LA MUJER QUE VESTÍA CON SUS RECUERDOS

LA CARA B. Por Antonio Rentero.

Mi madrina, la hermana de mi madre, murió cuando yo tenía 3 años pero aún tengo ropa que cosía ella, lo que incluye muchos vestidos de verano que me pongo, especialmente uno, mi favorito.

Mi casa tiene apenas 40 metros cuadrados pero en ella atesoro diversos objetos de gente que quiero y ya no está conmigo. Muebles que uso, ropa que me pongo… de alguna forma aún siguen conmigo, como si su esencia y el cariño que compartimos siguiesen vivos a través del contacto con los objetos que les pertenecieron.

Mi abuela me dejó todos sus relojes y aún los uso, de hecho llevo a diario un reloj suyo que le regaló un novio que tuvo y que, por cierto, no fue mi abuelo. Es como llevarla siempre a mi lado, cada vez que miro la hora ella sigue conmigo, mi tiempo en esta vida sigue contando sus horas en el reloj de mi abuela.

De pequeña siempre nos dan ropa de nuestras primas mayores, te vas poniendo ropa de otras personas de la familia pero yo soy muy curiosa y me encantaba sopear por los cajones en casa, mirar cajas con fotos antiguas y preguntar por todos esos recuerdos. La vida de esas personas continúa a través de la memoria que se ha fijado en esos objetos que han pasado a formar parte de la mía. Mis tías y mi madre guardan las cosas antiguas que encuentran para dármelas, saben que valoro el legado que transmite ese pasado atrapado en libros, muebles, ropa…

De pequeña me llamaban la atención los libros ajados que guardan aún una historia que me apasionaba conocer, no solo la historia que contaban sus páginas sino la historia de a quién pertenecían, dónde viajaron con ellos, quién se lo regaló… eran ventanas al pasado. Me gusta preguntar el origen de los vestidos antiguos que tengo, que me cuente mi madre qué paso cuando mi tía lo estrenó, cómo lo confeccionaba ella misma. Cuando mis abuelas fallecían yo acogía cosas que muchos no apreciarían pero que para mi constituían un tesoro por toda la vida que los impregna.


A veces se nos olvida de dónde venimos y tener con nosotros objetos de nuestro pasado nos ayuda a tener presente dónde estamos y hacia dónde vamos»


Son cosas que forman parte de mi desde siempre, mantenerlas conmigo supone seguir teniendo conmigo mi pasado y a los seres queridos que han formado parte de mi vida. En casa no tengo fotos, mis fotos son los objetos que guardo. Te amplía más la visión de un instante pasado o una época rememorarlo con un objeto, más que con una foto.

Guardo con mucho cariño la agenda de teléfonos de mi abuela, las mesillas de mi abuela, que se quedó viuda muy joven y no tenía muchos recursos económicos y las compró ya de segunda mano con mucho esfuerzo. A veces se nos olvida de dónde venimos y tener con nosotros objetos de nuestro pasado nos ayuda a tener presente dónde estamos y hacia donde vamos.

Mi vestido favorito, que era de mi tía, es uno de verano, muy fresco, en tonos azul y verde, hecho en los años 60, sin mangas… sienta muy bien y tiene algo especial. Cuando me lo pongo todo el mundo me pregunta por él. No deja de ser un trozo de tela pero guarda la esencia de mi tía. Será porque es del mismo color que sus ojos.

Me llamo Mireia Ruiz y aunque muchos no lo saben, puedo vestirme con los recuerdos de mis seres queridos.


@antoniorentero

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