonio Martínez-Abarca.
Tras su aparición y establecimiento en otros lugares de España era, como todas las cosas necesarias, cuestión de tiempo que también se estableciese en Murcia. Ha llegado el momento. Hablamos de la asociación sin ánimo de lucro Women in a Legal World (Mujeres en el Mundo Legal). La asociación, que ahora está en Murcia, contó con su presidenta Marlen Estévez y su vicepresidenta Clara Cerdán en el acto de presentación, lleno de altas personalidades profesionales e institucionales, celebrado en el Real Casino de la capital de la Región hace unas fechas. Allí se pudo visibilizar un hecho incuestionable: la dedicación a las leyes es, mayoritariamente, cuestión de la brillantez femenina. Tradicionalmente se ha considerado una profesión masculina, pero eso ha cambiado sustancialmente desde hace decenios y con mayor velocidad en los últimos años.
Las aulas de Derecho están hoy llenas de mujeres. Las grandes oposiciones jurídicas las ganan, proporcionalmente, con mayor valoración y capacidad, las mujeres. Y en el desempeño profesional posterior, también destacan ellas. Sin embargo, la presencia femenina en los cargos directivos de despachos o instituciones jurídicas, organismos públicos y privados es aún, en España, sorprendentemente mucho menor a la de sus colegas masculinos. Según la organizadora de la presentación en Murcia de la asociación Women in a Legal World María Victoria Rivera, con veinte años en la profesión, directora del área legal de la firma Bakertilly y especializada en la asesoría a empresas, el porcentaje de mujeres en las altas representatividades ejecutivas de instancias legales podría estar sólo algo por encima del veinte por ciento. Con lo que el casi ochenta por ciento restante correspondería a hombres. Y no hay ninguna razón de distinta valía profesional para acometer esas responsabilidades.
«Es paradójico que en unas profesiones jurídicas donde buena parte de los mejores exponentes son mujeres haya tanta diferencia entre la capacidad real y el número de mujeres procuradoras, abogadas, juezas, notarias, registradoras, etcétera y, por el contrario, el número de mujeres en los altos puestos dirigentes o representativos del sector, que es todavía pequeño. Algo falla», argumenta María Victoria Rivera. Es una paradoja que salta más a la vista si se tiene en cuenta que la elección mayoritariamente femenina por la carrera y profesión jurídica no viene de hace poco tiempo y, por tanto, esta disfunción pudiera deberse a que el mundo profesional aún no ha podido adaptarse a la realidad mensurable. No. La razón más bien habría que buscarla en la inercia, en una costumbre repetida pero ya periclitada, anacrónica, que responde a una época muy distinta a la actual.
«Queremos poner en contacto a las diversas profesionales jurídicas para poder influir en quienes pueden cambiar esa anomalía»
De ahí que, como hemos dicho al principio, sea misión de una asociación como Women in a Legal World tratar de corregir el sinsentido. Empezar a hacerlo. «No buscamos paridades automáticas por cuota. Somos una asociación no ideológica donde buscamos que las mujeres tengan el sitio que les corresponde por meritoriaje y capacidad, por excelencia. Nada de cuotas». Es decir, no buscan un cincuenta por ciento de la representatividad de los órganos legales colegiados, empresas dedicadas al sector jurídico y otras instancias del ramo. Ese sería, en todo caso, un primer objetivo a conseguir, porque en realidad el porcentaje de mujeres en altos puestos jurídicos, si trasladamos a ellos la realidad (como es no sólo razón de justicia sino de eficiencia) debería ser mucho mayor. «Queremos poner en contacto a las diversas profesionales jurídicas para poder influir en quienes pueden cambiar esa anomalía», sigue diciendo María Victoria Rivera.
Aunque se ha hablado de crear un observatorio que trate de corregir esas desigualdades (desigualdades que ya hemos visto que no se corregirían con una mera traslación del consabido cincuenta/cincuenta, sino atendiendo a la situación real), Rivera no quiere calificar la asociación como un lobby –grupo de influencia o presión-, incluso en su sentido estadounidense, ya que en el mundo anglosajón los lobbies no tienen las connotaciones que le damos en España y son un instrumento muy válido y transparente para que se tome en cuenta la voz colectiva de sus integrantes. «No somos un lobby. Somos una asociación de mujeres profesionales que aspira a potenciar nuestra interacción, sea cual sea la especialidad jurídica a la que nos dediquemos, la visibilidad social e institucional del trabajo que aportamos y la concienciación para acceder donde corresponde». La unión hace la fuerza, especialmente cuando el objetivo es sensato. En un asunto muy delicado, además, tal vez el más delicado dentro de un Estado de Derecho, de los pocos que aún quedan en el mundo: la protección del marco legal. La seguridad jurídica. En todo eso las mujeres deben tener, por meritoriaje y jerarquía, papel protagonista, con su mayor capacidad para advertir el detalle, en un mundo cada vez más veloz y complicado.
Al acto de presentación de Women in a Legal World asistieron varias personalidades políticas. Entre ellas, el presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia Fernando López Miras, que trasladó a la asociación el «estar encantado» con su implantación y sus objetivos. También se acercaron al evento altos profesionales de diversos sectores, que no quisieron dejar pasar la oportunidad de trasladar su sintonía con el importante cometido de estas mujeres juristas.
Las cosas deben empezar a cambiar, pero no por injerencia o diseño exterior ajeno a la realidad de la profesión, sino por la realidad de la profesión misma. Por la razón y la fuerza de -sencillamente- los hechos.