ARS CASINO. Por Loreto López (Restauradora).
“Son las salas de armas escuelas de caballerosidad; se cultiva en ellas la fuerza en su doble aspecto físico y moral…”
José Mª Escuder
Prólogo del libro de Isidoro de la Cierva “El Torneo de Murcia” (1900)
A finales del siglo XIX el noble deporte de la esgrima estaba de moda entre las clases acomodadas del mundo civilizado y, como no podía ser menos, en nuestro Casino murciano se había creado una sección de Gimnasia y Esgrima, que realizaba pequeños torneos locales. Desde 1897 se venían celebrando campeonatos nacionales en Barcelona o Madrid, Murcia sería la tercera ciudad española en 1900, a propuesta del que más tarde sería presidente de nuestra institución D. Isidoro de la Cierva y con la total implicación de la misma.
Por desgracia el espacio de que disponía por entonces el Casino no reunía las condiciones para la celebración de tal evento, reducido a una pequeña sala que daba a la calle Lucas, por lo que el campeonato se celebró en el Teatro Circo Villar; pero este hecho fue el impulsor de la reforma, que se llevaría a cabo durante las obras dirigidas por Pedro Cerdán, que daría lugar a la antigua gran Sala de Armas, inaugurada el 30 de marzo de 1902, Domingo de Pascua.
Tal como es descrita en la prensa del momento, debió ser una de las principales dependencias del inmueble, en la que no se escatimó a la hora de equiparla de las instalaciones, duchas y vestuarios, y elementos gimnásticos más modernos, escalas, cuerdas, anillas, paralelas, potro, banco torácico, pesas… dotándola de una moderna iluminación con arco voltaico. Ocupaba, además de lo que hoy queda de ella, lo que es el actual Tocador de Señoras, lo que permitiría, sin problema de dimensiones, la celebración de nuevos campeonatos de esgrima, aunque ya nunca se volverían a ver en nuestra ciudad competiciones nacionales.
También a nivel decorativo se tuvo muy en cuenta la magnificencia de este espacio. El techo es decorado por el artífice alemán D. Otton Abermant, del que por desgracia no tenemos más referencias y cuyas pinturas murales han desaparecido, si se conservan algunos de los cuadros que colgaban de sus paredes, las obras de Obdulio Miralles y Germán Hernández Amores, de los que ya se ha hablado en números anteriores, y un tercero de José Miguel Pastor, que tampoco conocemos. Se encargaron carpinterías funcionales, pero de calidad, a los ebanistas Mariano Ruiz-Funes y Francisco Rosas; los cristales de los grandes ventanales, que daban a ambos pasajes y aún hoy podemos contemplar, fueron traídas de la fábrica zaragozana de Basilio Paraíso, decorados con grabados al ácido, representan panoplias con armas y cascos. Los elementos de hierro procedían de la fundición Peña y la cerrajería era obra de Rafael Megías.
Inaugurada en 1902, debió ser una de las principales dependencias del inmueble. Ocupaba, además de lo que hoy queda de ella, lo que es el actual Tocador de Señoras, lo que permitía la celebración de campeonatos
Todo de la mejor calidad y gusto, para una sala que en pocos años va perdiendo su función. La proliferación de duelos va paralela al florecimiento de la esgrima, una corriente en contra del mal uso que se hace de este deporte recorre Europa, y en 1906 se forma en Murcia la Liga Antiduelista, incluyendo en ella los nombres de aquellos que destacan en la práctica del mismo, como el presidente de esta sección en el Casino, Dionisio Alcazar, o el director técnico de esta, Alfredo Sánchez.
Quizás fuera este el principio del fin de una moda que se mantiene en una élite cada vez más reducida. En apenas veinte años, la sala se vio mermada en dimensiones, restándole lo que hoy es el coqueto Tocador, y desprovista de aquellos elementos que en su día fueron la gloria de los gimnasios murcianos. Ya en 1925 se añora en la prensa el esplendor que adquirió la esgrima en el Casino de Murcia, animando a la organización de nuevos campeonatos.
De todo aquello solo nos queda el recuerdo escrito y una leve imagen de su antiguo esplendor en la actual Sala de Armas.