LA CARA B. Por Antonio Rentero.
Creo que los discos Rojo y Azul de los Beatles están en casi todas las casas del mundo. En la mía, los descubrí a los 10 años. De pequeño me colaba en el salón de casa, me ponía unos cascos inmensos y escuchaba música de los grupos favoritos de mis padres: ELO, Supertramp, Neil Diamond, Bee Gees, Elton John, Nino Bravo… la educación musical de media España.
Un día descubrí una cinta con el nombre BEATLES escrito a boli. Aún recuerdo el orden de las canciones que sonaban. Esa cinta constituye la prueba de que pueden reproducirse miles de veces sin romperse. Let it be, Something y Come together sonaron de primeras. Cerraba la cinta Hey Jude. Pensé: “qué innovador, terminar la canción así, con un corte tan brusco”. Se había acabado la cinta antes de que terminase de sonar la canción en el tocadiscos cuando la grabaron.
Más tarde descubrí canciones que empezaban antes o acababan después de lo que yo conocía. Tras ese shock llegaron las cintas de los discos Rojo y Azul, que mis padre habían etiquetado con los títulos cambiados. Fue un nuevo descubrimiento.
Empecé a conocer a los cuatro de Liverpool al revés: primero la parte final más oscura, luego la psicodelia y por último los inicios. Era tan aguda la voz de los primeros Beatles que llegué a pensar que esas canciones correspondían a un grupo femenino.
Un profesor de inglés se enteró de que yo tenía “un enganche bueno” con los Beatles y me trajo un montón de cintas con grabaciones tanto de sus discos como de conciertos en solitario de sus integrantes. Cintas en las que no constaban títulos ni nombres de las canciones ni nada, las clásicas grabaciones piratas. “Menuda putada”, me dijo este profesor cuando murió George Harrison. Ese día me di cuenta que había perdido a alguien de mi familia.
Hey Jude es la canción que ha marcado y sigue marcando mi vida. Es la que sonaba cuando mi esposa entró en la iglesia el día de nuestra boda… Cada vez que tengo una gran alegría o una profunda pena escucho. Quiero que suene en mi funeral
Hey Jude es la canción que ha marcado y sigue marcando mi vida. Es la que sonaba cuando mi esposa entró en la iglesia el día de nuestra boda, lo que provocó mis lágrimas. Cada 31 de diciembre, desde hace muchos años, tras las campanadas, lo primero que hago es escuchar Hey Jude. Después de aprobar la última asignatura que me quedaba de la carrera escuché Hey Jude. Cada vez que tengo una gran alegría o una profunda pena escucho Hey Jude. Quiero que suene Hey Jude en mi funeral.
Paperback writer me motivó a estudiar Periodismo. Visualizaba a un escritor y me parecía increíble que existiese una profesión a la que los Beatles hubieran dedicado una canción. Aún no sabía que Taxman significa recaudador de impuestos.
Algo de fetichismo con los Beatles sí que tengo. Más allá de una veintena de libros sobre ellos o una colección de tazas con las portadas de todos sus discos, el primer LEGO que he hecho en mi vida es el Submarino Amarillo del disco homónimo.
Para mi los Beatles son amigos que han estado siempre ahí y no me han fallado jamás. Son mi familia, no sabría vivir sin ellos. Como se decía en la película ‘Yesterday’ (Danny Boyle, 2019): A world without the Beatles is a world that’s infinitely worse. (Un mundo sin los Beatles es un mundo infinitamente peor)
Me llamo Alberto Frutos, y aunque muchos no lo sepan, los Beatles son mi familia.