ENTREVISTA A JOSÉ MIGUEL GARCÍA CANO
HUELLAS DE NUESTRO PASADO. Por Joaquín Pérez Egea.
La civilización ibérica es la primera que utiliza la escritura en este territorio y da lugar a una relevante “huella de nuestro pasado”. Contamos en esta ocasión con la colaboración de José Miguel García Cano, profundo conocedor de este periodo histórico, director del Museo de la Universidad de Murcia y profesor de Arqueología.
Te agradezco mucho esta colaboración. ¿De dónde proceden los pueblos ibéricos?
Los iberos son la población autóctona peninsular, que evoluciona del Bronce Tardío y Final, con influencias fenicias y griegas. En el siglo VI a.C. eclosiona esta cultura avanzada, del periodo conocido como Pleno Hierro II, que se extiende por la fachada mediterránea, desde el Languedoc, en el sur de Francia, hasta la Alta Andalucía.
Se conocen diversos pueblos iberos. ¿Tenían mucha afinidad entre ellos?
Sabemos que se trata de distintos pueblos por las fuentes clásicas y por el estudio arqueológico. Presentan una unidad cultural importante: la misma lengua y escritura, poblados en altura fortificados, cerámica a torno con decoraciones geométricas y dominio del hierro para armamento y utensilios. Los contestanos ocuparon las actuales provincias de Murcia y Alicante y parte de las de Valencia y Albacete.
“Era una sociedad muy fragmentada políticamente, con numerosos “reyezuelos” que ejercían el poder sobre un territorio reducido”
¿Coinciden también los ritos religiosos y funerarios?
Sí. Los santuarios eran siempre agrestes, en la naturaleza, sin monumentalización y ofrecían exvotos a sus dioses. Se generaliza la incineración, en necrópolis situadas en el exterior de los poblados, con ajuares en los enterramientos, en concordancia con otros pueblos europeos de la Edad del Hierro. Las tumbas principales se coronan con monumentos escultóricos de animales protectores (leones, toros, lobos, seres mitológicos), aunque a partir del siglo IV a.C. estos monumentos tienden a simplificarse. Las grandes damas iberas, como las de Elche, Baza o Mula, son urnas cinerarias y creemos que representan a la fallecida.
¿Se conoce su estructura social?
Era una sociedad muy fragmentada políticamente, suponemos que con numerosos “reyezuelos” que ejercían el poder sobre un territorio reducido, con legitimidad basada en el linaje. En las decoraciones cerámicas y en los exvotos aparecen tanto hombres como mujeres jóvenes, lo que parece indicar una presencia relevante de la mujer en la escala social.
¿Cuáles eran sus formas de vida?
La agricultura, la ganadería y un poco de comercio aportaban los medios de subsistencia. En los ajuares funerarios encontramos objetos que nos permiten conocer su vida diaria: vasos cerámicos, capazos de esparto, copas de madera. Los ajuares más ricos contienen cerámica importada de Grecia, joyas de bronce y de oro y adornos de vidrio.
Los iberos fueron reconocidos como buenos guerreros.
Desde el siglo VI a.C. se tiene constancia de la participación de huestes iberas como mercenarios en Sicilia y Grecia. Estos desplazamientos facilitaron el comercio y el conocimiento entre los iberos de las costumbres y modas del Mediterráneo central y oriental.
Este territorio fue también fronterizo en época ibera.
El sureste peninsular separaba zonas de influencia comercial: griega al norte y semita al sur (fenicios hasta final del siglo VI a.C y púnicos después). El tratado del 348 a.C. permitió a los cartagineses una mayor presencia en la zona. En ese momento, los ríos Segura y Vinalopó eran muy valiosos para introducir el comercio de larga distancia en el interior peninsular. Y este comercio era de doble sentido: se ha encontrado en una factoría griega en Siria, cinabrio extraído en este periodo en Almadén.
¿Cuándo se produce la primera ocupación territorial?
Después de la primera guerra púnica, a mitad del siglo III a.C., Cartago pierde Sicilia y Cerdeña frente a los romanos, y entra en un periodo de inestabilidad. Entonces, dirigidos por Amílcar Barca, ocupan el sur de la Península Ibérica, para explotar sus recursos.
Esto debió afectar profundamente al mundo ibero.
Los pueblos iberos pasan de relacionarse con un grupo de comerciantes, a encontrarse con una potencia colonial en su territorio. Se produjo una fuerte oposición, pero en diez años los cartagineses, con gran superioridad militar, llegaron desde Cádiz hasta el sureste. En torno al 228 ó 226 a.C. Asdrúbal funda Cartagena, con el nombre de Qart Hadasht o “ciudad nueva”, e instala aquí su capital.
¿Cambiaron mucho las formas de vida iberas?
Los iberos de esta zona estaban muy helenizados en ese momento, como lo demuestran su escritura y escultura, aunque mantenían gran parte de sus costumbres y sus ritos funerarios. El periodo de dominio púnico fue muy corto, de apenas 40 años, con una influencia poco relevante a nivel global.
“Los ríos Segura y Vinalopó eran muy valiosos para introducir el comercio de larga distancia en el interior peninsular”
Y a continuación, llegaron los romanos.
Al acabar la segunda guerra púnica, a finales del siglo III a.C., los romanos comienzan a colonizar el territorio. Hay poblados iberos que se destruyen en ese momento y otros, como los situados en la vega del Segura, que se romanizan y perduran. Finalmente, la cultura romana se impone y, aunque se mantienen algunas tradiciones hasta el siglo I d.C, los poblados, la lengua y la cultura ibéricos desaparecen.
Los lectores interesados por esta cultura, ¿qué enclaves pueden visitar?
Han sido restaurados y son visitables los yacimientos de Coimbra del Barranco Ancho, en Jumilla, Los Molinicos, en Moratalla, el Santuario de la Luz, en Murcia, y La Encarnación, en Caravaca. Lamentablemente, no están bien musealizados y no cuentan con la señalización, el mantenimiento ni la protección adecuados.
¿Y en cuanto a museos?
En la Región contamos con algunos de los más importantes museos de arte ibero de España: el Arqueológico de Murcia (materiales del Cabecico del Tesoro, el Santuario de la Luz, Monteagudo, Alcantarilla y el pilar estela de Coy), el del Cigarralejo, en Mula (con grandes colecciones de exvotos y de armamento), el Arqueológico de Jumilla (pilar estela de Coimbra), el Arqueológico Municipal de Cartagena y el Arqueológico de Lorca.
Dr. José Miguel García Cano (Murcia 1959). Arqueólogo. Director del Museo de Murcia (1986-1999) y del Museo de la Universidad de Murcia desde 2001. Especializado en Arqueología Ibérica y cerámicas áticas de los siglos V-IV a.C. Miembro del IPOA ha participado en las Misiones Arqueológicas de España y Europea en Tell Qara Qusaq, Tell Jamis y Tell Beydar en Siria (1993-2001).