“Canasto de flores” de Pedro Sánchez Picazo

LA PINACOTECA DEL CASINO (VII)

ARS CASINO. Por Loreto López.

Hablar en Murcia de “el pintor de las flores” es  hablar de Pedro Sánchez Picazo (Balsapintada, 1863 – Murcia, 1952), temática que identifica a este artista, por ser su especialidad, aunque no fue la única, pues sus magníficas dotes se hicieron patentes desde su temprana juventud. De este modo encontramos en su producción, además de pintura religiosa, paisaje y otras, desde bocetos para carrozas, hasta diseño de cartelería o ilustración en prensa.resized_cesto-de-flores-pedro-sanchez-picazo-1909

            Formado, como tantos otros de su generación, en la Sociedad Económica de Amigos del País, también sigue los habituales pasos de los pintores murcianos de finales del siglo XIX y principios del XX. La beca de la Diputación le lleva a Madrid, donde termina sus estudios de Bellas Artes en San Fernando. Tras estos y otras becas y premios en exposiciones nacionales, Picazo se instala en Murcia, ciudad con una gran cantera de buenos profesionales de la pintura, donde alterna su trabajo pictórico con el de un laboratorio fotográfico, junto al fotógrafo Francisco Miralles.

            Impulsor de la fundación del Círculo de Bellas Artes de la ciudad, en 1902, es nombrado vicepresidente del mismo, más tarde también ocuparía el cargo de director del Museo Provincial de Bellas Artes, tras la muerte de Alejandro Seiquer, académico de Alfonso X e incluso, al final de su vida, fue el primer director del Museo de Salzillo en 1941. La docencia y un trabajo temporal como funcionario de la Diputación completan la amplia actividad de la dilatada vida de nuestro personaje.

“un trozo de vega murciana idealizado y eternizado”

            A finales de mayo de 1912, el Casino de Murcia expone la obra adquirida a Pedro Sánchez Picazo, “Canasto de flores”, del que la prensa se hace eco con palabras más que elogiosas. Como “un trozo de vega murciana idealizado y eternizado” es descrito en El Liberal, mientras que nuestro artista es denominado como el pintor-poeta por el periodista del mismo periódico José Tolosa.

            Fecundo ha sido el legado pictórico floral de Picazo, pero sin duda este cuadro destaca por su enorme belleza y la riqueza de matices, tanto en las delicadas y variadas flores, como en el delicioso contraste entre estas, la vaporosa tela de seda, cuya presencia etérea parece acariciarlas, y las texturas rústicas del mimbre, el jarrón de barro y las frondosas hojas de anea. Una precisa composición, que se armoniza y enaltece con el uso de una luz templada y unos tonos cálidos, donde nada desentona. El espectador relaja su vista y su espíritu ante la contemplación de tan melodiosa obra, una terapéutica visión para nuestros días de estrés.


LORETO

Loreto López

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