SALUD EN EL ANTROPOCENO. Por María Trinidad Herrero.
El ser humano es un ser social que necesita comunicarse tanto como respirar. El desarrollo de la tecnología y sus aplicaciones está cambiando lenta, pero inexorablemente; sobre todo con la adaptación al confinamiento y a la pandemia COVID-19.
Los jóvenes están adoptando rápidamente nuevas formas de comunicación que parecen de ciencia ficción. Para las personas mayores la adaptación ha sido más lenta, pero más vale que nos adaptemos todos, porque quien no lo haga perderá el tren del desarrollo.
Mark Zuckerberg, el cofundador de Facebook que en 2002 revolucionó la comunicación creando redes sociales de forma gratuita, ahora quiere descubrir una nueva dimensión y ha invertido más de 25.000 millones de dólares en el desarrollo de META. Su objetivo es “ayudar a las personas a conectarse, encontrar comunidades y hacer crecer los negocios”. Y lo ha hecho a partir de sus aplicaciones de realidad virtual y aumentada desde Facebook Reality Labs. La nueva plataforma que está desarrollando es el metaverso.
Pasaremos de ser avatares a ser una caricatura sofisticada con implantes tecnológicos más parecida a las gárgolas
Está estableciendo las nuevas tecnologías por las que se podrá interactuar con otras plataformas e instaurar lo que se cree será una nueva dimensión de la comunicación humana. Meta significa ‘más allá’, indicando el compromiso con el desarrollo de tecnologías sociales que permitan ir más lejos de lo que posibilita la conexión digital.
En un futuro “muy” próximo el mundo estará interconectado y la máxima comunicación humana será la que simule y desarrolle tanto la comunicación verbal como la no verbal, pero, sobre todo, la que consiga que tengamos experiencias multisensoriales e inmersivas. No será necesario compartir el espacio físico en 3D, sino que se podrán realizar múltiples actividades inmersivas que no serían posibles en el mundo real. Se trata no solo de utilizar las herramientas digitales, sino de zambullirse en el mundo digital y virtual alternativo, vivir en un mundo paralelo.
Seremos el avatar que deseemos ser para hacer cosas que no podríamos en nuestra vida terrenal, aunque sí llevaremos gafas virtuales o antenas implantadas: pasaremos de ser avatares a ser una caricatura sofisticada con implantes tecnológicos más parecida a las gárgolas.
El soporte de realidad virtual en el ciberespacio nos permitirá vivir realidades fantásticas que persigan la satisfacción personal y que podrán utilizarse en aspectos comerciales y económicos, pero también educativos como prácticas y aprendizajes personalizados y experimentales o eventos inmersivos. Por ejemplo, las gafas virtuales detectarán las emociones de quien las lleve y las trasladará a su avatar, que estará en un espacio elegido y podrá interactuar con otros avatares.
Desde casa podremos “viajar y vivir” en un mundo virtual que podremos compartir con otras personas, desde reuniones de negocios a la educación, el ocio o el tiempo de asueto… Será la comunicación virtual y, como en la plataforma de entretenimiento social Fortnite, podremos “tunear” nuestro avatar.
Las tres principales características del metaverso serán la interactividad, la corporeidad y la persistencia. Será interactivo porque cada usuario se podrá comunicar con los demás, pudiendo ejercer influencia en ellos y en los objetos disponibles. Tendrá corporeidad porque el acceso es en primera persona y estará sometido a las leyes de la física con recursos ilimitados en el ciberespacio. El sistema no se parará jamás, aunque nadie lo esté utilizando; es decir, será persistente. Y cuando después de desconectar se quiera reconectar, se volverá al punto en el que se había dejado.
Es difícil imaginarlo, pero nos conviene ir adaptándonos e incorporándolo en nuestras vidas, porque irá haciéndose cada vez más sofisticado. Por ello, más vale incluirlo ya en nuestro día a día, desde lo más básico, con el fin de familiarizarse con el sistema y que los avances los podamos ir ajustando a nuestra existencia de forma connatural. Imaginación al poder con el metaverso, porque es seguro que nuestro cerebro cambiará de forma plástica con esas nuevas capacidades. No obstante, esperemos que no se aumente la brecha social y económica y que todos los ciudadanos puedan acceder al metaverso y a sus ventajas.